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Nuevo Baztán, el pueblo del arte barroco en plena Alcarria madrileña

Por EC Brands
Nuevo Baztán
Palacio Iglesia de Goyeneche. Fuente: iStock.

Huir del calor capitalino durante los meses de verano sin abandonar la Comunidad de Madrid no es una utopía. Es un plan posible y recomendable para aquellos que busquen conocer la otra cara de la capital; la de los paisajes naturales, la gastronomía autóctona, la tranquilidad de la sierra y los pueblos con historia.

Un primer paso para conocer los secretos rurales de la región es comenzar por alguna de las Villas de Madrid, 11 pueblos unidos por su singularidad, por su entorno natural privilegiado y por su legado cultural, en los que descubrir joyas patrimoniales a pocos kilómetros de la metrópoli.

Es el caso de Nuevo Baztán. Ubicado entre los ríos Jarama, Henares y Tajuña, esta localidad se levanta en la llamada Alcarria madrileña, dentro de la comarca de la Cuenca del Henares. Apenas 40 kilómetros separan la capital de la que fue la primera comuna utópica de nuestro país. Un pueblo creado de la nada en el siglo XVIII, gracias a la mente ilustrada de don Juan de Goyeneche y Gastón.

Nuevo Baztán, un proyecto ilustrado

Goyeneche, prototipo de hombre ilustrado de la España barroca, era ya por aquel entonces el primer editor de prensa que hubo en nuestro país. Responsable de la ‘Gaceta de Madrid’, germen primigenio de lo que siglos más tarde sería el B.O.E., ocupaba un puesto relevante en la corte española.

Movido por sus ideas ilustradas y su afán personal de mejorar el país, decidió adquirir unas tierras en la cuenca de Henares. Allí llevaría a cabo un experimento urbanístico y sociológico que supusiera un hito de prosperidad y acabase con la despoblación de la zona, mientras colaboraba con la denostada balanza de pagos de las arcas españolas por aquel entonces.

Nuevo Baztán
Nuevo Baztán
Palacio Iglesia de Goyeneche. Fuente: iStock.

Para ello erigió un complejo fabril compuesto por factorías, que sentaron las bases de lo que más adelante serían las Reales Fábricas; viviendas para los trabajadores, plazas para su entretenimiento, un palacio y una iglesia. De este modo, se creó una especie de comuna utópica que funcionaba al margen del reino. Nuevo Baztán, nombre que recibió para hacer honor al valle de Baztán en Navarra, de donde era originario Goyeneche, tenía su propia jurisdicción civil y criminal, un regidor exclusivo para el complejo, así como maestro, cirujano y boticario propios; todos ellos al margen de la corona.

Allí instalaron distintas fábricas de objetos suntuarios como la de paños en La Olmeda, una importante alcoholera, con sus bodegas en los laterales del palacio, o incluso una de las primeras fábricas de perfume que elaboraba colonia de lavanda.

Durante algunos años Nuevo Baztán prosperó y se convirtió en uno de los primeros ejemplos de ciudad industrial autónoma de Europa. Pero con la muerte de Goyeneche, las fábricas comenzaron a cerrar, los operarios abandonaron el pueblo y la desidia de las Administraciones públicas llevaron a esta localidad al abandono.

La huella barroca de Churriguera

Hoy en día esta villa es un bonito pueblo residencial que alberga uno de los patrimonios monumentales barrocos más importantes de España y por el que fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1941 y Bien de Interés Cultural en el año 2000. Nos referimos al Palacio-Iglesia de Goyeneche, obra de José Benito de Churriguera, uno de los grandes arquitectos y escultores del barroco español, este palacio es uno de los grandes atractivos de la localidad.

Goyeneche fue el encargado de idear este centro urbano de la nada. Para ello mejoró los accesos a Nuevo Baztán trazando carreteras, levantando puentes y dotando al complejo de modernas infraestructuras tales como una red de saneamiento, algo completamente innovador para la época.

Nuevo Baztán
Entrada a la Plaza de las Fiestas en la Plaza de El Secreto. Foto: Istock.

Como centro del complejo, el arquitecto edificó este conjunto arquitectónico formado por el Palacio y la Iglesia de San Francisco Javier, cuyo interior alberga uno de los retablos en mármol más impresionantes del barroco español, obra suya también.

Tomándolo como punto de partida, desde allí podrá deambularse por las bonitas calles de la localidad, ver las antiguas viviendas de los operarios de las fábricas y apreciar el innovador trazado de este complejo a través de sus plazas. Desde la Plaza de Fiestas, ubicada en la parte posterior del palacio y con una galería principal desde la que se podían ver los festejos, hasta la Plaza del Secreto, en la trasera de la iglesia. También la llamada Plaza del Mercado, desde la que había un acceso directo a los caminos de comercio o, ya en los extremos del pueblo, la Plaza de la Cebada, reservada en aquella época para alojar a los agricultores y campesinos de la zona.

Asimismo, gracias a su ubicación, en plena Alcarria madrileña, es posible conocer los paisajes de la zona a través de algunas de las rutas senderistas que allí se pueden realizar. Desde la Senda de Valmores que lleva a conocer otros pueblos llenos de encanto como Olmeda de las Fuentes, mientras se disfruta de un peculiar paisaje de encinas y quejigos; o la Senda Galiana, un camino suave, sin dificultad y con escasos desniveles, perfecto para los senderistas más ‘amateurs’.

Además del senderismo, los alrededores de Nuevo Baztán también son el escenario perfecto para realizar rutas a caballo o vuelos en parapente, entre otras muchas actividades de multiaventura que se pueden practicar por la zona.

Nuevo Baztán hace honor a su título de Villa de Madrid y ofrece a sus visitantes un turismo de proximidad, cultural y de naturaleza a través del que conocer los rincones más interesantes y bellos de la comunidad.