Descubre Extremadura a través de sus Denominaciones de Origen

Para un 82% de los españoles los placeres de viajar y comer están estrechamente ligados. Así lo señala el último Estudio de Demanda de Turismo Gastronómico en España, realizado por Dinamiza Asesores, que concluye que el viajero nacional "ya no busca solo saciar su apetito, sino conocer la auténtica esencia del territorio que visita, entendiendo la gastronomía como una parte indispensable del patrimonio cultural".

En este sentido, cada comunidad autónoma cuenta con una serie de productos propios de cada tierra, que dada su singularidad, disponen de una protección especial, las conocidas como Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas. Estas, además de servir como guía a la hora de conocer los orígenes y costumbres de un determinado territorio, suponen un motor para la economía local. Por ejemplo, desde la Junta de Extremadura señalan que "la calidad de nuestros productos representa la piedra angular del desarrollo rural y económico de la región, a la vez que contribuye a la lucha contra la despoblación".

Así, más de una docena de productos disponen de estos sellos de calidad. De forma que viajar a la Dehesa extremeña significa no solo disfrutar de su paisaje, sino deleitarse con sus jamones ibéricos; visitar la localidad de Jerte y su valle en los meses de marzo y abril, en plena floración de los cerezos, es un placer para la vista y hacerlo en verano, una alegría para el paladar; descubrir el interior de la región significa conocer sus vinos Ribera del Guadiana y adentrarse en la comarca de La Vera, entender por qué su pimentón es un tesoro gastronómico. Lo mismo ocurre con Monterrubio y su tradición olivera, o con Gata-Hurdes, tierra de la variedad de aceituna Manzanilla Cacereña, donde podremos disfrutar de sus aceites. También los amantes de la naturaleza y el queso pueden recorrer los municipios de Casar de Cáceres y La Serena, para finalmente terminar en la comarca de Villuercas-Iboresas, donde rodeados de bosques de castaños, encinas, robles, alcornoques y abundantes corrientes de agua, se produce una miel de gran calidad.

Además de estos rincones gastronómicos con nombre propio, desde Cáceres a Badajoz, en cualquier restaurante es posible pedir platos como la chanfaina, elaborado con cordero de Extremadura -Corderex-, o una caldereta de morcillo de ternera de la región, siempre maridados con vinos de la tierra o un cava artesanal.

Motor económico de la región

Desde el Ejecutivo extremeño aseguran que "las Denominaciones de Origen y las Indicaciones Geográficas Protegidas son un instrumento para generar riqueza y empleo de una manera sostenible, minimizando el impacto en el medio natural a través de una especialización inteligente e innovadora. Por ello, estos sellos se enmarcan dentro de nuestra Estrategia de Economía Verde y Circular". Un punto importante, ya que las actividades del sector primario ocupan un papel destacado en la región: el 9,5% del VAB regional procede de dicho sector (aproximadamente, 1.780 millones de euros). Además, un 17,9% del total exportaciones agrarias nacionales se realizó desde Extremadura, aumentando un 12,9% con respecto al año anterior.

Desde el gobierno regional concluyen que "el trinomio conformado por los sectores del turismo, de la gastronomía y de la alimentación posiciona a Extremadura como un referente nacional y brindan la oportunidad de disfrutar y saborear el valor de nuestra tierra".