Coumboscuro: el pequeño pueblo italiano que no habla italiano

Conocido como la “pequeña Provenza” de Italia, Sancto Lucio de Coumboscuro es un pueblo aislado en casi todos los sentidos. Situado cerca de la frontera entre la región italiana de Piamonte y Francia, los turistas que quieran visitarla deben coger un vuelo hasta Turín, para luego viajar en tren y luego un autobús, o conducir hacia el sur desde la Provenza para llegar al destino indicado.

Lo curioso de este pequeño y recóndito pueblo italiano es que, precisamente, sus habitantes no hablan italiano, sino el provenzal, un antiguo dialecto medieval neolatino que se habla en la región de Occitania en Francia.

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Tras varias campañas locales de concienciación, Italia reconoció la existencia de una minoría occitana en 1999 y el provenzal pasó a ser protegido por una ley nacional. Sin embargo, sigue siendo una lengua en peligro de desaparición, por lo que fue incorporada en el Atlas de Idiomas del Mundo en Peligro creado por la UNESCO en 2010.

En peligro de desaparecer

El provenzal era una lengua lírica, literaria, hablada por los juglares ambulantes que luego cayó en el olvido. Pero, gracias al esfuerzo de los vecinos del pueblo, se recuperaron las raíces lingüisticas, el atractivo de su folclore y la identidad de sus ancestros. De hecho, es uno de los pocos valles del mundo donde sobrevive esta lengua.

Coumboscuro, rodeado de bosques de avellanos y fresnos, siempre ha sido un pueblo de familias que se han dedicado al pastoreo. Ahora, solo unas treinta personas viven en la localidad italiana en sus caseríos de piedra y madera donde el suministro de electricidad se ve afectado durante semanas con la llegada del frío invierno o cuya conexión a internet es bastante pobre, por no decir inexistente. Ni siquiera tienen televisión.

El provenzal era una lengua lírica hablada por los juglares ambulantes que cayó en el olvido

Sin embargo, sus tranquilos prados al pie de la montaña, los campos de lavanda de color violeta o las impresionantes vistas desde sus picos alpinos que se extienden hasta la Costa Azul son ideales para los visitantes que buscan desconectar del bullicio y el estrés de las grandes urbes. Si viajan hasta aquí, recuerden decir "arveire" para despedise, en vez del célebre "arrivederci".