Este precioso pueblo del norte tiene la estación termal más antigua de Cantabria, a pocos kilómetros de Santander

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El norte se está convirtiendo en uno de los destinos más demandados por los veraneantes durante el asueto estival. Cada vez más personas acuden a las costas del Cantábrico en busca de un clima más soportable, y Cantabria ofrece una amplia variedad de bellos lugares. A pesar de su tamaño, esta comunidad contiene una abrumadora mezcla de mar y montaña que hará las delicias de sus visitantes.

En plena comarca de Trasmiera, y rodeado de montañas, nos encontramos con Liérganes, un lugar ideal para disfrutar de unos días de descanso. El municipio, de apenas 2.000 habitantes, ofrece unos hermosos parajes, pero también un casco antiguo con una arquitectura clasicista de los siglos XVII y XVIII. Su rico patrimonio se debe al auge económico que propició en la comarca la Real Fábrica de Artillería, que se nutría del combustible aportado por los bosques y la energía del río.

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Los años de prosperidad dejaron una huella y, siglos después, podemos recrearnos con un rico conjunto patrimonial que incluye el Palacio de Cuesta-Mercadillo, el Palacio de la Rañada, la Iglesia de San Sebastián y San Pantaleón, la Iglesia de San Pedro ad Víncula, la Fábrica de Cañones, el Puente de Rubalcaba, la Ermita del Humilladero o la Capilla del Carmen y San Francisco. No obstante, el lugar más conocido es el balneario, la estación termal más antigua de Cantabria.

De la industria al turismo

Activa desde 1717, este lugar experimentó un crecimiento en los siglos XIX y XX y llegó a ser un lugar de descanso del rey Alfonso XIII. Coincidiendo con la desaparición de las otrora prósperas fábricas de artillería, se comenzó la construcción de este balneario. Este hecho supuso una profunda transformación para Liérganes, que pasaría de ser una población industrial a convertirse en un destino para veraneantes.

Si bien la estación termal sirvió durante el siglo XVII para el baño de los enfermos del lugar, su protagonismo alcanzaría cotas más altas en el XIX, y hace necesaria la construcción de una estación de ferrocarril para facilitar la llegada de visitantes. La consolidación de la comarca como destino turístico culminó con la creación de hoteles, fondas, cafés, así como un casino y un teatro.

Si por el contrario preferimos una excursión por sus inmediaciones, también podemos alejarnos del centro del pueblo y visitar las “Tetas de Liérganes”. Lugar icónico de la comarca, cuyo nombre hace alusión a dos montañas con forma de pechos de mujer. Ideal para una ruta senderista amena y de singular belleza.