Viaja a Tailandia sin salir de España: así es esta playa de aguas turquesas escondida en un pueblo de Cantabria
Esta cala secreta luce como ninguna otra en marea baja, mientras que su encanto se transforma durante la pleamar, cambiando su aspecto por completo y dejando a la vista un paraíso igualmente fascinante
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A veces no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo vemos con nuestros propios ojos. Aunque parece Tailandia o el cristalino Caribe mexicano, hay un rincón escondido en un pueblo de Cantabria de apenas 200 habitantes que muchos evitan promocionar por su incomparable belleza.
Los turistas sienten una predilección especial por los parajes exóticos que no están a la vista de todo el mundo. Ubicada en el municipio de Val de San Vicente (situado en la desembocadura de los ríos Deva y Nansa), el pueblo de Prellezo presume (y con razón) de una playa virgen que no tiene nada que envidiar a las que encontramos en el sudeste asiático, destino elegido para viajes de amigos y escapadas románticas.
Algunos visitantes la descubrieron por casualidad y otros llegaron a este paraíso a través de recomendaciones de familiares y amigos. Si se mantiene el secreto es porque muchos desean disfrutar (con algo de exclusividad) de una cala que de momento no está tan masificada como otros lugares de la costa cantábrica como la playa del Sardinero en Santander.
Playa virgen y formaciones rocosas
La playa de Berellín, también conocida como Barnejo, destaca por sus formaciones kársticas, un paisaje único en el que la erosión del agua en la piedra caliza ha creado sumideros, cuevas y manantiales, y que puede apreciarse cuando la marea está baja. Extiendes la toalla, colocas la sombrilla y comienza la aventura. Con el móvil o la cámara en mano te adentras en cada rincón de esta preciosa cala de aguas turquesas donde puedes disfrutar de un baño refrescante en un emplazamiento mágico y rodeado de naturaleza.
Este fenómeno se extiende a lo largo y ancho del globo terráqueo, dejando verdaderos tesoros de la naturaleza como las famosas cuevas de estalactitas de Aggtelek, en Hungría, Patrimonio de la Humanidad desde el año 1995. En España, encontramos otros complejos kársticos que merecen una visita, como el Monumento Natural de Ojo Guareña en Burgos o La Ciudad Encantada de Cuenca.
Su finísimo arenal permite que en marea baja los visitantes se acerquen a las rocas escarpadas que emergen del mar y admiren su esplendor. Antes de la bajada a la playa, hay un mirador que ofrece vistas panorámicas, y en el que muchos aprovechan para una sesión fotográfica con la que engalanar su feed de Instagram.
La playa de Berellín dispone de un parking situado a unos 300 metros, con acceso único para peatones. El pequeño recorrido ya revela su magia desde las alturas e invita a reconectar con la tríada de Cantabria que embelesa a residentes, a los cántabros de corazón, y a los que visitan el norte por primera vez: mar, montaña y una historia rica en naturaleza y tradición.