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Entre coca y oro: así es el Camino de la Muerte de Bolivia, el más peligroso del mundo
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Entre coca y oro: así es el Camino de la Muerte de Bolivia, el más peligroso del mundo

Hace unos años, la carretera de los Yungas que va desde La Paz hasta Coroico era en la que más accidentes mortales se producían de todo el globo. Hoy, es un paraíso para los ciclistas de alta montaña

Foto: Foto: iStock.
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Para los corazones más aventureros, especialmente aquellos que gustan de ir a dos ruedas en sus viajes, les interesaría saber de la existencia de una de las carreteras más peligrosas del mundo, si aún no tienen constancia de ella. Por algo la apodan 'el Camino de la Muerte'. Nada más buscar este término en Google, nos encontramos con un frondoso paisaje de montaña por el que serpentea un camino muy estrecho apostado en la ladera de las cumbres. Se trata de El Antiguo camino a los Yungas, de aproximadamente 80 kilómetros de extensión, el cual une La Paz, capital de Bolivia, con el municipio de Coroico.

Construida por prisioneros paraguayos durante la guerra del Chaco en la década de 1920, es una de las pocas rutas que conectan la profunda selva amazónica del norte boliviano con la capital. En su inicio, asciende hasta su punto más alto para luego comenzar un descenso de vértigo: 3.500 metros de desnivel en sus últimos 66 kilómetros. La mayoría del recorrido está sin asfaltar y es tan angosto que en algunos tramos la anchura no llega a los tres metros, por lo que está prohibida la conducción con automóviles de cuatro ruedas, siendo una de las favoritas para los ciclistas de alta montaña. Además, el clima es espantoso para la conducción, pues al estar a tanta altura la niebla y las lluvias están casi siempre presentes.

Los acantilados que bordean la ruta pueden llegar a los 600 metros de altura

En 1995, el Banco Interamericano de Desarrollo la bautizó como el camino más peligroso del mundo al registrarse entre 200 y 300 muertos al año, lo que supuso una tasa de defunción de casi un conductor al día. Ahora, décadas después, el número de muertes por accidente de tráfico se ha reducido gracias a los trabajos realizados para mejorar la seguridad de la infraestructura, como apuntan desde 'Universal Traveller'. A finales de la década de los 2000, se pavimentó parte del recorrido, añadiendo barandillas y zanjas de drenaje.

Ha muerto tanta gente que a lo largo del camino se pueden ver altares en honor a las víctimas. Los acantilados que bordean la ruta pueden llegar a los 600 metros de altura. A pesar de estas malas condiciones y la peligrosidad de la carretera, sigue siendo uno de los destinos favoritos para ciclistas de montaña de todo el mundo con ansias de adrenalina.

'Tierras cálidas'

"La ruta es también la puerta de entrada a una región ignorada", comenta Shafik Meghji, periodista de la 'BBC', quien ha escrito un reportaje sobre dicho destino turístico de riesgo. "Los Yungas (que significa 'tierras cálidas' en lengua indígena aymara, hablada por alrededor de 1,7 millones de bolivianos) son una zona de transición entre los Andes y la Amazonia, fértil y de notable biodiversidad, íntimamente ligada a los dos recursos que han provocado fascinación y polémica: el oro y la coca".

placeholder El paisaje de los Yungas, un lugar en las nubes. (iStock)
El paisaje de los Yungas, un lugar en las nubes. (iStock)

Es por ello que la zona de las Yungas sobre la que está el Camino de la Muerte, además de tener una próspera industria turística y aventurera, también cuenta con una fuerte economía de la extracción agrícola y minera. Una actividad que lleva realizándose durante siglos. "Atravesada por antiguas rutas comerciales que alguna vez transitaron caravanas, la región fue un granero para los incas y los imperios anteriores, como el de Tiwanaku", explica el periodista. "Una tradición que perdura hoy en día, con laderas en las que se planta café, plátanos, yuca, guayabas, papayas, cítricos y coca".

Bolivia es uno de los países que más coca produce en todo el continente latinoamericano, con cientos de kilómetros cuadrados dedicados al cultivo, y dos tercios de todo ese territorio se encuentra en la región de los Yungas. "Las hojas actúan como un estimulante suave que ayuda a compensar el mal de altura, reducir el hambre, la sed y el cansancio, así como ayudar a la digestión e, incluso, suprimir el dolor", expresa Meghji. "Durante 8.000 años, se han utilizado en ceremonias religiosas, como medicina o moneda".

El oro y la contaminación

Por otro lado, la extracción y búsqueda de oro en la zona también está viviendo un auge importante, sobre todo después de la crisis financiera de 2008, cuando los precios de este material precioso se dispararon. "Gran parte de la minería en los Yungas es ilegal y está vinculada al crimen organizado, contaminando los ríos y aumentando la deforestación de la zona", señala el periodista. De hecho, así lo reconoce un informe del Proyecto Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG, por sus siglas en inglés) de 2018, el cual alertó del peligro de esta práctica en los bosques de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela.

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Foto: iStock.

Los métodos utilizados para la extracción de oro, que precisan de mercurio para separar las perlitas de la arena, ha acabado envenenando los ríos, según el estudio. Cuando el mercurio se filtra en el suelo y entra en los ríos y con ello en la cadena alimenticia, puede causar serios problemas de salud a las personas que residen en la zona, en su mayoría indígenas.

Para los corazones más aventureros, especialmente aquellos que gustan de ir a dos ruedas en sus viajes, les interesaría saber de la existencia de una de las carreteras más peligrosas del mundo, si aún no tienen constancia de ella. Por algo la apodan 'el Camino de la Muerte'. Nada más buscar este término en Google, nos encontramos con un frondoso paisaje de montaña por el que serpentea un camino muy estrecho apostado en la ladera de las cumbres. Se trata de El Antiguo camino a los Yungas, de aproximadamente 80 kilómetros de extensión, el cual une La Paz, capital de Bolivia, con el municipio de Coroico.

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