Ni Alemania ni Reino Unido: el tratado más antiguo de Europa ocurre en esta pequeña villa fronteriza de España
El Tratado de las Tres Vacas se originó en la ya lejana Edad Media, sirviendo como pacto compensatorio entre dos localidades fronterizas de Francia y España.
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Desde los inicios de la humanidad, las personas siempre hemos tenido la necesidad de tratar las unas con los otras. Estos intercambios se han llevado en multitud de ocasiones al ámbito burocrático, en el que, entre varios países, se llevaban a cabo diferentes tratados para garantizar la convivencia y la colaboración entre naciones. De este modo, se podían forjar alianzas para situaciones más complicadas en épocas futuras.
Muchos de ellos, a modo de tradición, se continúan practicando a día de hoy. Uno de los más llamativos implica a las naciones de Francia y España. Y es que cada 13 de julio, en el paso de Ernaz, situado en la cordillera pirenaica, ocurre un rito anual que se lleva repitiendo desde una época muy lejana en el tiempo. Se le conoce como el Tributo de las Tres Vacas, en el que los miembros de instituciones francesas y españolas se caracterizan con vestimentas tradicionales para perpetuar el tratado más antiguo de Europa.
Son dos partes las implicadas en el acuerdo. Estas son la localidad francesa de Baretous y el municipio navarro de Roncal. Los comienzos de este pacto se remontan a la Edad Media, con la invasión de los cimbrios, una facción de origen protogermánico que, junto a los miembros de la villa francesa, atacaron a los habitantes del pequeño pueblo español. Este tratado se llevó a cabo como medida compensatoria de este conflicto, en el que se firmó la paz mediante la entrega de tres vacas al pueblo de Roncal cada año.
De acto de paz a tradición
El Tratado de las Tres Vacas está datado en el año 1375, buscando anular las diferencias que separaban a ambos pueblos originados por la utilización del agua y las tierras de los valles donde se localizan. Es por ello que se decidió formalizar un acuerdo de manera permanente. Este está registrado en la carta de paz en la que aparecen las condiciones del pacto, las cuales debían llevarse a cabo con respeto y serenidad.
El lugar del encuentro se ubica en el mojón fronterizo 262, en el collado de Ernaz. Cada verano, los alcaldes de Baretous y Roncal acuden caracterizados con sus respectivos atuendos tradicionales. Mientras el pueblo navarro viste con los sombreros propios de la localidad, capotes negros y calzones cortos, los franceses hacen gala de sus dominicales trajes adornados con una banda de los colores de la bandera gala en sus pechos.
Aunque en sus orígenes, el tributo implicaba la entrega de tres vacas, la tradición se ha modernizado con el paso del tiempo. Las vacas físicas han desparecido en favor de un cheque con el precio equivalente a las mismas en el mercado. Además de servir como muestra de la preservación de la cultura antigua, es una forma de representar la convivencia entre dos pueblos que ha seguido vigente con el avance de los siglos.
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