Ni Bercial ni Cantimpalos: el pueblo segoviano ideal para conocer este otoño
Un municipio que representa la entrada de los famosos pueblos de colores segovianos
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Con la llegada del otoño, la naturaleza ofrece su mejor espectáculo de colores, y en la sierra segoviana hay un rincón que encarna a la perfección este ambiente. A poco más de una hora de Madrid, este enclave invita a perderse por sus paisajes y su arquitectura tradicional. Con un carácter que combina historia y naturaleza, es un destino perfecto para quienes buscan tranquilidad y buena gastronomía.
Sus callejuelas empedradas, flanqueadas por casas de piedra y adobe, nos trasladan a otra época. Aquí, la esencia de un pasado ganadero permanece viva, recordando los días en que la Cañada Real Soriana Occidental marcaba el ritmo de la vida. No obstante, este pueblo no solo respira historia; también es un refugio para los amantes de la gastronomía y las tradiciones, donde cada rincón parece contar una historia.
Hablamos de Riaza, un pueblo que se alza como la joya de la sierra de Ayllón. Considerada la capital oficiosa de esta región, su ubicación estratégica, en la frontera entre Guadalajara, Madrid y Segovia, la convierte en un punto de encuentro único. Su plaza ovalada, rodeada de soportales y restaurantes, se viste cada año como coso taurino, recordando una tradición que aún se mantiene viva.
Riaza también es naturaleza en estado puro. Desde sus calles, se puede emprender camino hacia el hayedo de La Pedrosa, uno de los más septentrionales de Europa. Este bosque, con sus hayas deformadas por siglos de explotación forestal, parece sacado de un cuento de hadas. Además, los robledales que rodean la zona son fácilmente accesibles gracias a una red de senderos que parten del mismo pueblo.
Para quienes buscan aventura, la estación de La Pinilla es un atractivo imperdible. Aunque nació como destino de esquí, en los últimos años ha ganado fama como enclave para ciclistas y senderistas. Este cambio refleja la versatilidad de la región, donde cada estación ofrece nuevas formas de disfrutar del paisaje. Los modernos alojamientos respetan el estilo rústico.
Además de los bosques, Riaza es la puerta de entrada a los pueblos de colores de la sierra de Ayllón. Los pueblos rojos, negros y amarillos, con sus construcciones de piedra que reflejan la geología local, son una excursión ideal desde aquí. Madriguera, Muyo y Alquité son solo algunos ejemplos de la riqueza cultural y paisajística que ofrece esta región.
En definitiva, Riaza es mucho más que un destino de otoño: es un viaje al corazón de la tradición segoviana. Ya sea paseando por sus senderos, admirando su arquitectura o degustando su gastronomía, este pueblo encarna el equilibrio perfecto entre pasado y presente, naturaleza y cultura. Un rincón que invita a regresar una y otra vez.
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