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Calaveras gigantes en la montaña: así es el Parque de los Desvelados, en Estella (Navarra)
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Rincones inhóspitos

Calaveras gigantes en la montaña: así es el Parque de los Desvelados, en Estella (Navarra)

En medio de la naturaleza de montaña, una docena de cráneos enormes yacen como si nada rodeados de coches abandonados como marcos de una exposición temporal que, sin embargo, dan la impresión de formar parte eterna del paisaje

Foto: Foto: Flickr/Orreaga Aranburu.
Foto: Flickr/Orreaga Aranburu.

Hay un parque que destaca de entre todos los parques de España: no es que sea más verde o más lucido, no es que tenga más árboles de cierta especie o determinados animales, lo que esconde es mucho más curioso, menos ruidoso, y no por ello menos vivo. Para adentrarse en él, hay que viajar hasta lo alto de las colinas de la comarca de Estella-Lizarra, en el sur de Navarra. Bienvenidos al Parque de los Desvelados, también conocido como Parque de las Calaveras.

El camino no es del todo sencillo, aunque bien merece la pena atravesar los senderos de tierra sin marcar que conducen a él. De pronto, al otro lado de una cerca de hierro, se encuentra una instalación de arte única: allí, en medio de la pura naturaleza de montaña, una docena de cráneos enormes yacen como si nada, rodeados de vehículos abandonados como marcos de una exposición temporal que, sin embargo, da la impresión de formar parte eterna del paisaje.

Foto: Imagen: Ayuntamiento de Romangordo

Este es el famoso parque que un día imaginó Luis García Vidal, un escultor y pintor expresionista nacido en Melilla en 1927 que más tarde eligió la vida nómada. Pasó temporadas en Málaga, Madrid, Barcelona, Tetuán, Murcia, Tenerife, Brasil… Y entonces, en 1971, llegó a la localidad navarra de Estella.

Distintas fases

El Parque de los Desvelados o de las Calaveras fue creado y diseñado poco a poco desde entonces, añadiendo nuevas piezas a la obra continuamente. Así, García Vidal no dejó de acudir en numerosas ocasiones al lugar elegido, en lo que se convirtió en su escenario de trabajo (y obra, al mismo tiempo) más inhóspito hasta su muerte, en 2008.

placeholder Foto: Flickr/Lampernas.
Foto: Flickr/Lampernas.

Ubicado concretamente en el término de San Lorenzo, donde el artista esculpió las calaveras que hoy pueden verse, algunas tumbadas en el suelo, otras alzadas e imponentes de hasta tres metros de altura, el parque acabó siendo un homenaje a su hermano, fallecido en 1991.

Según apuntan desde 'Atlas Obscura', el parque fue construido en dos fases. "La primera fase, y obviamente la más macabra, consistió en numerosas esculturas de calaveras, algunas grandes, algunas altas, suspendidas como espantapájaros en largos palos, o casi escondidas entre los arbustos. Están hechas de malla metálica, entretejidas con las ramas de una planta local, el zumaque del curtidor (Rhus coriaria)".

"A la muerte le gustan los coches"

Los coches en estado de chatarra llegaron después, como parte de la segunda fase del proyecto. Con el fin de mostrar la crudeza de los accidentes de carretera, establecen un sentido más claro a la narrativa del lugar: en el abrazo que la naturaleza nos brinda cabe todo el miedo del mundo.

En este sentido, se pueden ver dos de ellos en colisión frontal y otro subido en una plataforma en el que se lee: "A la muerte le gustan los coches". Muy cerca, otra placa reza: "Esta escultura se la dedico a mi hermano Alberto, muerto a la edad de 59 años. Vivió como un artista que era y abrazó la muerte con valentía y dignidad al tener que vivir como una piltrafa humana. 1991".

Luis García Vidal residió, también, en París. Precisamente allí conoció a la que más tarde sería su pareja, Carmen Eguaras, una estellesa que estudiaba francés. Aquel vínculo amoroso le iba a unir para siempre con la capital del Ega. De hecho, durante muchos años se mantuvo entre la ciudad francesa en verano y los inviernos en Estella.

placeholder Luis García Vidal, con una de sus creaciones. (Wikipedia)
Luis García Vidal, con una de sus creaciones. (Wikipedia)

El artista permitió desde el principio que su obra no alterara el carácter público del lugar, dándole acceso libre a todo el que quisiera acercarse. "Era el propio pintor quien se encargaba de cuidar y mantener el parque. Pero ahora que no está nadie cuida del parque y la maleza ha ido ganando terreno. Las personas interesadas que acuden a visitarlo se encuentran con grandes dificultades para hallar el camino, ya que carece de señalización. Y al llegar lo que ven se reduce a una selvática vegetación que, poco a poco, va ocultando las esculturas", señala Amaia Oyarbide en 'Navarra Capital'.

García Vidal falleció en 2008. Paradójicamente, su cadáver fue encontrado en el parque, con las calaveras que habían brotado de su imaginación velando su cuerpo, con los mensajes que invitan a reflexionar sobre la inmediatez de la muerte, tomándole como ejemplo.

Hay un parque que destaca de entre todos los parques de España: no es que sea más verde o más lucido, no es que tenga más árboles de cierta especie o determinados animales, lo que esconde es mucho más curioso, menos ruidoso, y no por ello menos vivo. Para adentrarse en él, hay que viajar hasta lo alto de las colinas de la comarca de Estella-Lizarra, en el sur de Navarra. Bienvenidos al Parque de los Desvelados, también conocido como Parque de las Calaveras.

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