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La pequeña Capadocia riojana que te lleva por un laberinto subterráneo de casi un kilómetro y es un viaje a la Edad Media
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BAÑADA POR EL RÍO CIDACOS

La pequeña Capadocia riojana que te lleva por un laberinto subterráneo de casi un kilómetro y es un viaje a la Edad Media

Pasear por sus calles es descubrir joyas arquitectónicas como la iglesia de Santo Tomás y el Palacio del Arzobispo Argaiz, así como un recorrido por la Ruta de las Esculturas que da vida al paisaje urbano

Foto: Vista del complejo rupestre de la Cueva de los Cien Pilares, en Arnedo, La Rioja. (La Rioja Turismo)
Vista del complejo rupestre de la Cueva de los Cien Pilares, en Arnedo, La Rioja. (La Rioja Turismo)

Los bares de La Rioja guardan las mejores tapas en su emblemática calle Laurel, pero también atesoran importantes tesoros geológicos que evocan la magia de la Capadocia, la región turca donde cada año sobrevuelan decenas de globos bajo sus chimeneas de hadas. Los turistas podrán disfrutar del color cobre de los viñedos, y también de una de sus grandes sorpresas: la Cueva de los Cien Pilares, el complejo más sorprendente de la región que albergó en su interior el Monasterio de San Miguel.

La magia se abre paso en Arnedo, la localidad riojana situado en el valle medio del Cidacos, en la comarca de La Rioja Baja, especialmente al atardecer, cuando sus cuevas y galerías subterráneas se tiñen de un intenso naranja y funcionan como un balcón con vistas al cerro de San Miguel. En estas montañas de perfil escarpado se asentó el poblado celtíbero que rodea el casco urbano y donde todavía se aprecian las viviendas semi rupestres de la primera excavación.

Durante los años 40, sus vecinos construyeron sus hogares en las cavidades rocosas formadas por la erosión que fueron encaladas para llenar de luz cada uno de sus rincones, desde el pasadizo que llevaba de la alcoba a la cuadra hasta el laboratorio en el que las mujeres empezaron a fabricar utensilios de esparto. Las Cuevas de los Cien Pilares recuerdan a las caprichosas formas rocosas de la Capadocia turca, un lugar en el que el hombre esculpió con sus propias manos monasterios dentro de la mismísima Tierra.

Una máquina del tiempo hecha de arenisca

Dicen que estas galerías subterráneas de Arnedo fueron un refugio para la oración, palomares y también sirvieron como herbolario durante la invasión árabe. Ahora se ha convertido en uno de los más importantes reclamos turísticos de la región, con sus característicos "ventanucos" que son parte del legado rupestre de La Rioja, donde un día pasearon ilustres figuras como Enrique de Trastámara o el mercenario francés Bertrand du Guesclin.

Otro de los puntos de interés de Arnedo es la Iglesia de Santo Tomás, una joya del gótico tardío donde asoman los nervios y arbotantes que se elevan hacia el cielo. Junto a la cueva, se encuentra el Museo del Calzado, que rinde homenaje a la principal industria de la localidad, mostrando su evolución desde el siglo XVI hasta la actualidad. Este museo es un punto de partida ideal para entender la historia económica y social de Arnedo.

Además, los visitantes pueden disfrutar de la Ruta de las Esculturas, un itinerario que lleva a descubrir diversas obras de arte al aire libre, embelleciendo las calles con su presencia. En la plaza de Nuestra Señora de Vico, se encuentra el Ayuntamiento, un edificio emblemático que también merece una visita.

No se puede pasar por alto el Palacio del Arzobispo Argaiz, que alberga el Museo de Ciencias Naturales, donde se pueden admirar colecciones que van desde la geología hasta la biología, ofreciendo una perspectiva única sobre el entorno natural de la región. Asimismo, la iglesia de San Cosme y San Damián, famosa por su magnífica talla de la Virgen de Vico, añade un toque religioso al recorrido.

A las afueras de la ciudad, el Monasterio de Nuestra Señora de Vico, habitado por monjas cistercienses, es un lugar de paz donde se puede adquirir porcelana y repostería artesanal, perfectos souvenirs que reflejan la tradición y el esmero de la zona. Mientras los ecos de la historia resuenan en la iglesia de Santo Tomás y el palacio del arzobispo Argaiz, la serenidad del monasterio de Nuestra Señora de Vico ofrece un respiro que invita a la reflexión.

Foto: un-refugio-deconstruido-en-el-corazon-vinicola-de-la-rioja-alavesa

Cada experiencia, desde la exploración de la Cueva de los Cien Pilares hasta el deleite de los sabores artesanales, se entrelaza para formar un relato vibrante que habla del espíritu de la comunidad arnedana. En Arnedo, el pasado y el presente se dan la mano, y cada visitante queda atrapado en su encanto, llevando consigo no solo recuerdos, sino también el deseo de regresar a este lugar donde la historia y la vida cotidiana coexisten en perfecta armonía.

Los bares de La Rioja guardan las mejores tapas en su emblemática calle Laurel, pero también atesoran importantes tesoros geológicos que evocan la magia de la Capadocia, la región turca donde cada año sobrevuelan decenas de globos bajo sus chimeneas de hadas. Los turistas podrán disfrutar del color cobre de los viñedos, y también de una de sus grandes sorpresas: la Cueva de los Cien Pilares, el complejo más sorprendente de la región que albergó en su interior el Monasterio de San Miguel.

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