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Gnomesville: la ciudad australiana de los miles de gnomos de jardín
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Gnomesville: la ciudad australiana de los miles de gnomos de jardín

Wellington Mill es una localidad de poco más de 200 habitantes humanos, pero miles de ciudadanos mágicos. Hay tantos gnomos que la zona ya se conoce como 'Gnomesville', el pueblo de arcilla

Foto: Fuente: Wikimedia
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Peculiares, sin duda, los gnomos de jardín no pasan desapercibidos. O sientes fascinación por estas pequeñas criaturas o te parecen de lo más absurdo, un auténtico elemento de lo kitsch que, sea como sea, no puedes dejar de mirar. De cerámica o de plástico, surgieron por primera vez en el siglo XIX y, desde entonces, han ido apareciendo en cada vez más hogares de todo el mundo.

Hasta hace algunos años, el récord de la mayor colección de gnomos se encontraba en una casa en Devon, Inglaterra. Nada más y nada menos que 2.042 de estos había acumulado aquella familia. No era nada extraño: la demanda de estas figuras es tan elevada en el país que en 2020 las tiendas se quedaron sin unidades. Sí, una crisis de escasez de gnomos, como escribía Jake Rossen en 'Mental Floss'.

Foto: Fuente: Wikimedia.

Sin embargo, mientras tanto, el nuevo récord se encontraba a miles de kilómetros de allí, en Australia. Ni un jardín, ni una vivienda particular, no: una comunidad entera de gnomos habitan las afueras de un pequeño pueblo del suroeste de este país.

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Fuente: Wikimedia

Una atracción turística

Wellington Mill es una localidad de poco más de 200 habitantes humanos, pero miles de ciudadanos mágicos. En una rotonda cercana, se han ido reuniendo tantos gnomos que la zona ya se conoce como 'Gnomesville', el pueblo de arcilla.

Cuenta la leyenda que 'Gnomesville' surgió en algún momento de la década de 1990, después de que un residente local colocara un gnomo en el hueco de un árbol. ¿Por qué? Quién sabe. Lo único probado de todo esto es que aquel gnomo estuvo poco tiempo solo. En 2016, era ya uno más de los 5.000 diferentes conviviendo entre la vegetación, y este número siguió creciendo sin parar hasta alcanzar los casi 10.000 actuales. Una verdadera ciudad a pequeña escala.

Tanto es así que la zona se ha convertido en una atracción turística con visitantes de todo el mundo. Las compañías de turismo venden excursiones para visitarlo y se anima a las personas a traer su propio gnomo personalizado.

El amor por los gnomos es mundial

"Hay gnomos de Nueva York, Inglaterra, Irlanda o España que prueban que el amor por los gnomos es mundial", apuntan desde su propia página web. Cada nuevo habitante debe incluir un letrero que indique de dónde es y cualquier otra información relevante.

Como la vida misma, esta comunidad de gnomos es de lo más diversa. Puede ser como quiera, puede hacer casi lo que quiera y podía estar también donde quisiera, pero esto último tiene un pequeño inconveniente: la población ha crecido tan rápido que amenaza la privacidad de los residentes cercanos. Es decir, de sus vecinos humanos.

Muchos de los gnomos se asientan en propiedades privadas delimitadas por una delgada valla que ha sido destruida en gran parte por más y más criaturas. Un residente local aseguraba al respecto haber creado un centro de detención para gnomos mal colocados. "Es una buena manera de decir 'esto es propiedad privada' y si tus gnomos van a estar de este lado de la cerca, terminarán en el centro de detención", aseguró este hombre al periodista Gian de Poloni.

Tienen su propio lenguaje

La revista AMEX lo situó en 2017 en el número 3 entre las cinco principales paradas de viaje por carretera en Australia. Desde aquel año, el gobierno estatal puso el foco en él mediante un plan de gestión y protección de cara al negocio turístico que ofrece.

"Mientras caminas piensas que ya has llegado al final y, de repente, te giras y ves a uno que te mira, y a otro, y a otro más. Es fácil imaginar que hablan cuando la gente no está cerca"

En la actualidad, muchos se encuentran agrupados en pequeños vecindarios, donde los gnomos del mismo estilo o con las mismas aficiones conviven juntos. Entre ellos, numerosos letreros presentan a cada visitante juegos de palabras porque, por supuesto, tienen su propio lenguaje.

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Fuente: Wikimedia

El sitio también ofrece una advertencia: "Mientras caminas piensas que ya has llegado al final y, de repente, te giras y ves a uno que te mira, y a otro, y a otro más. Es fácil imaginar que hablan cuando la gente no está cerca".

Durante un tiempo, aseguran desde 'Atlas Obscura', el robo y el vandalismo frenaron este enorme crecimiento, pero hoy en día el sitio es muy respetado y sigue creciendo a medida que la gente lleva sus propios gnomos. Tal vez tenga algo que ver la otra leyenda que le recorre: si caes en la tentación de llevarte uno de recuerdo a casa, la mala suerte te acompañará.

Peculiares, sin duda, los gnomos de jardín no pasan desapercibidos. O sientes fascinación por estas pequeñas criaturas o te parecen de lo más absurdo, un auténtico elemento de lo kitsch que, sea como sea, no puedes dejar de mirar. De cerámica o de plástico, surgieron por primera vez en el siglo XIX y, desde entonces, han ido apareciendo en cada vez más hogares de todo el mundo.

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