El peculiar desierto español con esculturas naturales que enamora al mundo del cine y que deberías visitar
Son muchos los rincones espectaculares que se pueden visitar en nuestro país y esta vez hablamos de uno que te dejará sin palabras. En él se han rodado escenas de, por ejemplo, 'Juego de Tronos'
España tiene multitud de paisajes y lugares que parecen sacados de películas o diseñados con inteligencia artificial; pero, sin embargo, son obra de la naturaleza. El extenso recorrido de las Bardenas Reales es sin duda uno de ellos.
A lo largo de 41.845 hectáreas se extiende este territorio que se encuentra en el sur de la Comunidad Foral de Navarra y hasta el que miles de turistas viajan cada año. Visualmente, es muy impresionante, no solo por su extensión, sino también por las esculturas que forman las rocas, erosionadas por la acción del agua y el viento a lo largo de los siglos. Las formaciones que sin duda protagonizan gran parte de las fotografías sacadas por sus visitantes son las columnas puntiagudas, sobre todo la de Castildetierra, que cambia incluso de tonalidad según la hora del día que sea y la manera en la que incida en ella la luz del sol.
Es tan llamativo este paraje que, aunque no "se diseñó" para ser la localización de ninguna serie o película, ha terminado siéndolo en Juego de Tronos (2011-2019), El consejero (2013) o El mundo nunca es suficiente (1999). Es tan especial también que en el año 1999 fue declarado Parque Natural por el Parlamento de Navarra, y en el 2000 Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Reserva de la Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El relieve de este desierto, que es uno de los más grandes de España, es muy abrupto, está repleto de cabezos, planas, barrancos... Y en él, a grandes rasgos, se pueden diferenciar tres zonas: la Bardena Blanca, que es la depresión central, de suelos a menudo blanquecinos, desnudos y de aspecto desértico; el Plano, que es una terraza aluvial elevada casi llana, con suelos procedentes de los aportes del río Aragón; y la Negra, que se caracteriza por la existencia de grandes planas, provocadas por estratos horizontales de caliza, los taludes cubiertos de pinos y coscojas, y su tierra oscura.
El paisaje, que en algunas localizaciones te traslada a un escenario lunar, es único y, aunque se puede visitar en cualquier época del año, lo ideal es hacerlo en otoño o primavera para evitar las altas y bajas temperaturas que se pueden llegar a alcanzar allí. Además, en este viaje puedes ver más que desierto, también merecen una visita tanto el pueblo de Arguedas como la ermita del Yugo, o el castillo de Peñaflor, una edificación del siglo XII.
'De ruta' por las Bardenas
Las Bardenas Reales se pueden visitar a pie, pero también a motor (coche, quad, segway y buggy), o en bicicleta. Diferentes empresas locales ofrecen sus servicios para guiarte en estas rutas, aunque puedes hacerlas por tu cuenta siguiendo los senderos habilitados para ello, en función del medio de transporte que hayas elegido. En el Centro de Información y Acogida de Visitantes del Parque Natural de Bardenas Reales pueden orientarte para que tu elección de ruta se adecúe a tus intereses.
Una de las rutas más populares y accesibles es la de la Landazuria, esta se puede hacer andando o en bicicleta y tiene poco más de 14 kilómetros; sin embargo, otra también bastante transitada, pero mucho más exigente es la de la Gran Bardena, con una longitud de 68 kilómetros y un desnivel de 520 metros.
Es cada visitante el que elige cómo quiere recorrer este espectacular paraje, pero hay lugares de interés que tienen que estar sí o sí en las guías de todos ellos; estos son los miradores. Para apreciar las diferencias entre las distintas zonas de las Bardenas Reales hay que parar en alguno de los muchos miradores que posee este desierto, entre ellos destacan: el Mirador de Aguilares, situado a pocos minutos del Centro de Información y Acogida al visitante; y el Balcón de Pilatos, desde el que se pueden apreciar las vistas más espectaculares, y que cuenta con dos accesos: el km 6,7 de la NA-125 (Tudela-Ejea de los Caballeros) y el km 8,5 de la carretera del Polígono de Tiro.
Su fauna y vegetación no pasan desapercibidas
Según la zona de las Bardenas por la que estés paseando verás que la vegetación es de una manera u otra. Podrás encontrar matorrales, encinas, carrascas, pinos... pero también terrenos en los que estos desaparecen para ceder protagonismo absoluto a las rocas.
En cuanto a la fauna, más de un centenar de aves distintas campan a sus anchas por allí, hasta el punto de que ha sido considerada una Zona de Especial Protección para las Aves. Las Bardenas son hogar del buitre leonado, el águila real, el alimoche, el búho real, el cernícalo, la avutarda, el sisón, el alcaraván, la ganga, la ortega, la alondra de Dupont... Así que no olvides los prismáticos (tampoco la botella de agua que estarás en el desierto).
Por último, también los mamíferos están presentes en todas las zonas de este Parque Natural, y aunque se encuentran más cerca de nosotros que las aves, son tan discretos que en muchas ocasiones son más difíciles de ver. Entre ellos, destacan: el conejo, la liebre, el zorro, garduña, tejón, gato montés, corzo y jabalí.
España tiene multitud de paisajes y lugares que parecen sacados de películas o diseñados con inteligencia artificial; pero, sin embargo, son obra de la naturaleza. El extenso recorrido de las Bardenas Reales es sin duda uno de ellos.