Tienes que verlo una vez en la vida: el Cañón del Colorado a una hora de Madrid
Esta ruta, de apenas 30 minutos, entre Madrid y Guadalajara, conduce a un espectáculo natural donde las llamadas "chimeneas de hadas" se alzan desafiando el tiempo
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Las tierras áridas y rojizas moldeadas por la erosión crean un paisaje tan peculiar que cuesta creer que se encuentre a menos de una hora de Madrid. En plena Sierra de Ayllón, un sendero conduce a un capricho natural que bien podría pertenecer al suroeste de Estados Unidos, con formaciones que evocan el Gran Cañón del Colorado, ubicado en Arizona, o el Valle de la Muerte, el peculiar paisaje lunar de California. Al caminar por este terreno, uno no puede evitar sentirse pequeño ante la majestuosidad de la naturaleza.
Las Cárcavas del Pontón de la Oliva, situadas en la frontera entre Madrid y Guadalajara, son un espectáculo geológico esculpido durante siglos por la lluvia y el viento. Su singularidad radica en las profundas hendiduras que la erosión ha tallado en el terreno arcilloso, formando crestas afiladas que parecen llamas petrificadas. El resultado es un entorno fascinante, ideal para los amantes del senderismo y la fotografía.
El punto de partida de la ruta se encuentra en la presa del Pontón de la Oliva, la más antigua de la Comunidad de Madrid, situada en el curso bajo del río Lozoya. Desde allí, un sendero de dificultad moderada asciende hasta la zona más alta, donde las cárcavas se despliegan en todo su esplendor. Aunque el recorrido es accesible para la mayoría de excursionistas, conviene llevar calzado adecuado, ya que el terreno arcilloso puede volverse resbaladizo tras la lluvia.
Un paraje extraterrestre que merece una visita
La construcción de esta monumental presa, llevada a cabo por 1.500 presos de las guerras carlistas, y hoy en desuso, es un testimonio del esfuerzo humano, aunque nunca llegó a cumplir su propósito. Es uno de los fracasos más sonados de abastecimiento de agua en la capital. Levantada sobre un terreno kárstico, sus cimientos no lograron sostenerse ante las constantes fugas de agua que surgían de cuevas y conductos ocultos. Sin embargo, su legado perdura como un punto de interés en la ruta por las cárcavas.
La presa, con sus grandes dimensiones y estructuras impactantes, invita a detenerse y contemplar su historia. La pasarela colgada en la pared del cañón ofrece vistas asombrosas, mientras que los acantilados circundantes son un imán para escaladores en busca de desafíos.
Para proseguir la ruta, los senderistas deben seguir el curso del arroyo de La Lastra a través de la GR10, donde el camino acompaña al río en un entorno natural espectacular. Finalmente, al entrar en las cárcavas, es esencial elegir el canal central, ya que las bifurcaciones a menudo conducen a callejones sin salida. De este modo, los caminantes pueden explorar la majestuosidad de estas formaciones geológicas, rodeados por un paisaje que parece sacado de Marte.
Entre sus formaciones más llamativas destacan las llamadas "chimeneas de hadas", estructuras verticales que parecen desafiar la gravedad y que han convertido este lugar en un paraíso para senderistas y fotógrafos. La ruta para llegar hasta ellas es de dificultad moderada y tiene una duración aproximada de 30 minutos. Para completar la jornada, una visita a Patones de Arriba es el complemento perfecto. Este pintoresco pueblo negro, con sus casas de pizarra y calles empedradas, ofrece un ambiente acogedor y una variada oferta gastronómica en sus restaurantes. Sin duda, una escapada ideal para descubrir los contrastes paisajísticos que esconde.
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