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El pueblo asturiano escondido entre montañas que desprende un aire medieval y merece una visita en invierno: con tan solo 43 habitantes
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EN PLENO VALLE DEL OSO

El pueblo asturiano escondido entre montañas que desprende un aire medieval y merece una visita en invierno: con tan solo 43 habitantes

En invierno, la nieve cubre sus tejados, acentuando el encanto de este rincón declarado Bien de Interés Cultural. Llegar hasta aquí no es fácil, pero quienes se aventuran a descubrirlo encuentran un destino único

Foto: Imagen del pueblo de Bandujo, en Asturias, declarado por el Principado de Asturias como Bien de Interés Cultural. (EFE)
Imagen del pueblo de Bandujo, en Asturias, declarado por el Principado de Asturias como Bien de Interés Cultural. (EFE)

Adentrarse en los paisajes montañosos de Asturias es descubrir lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Entre los rincones más sorprendentes de la región, existe un pueblo que cautiva por su atmósfera medieval intacta y su aislamiento natural. Sus casas de piedra, hórreos tradicionales y callejuelas empedradas conforman un escenario que evoca siglos de historia. Durante el invierno, la nieve cubre sus tejados y caminos, aportando un encanto aún más especial a este enclave que pocos conocen.

Bandujo, situado en el concejo de Proaza, es una de las aldeas mejor conservadas del Principado. Su historia se remonta al siglo VIII, cuando se le conocía como Vandugio. A pesar del paso de los siglos, ha mantenido su estructura original, con un conjunto de barrios conectados que aún conservan vestigios de su pasado medieval.

Su torre defensiva, construida entre los siglos XI y XIII, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de Asturias. Este edificio, junto con la iglesia de Santa María y otras construcciones de piedra, conforman un conjunto declarado Bien de Interés Cultural en 2009.

¿Cómo llegar a Bandujo?

El acceso a este enclave no es sencillo, lo que ha contribuido a preservar su esencia. Hasta mediados del siglo XX, la única forma de llegar era a través de un antiguo camino medieval, y no fue hasta décadas recientes cuando se construyó una carretera que facilita la llegada de visitantes. La travesía hasta Bandujo es una experiencia en sí misma: una ruta serpenteante entre montañas que ofrece vistas espectaculares antes de alcanzar la pequeña aldea de apenas 43 habitantes.

La aventura comienza en la Senda del Oso, un encantador sendero que serpentea paralelamente a la carretera AS-228. Para llegar a este hermoso paraje, tomamos la desviación hacia Teverga tras pasar por Caranga de Abajo. Después de unos 2 km, encontramos la parada de autobús de Bandujo, un punto de referencia que marca el inicio de nuestro recorrido.

Puedes hacer una parada en el pueblo de Proacina y observar la berrea de los venados

Es importante tener en cuenta que la carretera hacia Bandujo se asemeja a un puerto de montaña: estrecha, llena de curvas y un tanto desafiante. Los conductores deben estar preparados para maniobrar con cuidado, ya que el espacio para aparcar es muy limitado, con capacidad para un máximo de seis coches.

Foto: Una instántanea de Bulnes, en Asturias. (istock)

A lo largo del trayecto, hay dos paradas que no te querrás perder. Primero, el mirador de La Cruz de Linares, donde podrás disfrutar de vistas panorámicas que te dejarán sin aliento. Luego, puedes hacer una parada en Proacina, un encantador pueblo que invita a un paseo tranquilo por sus calles, permitiéndote descubrir su esencia y disfrutar de la belleza del entorno. Este es un lugar privilegiado para la observación de aves y fauna salvaje como el oso pardo. Además, en otoño se pueden escuchar los peculiares cánticos de los venados durante la berrea (período de celo).

El invierno es una de las mejores épocas para visitarlo. Las bajas temperaturas y la nieve aportan un halo místico a su arquitectura medieval, realzando su atractivo para quienes buscan una escapada diferente en Asturias. Caminar por sus barrios, descubrir su iglesia románica del siglo X o contemplar la torre con los blasones de las familias Tuñón, Miranda y Bandujo permite viajar en el tiempo sin salir de la comunidad. Además, la cercanía del Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa y Somiedo lo convierte en un destino ideal para quienes deseen combinar turismo rural con rutas de montaña.

A pesar de su reducido tamaño, Bandujo ha logrado destacar a nivel nacional. Recientemente, la prestigiosa revista National Geographic lo incluyó en su lista de los 100 pueblos más bonitos de España, situándolo en el puesto número 12. Su riqueza patrimonial y su impresionante ubicación lo convierten en una joya oculta de Asturias, perfecta para quienes buscan desconectar del bullicio y adentrarse en un lugar donde el pasado sigue vivo.

Adentrarse en los paisajes montañosos de Asturias es descubrir lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Entre los rincones más sorprendentes de la región, existe un pueblo que cautiva por su atmósfera medieval intacta y su aislamiento natural. Sus casas de piedra, hórreos tradicionales y callejuelas empedradas conforman un escenario que evoca siglos de historia. Durante el invierno, la nieve cubre sus tejados y caminos, aportando un encanto aún más especial a este enclave que pocos conocen.

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