La vida al límite en la ciudad más alta del mundo: un lugar sin ley a 5.100 metros de altura

Uno de los trabajos más extremos y duros que existen es el de minero. En ocasiones, las condiciones de trabajo pueden ser relativamente buenas, pero otras veces, los trabajadores del oro se encuentran en condiciones realmente extremas, y acaban pagándolo con su salud. Este es el caso de La Rinconada, que puede presumir de ser el asentamiento humano más alto del mundo, a 5.100 metros en los Andes peruanos, pero que esconde un terrible testimonio.

Aunque parezca mentira, en un lugar tan recóndito como La Rinconada viven entre 30.000 y 50.000 personas, dependiendo de la temporada. Esta población cuenta con varios bares y restaurantes de dudosa reputación, un par de talleres e incluso un par de alojamientos para visitantes curiosos. Pero hasta aquí llegan las comodidades. En un reportaje de National Geographic nos cuentan que la mayoría de las calles están sin asfaltar, no hay tuberías, apenas hay recursos sanitarios, el aire a tanta altura es escaso, la temperatura media es de cero grados centígrados y la policía brilla por su ausencia. Es una ciudad “sin ley”, donde el gobierno no tiene control.

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Pero, a pesar de todo, sus habitantes no se marchan de este asentamiento minero. Las minas cercanas tienen oro y, ya sea por codicia, por la famosa "fiebre del oro" o por desesperación, miles de ciudadanos intentan conseguir un “pedazo del pastel”, conseguir salir de la pobreza y dejar la vida solucionada a su familia. Sin embargo, los trabajadores viven sin regulaciones y sin seguridad. Las minas no están reguladas y son controladas por empresas bajo contratos informales, bajo el precario permiso del gobierno, con la promesa de mejorar sus condiciones laborales, acción que nunca llega.

Trabajan 30 días y cobran cuatro

Las condiciones laborales son realmente abusivas. Los mineros trabajan durante 30 días y ganan el derecho a tener cuatro días de explotación personal de la mina. Es decir, regalan 26 días de fuerza laboral con la esperanza de poder trabajar cuatro días por cuenta propia. Si encuentran oro, podrán llevar algo de dinero a casa. Si no lo encuentran, toca seguir probando suerte. El promedio mensual por trabajador es de tan solo 1.000 soles, unos 245 euros al cambio.

A todo esto, le tenemos que sumar el trabajar a 5.100 metros de altura, algo que va mermando la salud irremediablemente, causando problemas pulmonares, entre otras patologías. Además, en esta ciudad sin ley, como era de esperar, la violencia y los robos son constantes. Apenas hay presencia policial para controlar la delincuencia y los robos se suceden día sí, día también. Los accidentes más macabros tienen lugar justo cuando un minero vende su oro y es asaltado y asesinado para robarle. Su cuerpo se encuentra días después en algún pozo de la zona.

Para complicar más la vida en La Rinconada, la prostitución está a la orden del día. Muchas mujeres y niñas son traídas por traficantes para ejercer en bares y burdeles. La cifra asciende hasta 2.000 mujeres jóvenes, muchas menores de edad. Estamos hablando de una combinación muy peligrosa de delitos, corrupción, explotación, prostitución y nulos derechos humanos.

La Rinconada es un lugar en el que no se puede vivir, se debe sobrevivir

Paseando por las calles de La Rinconada se puede observar de primera mano toda la decadencia y peligrosidad que rodea a la ciudad minera. El ambiente, además de riesgoso, es insalubre. Al no haber una gestión de residuos, ni alcantarillado y vivir en chozas de metal, toda la basura generada por las viviendas y por los trabajadores acaba acumulada a las lindes de los caminos. De la contaminación mejor ni hablar. Se suceden vertidos de mercurio en la poca agua potable del pueblo debido a la poca concienciación por el medio ambiente de la zona. Aquí solo hay dos objetivos: extraer el oro y sobrevivir un día más.