El tesoro arquitectónico que se encuentra en esta ciudad de Extremadura y que muchos turistas desconocen

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A orillas del río Guadiana, en una de las ciudades con más legado histórico de Extremadura, se erige un imponente conjunto arquitectónico que ha resistido el paso del tiempo. Esta fortaleza, considerada la más grande de su tipo en Europa, se cree que fue originalmente levantada en el siglo IX y desde entonces ha sido testigo de innumerables acontecimientos que han moldeado la historia de la región. La construcción que ha perdurado tal como la conocemos hoy en día fue obra de los Omeyas durante el siglo XII.

Se trata de la Alcazaba de Badajoz, una impresionante ciudadela amurallada que ha sido clave en la defensa del territorio desde tiempos remotos. Sus muros, de más de 6.500 metros de longitud, la convierten en una de las estructuras defensivas más extensas de la península ibérica, destacando por su singularidad y estado de conservación.

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Este conjunto defensivo no solo es notable por su tamaño, sino también por su riqueza arquitectónica. Entre sus elementos más representativos destaca la Torre de Espantaperros, una estructura octogonal del siglo XII que sirvió de inspiración para la Torre del Oro de Sevilla. También son imprescindibles la Puerta del Capitel, de origen almohade, y el Palacio de los Duques de Feria, que actualmente alberga el Museo Arqueológico Provincial.

A pesar de su relevancia, a veces la Alcazaba de Badajoz no recibe el mismo reconocimiento turístico que otras construcciones similares en España. Su ubicación, lejos de los circuitos turísticos más habituales, ha contribuido a que no sea tan conocida por todo el mundo, aunque su valor histórico y su estado de conservación la convierten en un destino imprescindible para los amantes del patrimonio.

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El acceso a la fortaleza permite recorrer sus murallas y disfrutar de unas vistas privilegiadas del río Guadiana y la ciudad de Badajoz. Además, su interior alberga vestigios de distintas épocas, desde la presencia islámica hasta la reconquista cristiana, evidenciando su papel clave en la historia del suroeste peninsular.

La Alcazaba de Badajoz es un testimonio excepcional del pasado medieval de Extremadura y un destino que, aunque menos conocido que otros enclaves históricos, sigue asombrando a quienes se aventuran a descubrirlo. Con una combinación única de historia, arquitectura y paisaje, esta fortaleza sigue esperando a aquellos viajeros dispuestos a explorar su legado.