El impresionante castillo europeo del siglo XII, patrimonio de la Unesco y que apenas es conocido

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La magia de Eslovaquia esconde un lugar especial en las colinas de la región de Spiš, donde una fortaleza del siglo XII se alza como un testimonio de la rica historia de esta nación europea. Este castillo, que ha sido testigo de asedios, alianzas y disputas, permanece en pie sobre un terreno accidentado, destacándose como uno de los castillos más grandes y menos conocidos del Viejo Continente. Muchos viajeros lo pasan por alto, desconocedores de esta joya histórica.

A lo largo de casi mil años, esta impresionante estructura ha visto pasar a reyes, nobles y ejércitos. Sus murallas protegían la frontera y servían como un baluarte en defensa de la región, asegurando el control de las rutas comerciales que cruzaban las tierras eslovacas. Con el tiempo, los muros y torres se ampliaron, y la arquitectura evolucionó en respuesta a los desafíos que imponía cada nueva época, desde el estilo románico, pasando por el gótico, y hasta el renacentista.

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C. Macías

Finalmente, llegamos al corazón de la fortaleza: el Castillo de Spiš, un sitio que en 1993 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta joya arquitectónica, cuya primera mención escrita se remonta a 1120, sigue despertando el interés de visitantes y estudiosos de todo el mundo. Aunque sufrió un devastador incendio en el siglo XVIII que lo dejó en ruinas, los trabajos de restauración permitieron recuperar parte de su grandeza, convirtiéndolo en un museo de historia viva donde se pueden descubrir secretos medievales y artefactos de época.

Leyendas e historia entre sus muros

El Castillo de Spiš no solo es una fortaleza imponente, sino que sus muros esconden misteriosas historias y leyendas transmitidas de generación en generación. Entre los relatos más conocidos destaca el de la Dama Blanca, un espíritu que, según la tradición, vaga por los pasillos en las noches de luna llena, buscando la paz que no encontró en vida. A esta leyenda se suma la del tesoro escondido, oculto en algún rincón del castillo para protegerlo de invasores. Sin embargo, hasta la fecha, nada se sabe de este mítico tesoro, que presumiblemente no exista.

Construido en una ubicación estratégica, el castillo fue en sus inicios una defensa de madera que se fortaleció en piedra para resistir los ataques de los tártaros en el siglo XIII. La fortaleza sirvió como hogar de la noble familia Zápolya, quienes la expandieron y adaptaron al estilo gótico. Con el paso de los siglos, el castillo pasó a manos de otras familias aristocráticas, como los Thurzó y los Csáky, cada una de las cuales dejó su huella en la arquitectura del lugar.

Un recorrido por el castillo

Explorar el Castillo de Spiš es un viaje a través del tiempo. La visita comienza en los patios exteriores, donde las murallas y los restos de las antiguas torres de vigilancia ofrecen vistas espectaculares de la región. Al subir, los visitantes pueden acceder a la torre principal, desde donde se contempla el panorama que rodea al castillo. Otro punto de interés es la capilla gótica, un espacio que muestra la arquitectura y espiritualidad de la época medieval.

Además, el palacio gótico del castillo alberga una colección de artefactos históricos, que incluye armas y herramientas medievales. Cada rincón del castillo guarda detalles fascinantes, desde las salas de tortura hasta las cocinas y dormitorios, que reflejan la vida cotidiana de sus antiguos habitantes. Los horarios de apertura varían según la temporada, y el precio de la entrada es de aproximadamente 10 euros para adultos, ofreciendo una experiencia accesible y completa.

Cómo llegar a esta maravilla medieval

El castillo se encuentra en la localidad de Spišské Podhradie, a la que se puede acceder tanto en coche como en transporte público desde ciudades cercanas como Presov o Kosice. Para aquellos que prefieren usar el transporte público, existen opciones de autobús desde la estación de tren de Spisske Vlaky. El viaje promete un espectáculo visual, ya que la silueta del castillo se eleva sobre las colinas, invitando a los visitantes a descubrir uno de los secretos mejor guardados de Europa.