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El desconocido monasterio que dio origen a uno de los mejores panes de Galicia: 'El Escorial gallego' en la 'villa del buen pan'
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Un precioso lugar con verdaderas joyas

El desconocido monasterio que dio origen a uno de los mejores panes de Galicia: 'El Escorial gallego' en la 'villa del buen pan'

Un enclave monumental, envuelto en historia y misticismo, guarda un legado que ha perdurado durante siglos. Su influencia trasciende el ámbito religioso y es una parada obligatoria

Foto: El desconocido monasterio que dio origen a uno de los mejores panes de Galicia. (Mosteiro de Oseira)
El desconocido monasterio que dio origen a uno de los mejores panes de Galicia. (Mosteiro de Oseira)

Algunas de las joyas arquitectónicas más impresionantes de Galicia han perdurado a lo largo de los siglos, resguardando historias que conectan el pasado con el presente. Enclavado en un valle rodeado de montañas, se erige un monasterio que, además de ser un símbolo del arte cisterciense, guarda un legado que ha influido en la gastronomía de la región.

El Monasterio de Santa María de Oseira, ubicado en San Cristovo de Cea, en la provincia de Ourense, es un majestuoso enclave monástico que data del siglo XII. Fundado en 1137, fue ocupado por monjes cistercienses enviados por San Bernardo de Claraval, lo que marcó el inicio de su historia. A lo largo de los siglos, este imponente monasterio ha sido testigo de incendios, abandonos y reconstrucciones, pero su esplendor ha permanecido intacto, convirtiéndolo en un referente patrimonial en Galicia.

Conocido como el 'Escorial gallego', el monasterio sorprende con su doble fachada monumental, donde destaca la imponente iglesia flanqueada por torres que recuerdan a la catedral de Santiago de Compostela. Su construcción, iniciada en el siglo XII y finalizada en el XIII, refleja una fusión entre el románico y el gótico, conservando una estructura de cruz latina con una nave central imponente y una cúpula decorada con pinturas cistercienses.

Uno de los espacios más fascinantes del monasterio es la Sala Capitular, también conocida como la Sala de las Palmeras, debido a sus columnas torsionadas que semejan palmeras de piedra. Además, el complejo cuenta con tres claustros de gran belleza: el Claustro de los Medallones, adornado con esculturas de figuras históricas; el Claustro de los Pináculos, caracterizado por su arquitectura gótica; y el Claustro de los Caballeros, vinculado a los peregrinos del Camino de Santiago.

La conexión con el Pan de Cea

Más allá de su importancia espiritual y arquitectónica, el Monasterio de Oseira desempeñó un papel clave en la producción del Pan de Cea, uno de los productos más emblemáticos de Galicia. Desde el siglo XIII, los monjes se encargaban de la molienda del grano, suministrando harina a los panaderos de la villa, lo que consolidó la tradición panadera de la zona.

La localidad de San Cristovo de Cea, conocida como la 'villa del buen pan', ha mantenido esta herencia a lo largo de los siglos. En el siglo XVIII, el Marqués de la Ensenada registró la existencia de doce hornos en la villa, y en el siglo XIX, la Guía de Galicia ya destacaba la excelencia de su pan. En la actualidad, el Pan de Cea cuenta con la Indicación Geográfica Protegida (IGP), lo que certifica su calidad y método de elaboración tradicional.

El Monasterio de Oseira sigue atrayendo a visitantes que quedan impresionados por su historia, su arquitectura y su vinculación con la tradición panadera. Las visitas guiadas permiten recorrer sus claustros, la iglesia y sus estancias más emblemáticas, ofreciendo un viaje en el tiempo a través de su imponente patrimonio.

Para quienes deseen conocer más sobre el Pan de Cea, es posible visitar panaderías tradicionales como A Boa Migalla, donde se mantiene vivo el legado artesanal. Además, cada mes de julio se celebra una fiesta de exaltación dedicada a este pan, destacando su importancia en la cultura gallega.

Algunas de las joyas arquitectónicas más impresionantes de Galicia han perdurado a lo largo de los siglos, resguardando historias que conectan el pasado con el presente. Enclavado en un valle rodeado de montañas, se erige un monasterio que, además de ser un símbolo del arte cisterciense, guarda un legado que ha influido en la gastronomía de la región.

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