El mágico pueblo de Burgos pegado a una cascada que cautivó a Miguel Delibes y termina en unas pozas paradisíacas llenas de líquenes

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Burgos es un crisol de culturas que se han fundido a lo largo de los siglos: el eco de los romanos, la grandeza medieval de sus castillos y monasterios, y el paso de los peregrinos del Camino de Santiago que han dejado su marca en cada pueblo salpicado por tabernas y ermitas, donde también asoman pinos y legendarios robles. Sus calles empedradas son la puerta de entrada a esos monumentos que cuentan una historia única, como la Necrópolis de Atapuerca, cuyas excavaciones han revelado secretos milenarios sobre los primeros habitantes de Europa.

La provincia también late con la energía de sus tierras fértiles, que producen algunos de los mejores vinos de España en la Ribera del Duero, y de su gastronomía, donde el cordero lechal y la morcilla se sirven como símbolos de una tradición que alimenta las tentaciones de los turistas.

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El Confidencial

Entre las sorpresas que esconde la región, encontramos un rincón único: Orbaneja del Castillo, un pueblo atravesado por una cascada natural que acaricia las casas de estilo montañés y cruza por las laderas, dejando a la vista una postal que parece sacada de un cuento. Sin duda, es el mayor reclamo turístico de los que deciden hacer una escapada a esta villa de menos de 50 habitantes.

Una historia escrita entre rocas y agua

La cascada emerge de la Cueva del Agua, precipitándose desde más de 20 metros de altura en un espectáculo que merece más de una fotografía. Su origen se encuentra en un acuífero subterráneo, en lo profundo del Páramo de Bricia, que alimenta este mágico fenómeno. Al brotar de la cueva, el agua salta y serpentea con fuerza, desbordándose en múltiples chorros que caen con estrépito y se bifurcan en varias direcciones, creando una imagen espectacular que divide al pueblo en dos partes: la Villa y la Puebla.

En esta pequeña localidad ubicada a orillas del río Ebro veraneaba Miguel Delibes. Situado en el valle del Sedano y declarado Conjunto Histórico Artístico en 1993, Orbaneja del Castillo fue una de las paradas recurrentes del escritor que recorría cada verano sus alrededores para encontrarse con Ángeles, su primer y único amor. "Sedano es mi pueblo y no por la casualidad de haber nacido en él, sino por decisión deliberada de haberlo adoptado entre mil", dijo sobre la localidad de rotundos relieves.

Las terrazas encaramadas a las laderas rocosas terminan en unas pozas de aguas turquesas que parecen haber sido esculpidas por la mano de un artista. Estas formaciones de agua, vestidas de musgos, líquenes y plantas que crecen en la roca, crean una tierra de contrastes donde el verde del valle se funde con las balconadas de flores y la pequeña catarata.

Entre las maravillas naturales que adornan el paisaje, se alzan dos edificios que hablan de la historia del lugar. La Casa Fuerte, una imponente construcción situada en lo alto de una roca, parece vigilar el pueblo desde su privilegiada posición. Su silueta robusta y austera evoca tiempos medievales, cuando servía como defensa ante posibles ataques. Además, se dice que pudo pertenecer a los marqueses de Aguilar. Otro de los edificios emblemáticos es la Casa de los Pobres, un antiguo hospital del siglo XVI que se erige como un símbolo de la solidaridad de la época.