Descubre Cantabria en tres días: la guía definitiva para tu escapada de otoño
Enclavada en sus valles pasiegos y sus playas de postal, es el destino ideal para un viaje exprés, donde podrás realizar las excursiones más pintorescas y disfrutar de los mejores parajes naturales del norte de España
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Cantabria es un mosaico de verdes, azules y ocres que se mantiene vibrante en la costa, pero también en sus manifestaciones rocosas o frondosos bosques. La arquitectura empedrada y alguna joya del Gaudí más oculto se funde con la mejor gastronomía procedente de los valles pasiegos y sus "playas fantasma", donde el juego de la marea no se detiene.
Este enclave mágico del norte es el destino perfecto para pasar una larga temporada en verano y disfrutar de un baño refrescante, pero también para emprender la marcha en esas rutas verdes que permiten apreciar el sonido oculto de la naturaleza al que los viajeros acuden, asfixiados por el estrés y el bullicio ensordecedor de las grandes metrópolis.
Si eres de los que apuran sus días de vacaciones y solo te sobra un fin de semana largo, te sugerimos un itinerario en el que tendrás ocasión de visitar los mejores lugares de Cantabria.
Día 1: una escapada rural
Bulnes será la primera parada de esta ruta, en la que descubrirás un pueblo en el que parece que el tiempo se ha detenido. Ubicado en el corazón de los Picos de Europa, esta tranquila aldea asturiana es uno de los últimos pueblos de la región sin acceso por carretera. Hay dos formas de llegar a la pintoresca estampa: andando desde Poncebos o subiendo en el funicular.
El sendero que une el desfiladero de la Hermida con Tresviso aparece en muchas reseñas de viajes. Aunque su forma serpenteante solo permite la subida a los senderistas más expertos, otra alternativa es disfrutar del paisaje desde el coche, dejando atrás una carretera llena de desniveles y curvas bajo el cañón de Urdón y el Macizo Oriental.
De camino, puedes hacer una parada en el mirador de Santa Catalina desde el que podrás observar la majestuosidad de la montaña y vislumbrar a lo lejos el Castillo de Bolera de los Moros, que tiene un importante legado histórico: en el pasado fue puesto de vigilancia en los accesos costeros. Por último, puedes visitar la iglesia de Santa María de Lebeña y alojarte en el balneario de La Hermida.
Sus aguas termales serán el bálsamo perfecto para relajarte después de una larga jornada. Este hotel de cuatro estrellas incluye un circuito termo lúdico y ofrece paquetes especiales para parejas y mayores de 55 años. El precio para dos noches en régimen de alojamiento y desayuno es de 249 euros, mientras que si te acoges a la media pensión, el precio a pagar es de 289 euros.
Día 2: un viaje al pasado
Durante el segundo día puedes visitar dos villas medievales con mucho encanto. Declarado conjunto histórico-artístico, Potes será la primera parada de la escapada. Más allá de sus playas paradisíacas y acantilados de rocas quebradas por la erosión, Cantabria sorprende a sus visitantes con esta localidad, capital de la comarca de Liébana, que es considerada una de las más bonitas de España.
Su arquitectura parece sacada de una época pasada, donde la hospitalidad de sus vecinos se entremezcla con un enclave natural único: los ríos Deva y Quivesa discurren por Potes. El día puede completarse con una visita a Mogrovejo, una pequeña aldea situada en el municipio de Camaleño, con casas lebaniegas y una torre medieval que data de finales del siglo XIII. En 2020, esta villa fue incluida en la lista de Pueblos más bonitos de España.
Día 3: una villa modernista de "cuento de hadas"
Es hora de disfrutar de unas vistas panorámicas desde el mirador de Tina Menor. Con una perspectiva a la ría y el Cantábrico, la península de Pechón es una caja de sorpresas. Este idílico lugar no dejará indiferente a los que se acerquen a ver sus aguas traslúcidas. Flanqueado por una frondosa vegetación, este rincón se encuentra cerca de San Vicente de la Barquera y Unquera, y dispone de aparcamiento (no para más de cinco coches).
Vuelta a la carretera. La belleza costera la encontramos a nuestro paso por Comillas, un pueblo pesquero, el último de los puertos balleneros que ofrece una metamorfosis para los sentidos. En él se funden historia y tradición marinera: fue el sueño modernista de un marqués, Antonio López y López.
El escondido bosque de secuoyas ubicado en Cabezón de la Sal te invita a perderte y disfrutar de sus árboles milenarios, mientras que el último tramo del itinerario se detiene en Santillana del Mar, un pueblo con mucho encanto en el que puedes hacer rutas a caballo y probar la leche fresca con quesada pasiega en Casa Quevedo. Este obrador y negocio familiar fundado en 1950, ya de tercera generación, tenía una máxima cuando abrió sus puertas: "Quien no beba leche, no se casa". La última parada será el Faro Cabo Mayor, donde podrás despedirte de Cantabria con unas espectaculares vistas al mar.
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