Es noticia
Madagascar: el país de los lémures y la naturaleza por doquier
  1. Viajes
existen 14 especies diferentes de lémures

Madagascar: el país de los lémures y la naturaleza por doquier

En este lugar, es posible sentirse como en una película de Disney (o mejor). Sus característicos mamíferos cuadrumanos han sido protagonistas de algunas de sus ficciones

Foto: Un lémur de los que pueden encontrarse en Madagascar. (iStock)
Un lémur de los que pueden encontrarse en Madagascar. (iStock)

Hace unos 130 millones de años, la isla de Madagascar se separó físicamente del continente africano. Sin embargo, a pesar de esa ruptura geográfica, el país ha mantenido un buen número de tradiciones vinculadas con la idiosincrasia del continente y ha logrado proteger las variedades endémicas que se desarrollan en su territorio. Los lémures son la especie propia más significativa de Madagascar, llegándose a contar hasta 14 diferentes en algunos de sus impresionantes parques. Para conocerlos, nada mejor que realizar una ruta a través de la zona central y sur de la isla, y así contemplar la enorme diversidad paisajística, cultural y de fauna que acoge este país de bandera bicromática.

Tras desembarcar en Antananarivo —la capital—, el viajero partirá acompañado de un guía de habla española hacia la reserva privada de Mandraka-Peyrieras para avistar camaleones, cocodrilos y otras especies de fauna endémica. La reserva especial de Analamazaotra, ubicada dentro del Parque Nacional de Andasibe-Mantadia, también se incluye en el 'tour', permitiendo a los visitantes realizar una ruta de unas cuatro horas a pie por sus tierras y conocer al lémur más grande de todo Madagascar: el célebre Indri-Indri de piel negra y blanca y ojos claros.

En este parque nacional, de 15.480 hectáreas, conviven 14 especies diferentes de lémures, lo que lo convierte en un destino perfecto para presentarse a estos animales propios de Madagascar. Además, también habitan en sus terrenos 51 tipos de reptiles —entre ellos, la conocida boa Mandrita—, 108 variedades de aves y 84 clases diferentes de anfibios. Cuando deje atrás sus paisajes, de noche, realizará una visita a la reserva privada del Lodge donde se aloje: coja una linterna frontal, un chubasquero y unos zapatos cómodos para adentrarse en el oscuro mundo de los lémures nocturnos.

'Foie-gras' y ollas de aluminio en Madagascar

A pesar de que son los franceses los que se llevan la fama mundial en lo que al 'foie-gras' se refiere, entre los arrozales en terraza de las 'tierras altas' malgaches descansa la ciudad de Behenjy. Esta urbe fabrica diferentes tipos de paté de hígado de los más suculentos que se pueden degustar durante el almuerzo libre que se realiza entre sus calles. Además, otra curiosa 'industria' le hará partícipe de sus trabajos en Ambatolampy: allí, los habitantes se dedican a la fabricación artesanal de ollas de aluminio.

Para descansar sin dejar de conocer Madagascar, el recorrido por el centro histórico de Antsirabe lo realizará subido en unos clásicos 'pousse-pousse'. Con ese nombre se conoce a los carritos con espacio para dos personas movidos por tracción humana —en la India se llaman 'rickshaws'—. Este medio de transporte forma parte de la influencia oriental que aún permanece en la isla, donde también se intuye cierta esencia posterior a la colonización gala en elementos como los edificios esparcidos por la ciudad de Atsena Kely. Allí tendrá tiempo de visitar su colorida catedral y la estación del tren antes de partir rumbo a Ambositra.

Conocida como la capital de la artesanía malgache, Ambositra es reconocida por sus artesanos 'zafimaniry'. Son auténticos maestros de la escultura en madera, y muchos realizan labores sobre esta materia vegetal en los talleres de marquetería que se distribuyen por el callejero de la ciudad.

Un baño en aguas termales selváticas

El sexto día de su estancia en Madagascar comenzará muy temprano. La brújula le guiará hasta el Parque Nacional de Ranomafana, para realizar una caminata de unas cuatro horas de duración que terminará con una vista panorámica sobre la cascada del río Namorona. Este parque acoge uno de los bosques lluviosos inscritos en la lista de Patrimonio Mundial por su importancia en los procesos ecológicos y por el gran número de especies amenazadas que viven entre las ramas y raíces de sus árboles, así que no dude en sacar la cámara y retratar la vida que le saluda a su paso.

Cuenta la leyenda que en este lugar llueve tanto que durante los 365 días del año se registran precipitaciones. El líquido elemento está fuertemente vinculado al Ranomafana, y no en vano aparece como el enclave más húmedo de Madagascar. Además, los franceses descubrieron durante la época colonial una fuente de aguas termales escondida en esta selva y crearon un balneario del que aún se puede disfrutar.

Papel antemoro y lémures por doquier

Si días atrás pudo conocer la elaboración del 'foie-gras' y las ollas de aluminio, en Ambalavao visitará una fábrica de papel antemoro. Los orígenes de esta pasta de fibra se remontan al siglo VII, cuando los migrantes árabes llegados a la costa sureste vieron la necesidad de crear un papel que resistiera el paso del tiempo: sus Coranes estaban degradándose y urgía encontrar una alternativa para conservarlos. Así, la corteza del arbusto 'avoha' —de la familia de la higuera— fue el material ideal para elaborar un tipo de papel mucho más resistente y duradero que todavía a día de hoy se continúa produciendo.

A continuación, conocerá la Reserva Natural de Anjà, donde más de 300 lémures de diversas especies —incluida la maki, con su peculiar cola anillada y sus orejas puntiagudas— saldrán a darle la bienvenida. Su periplo por las 'tierras altas' finalizará cuando alcance el Parque Nacional de Isalo, pues a partir de entonces dará comienzo su descenso a través de la sabana malgache. El parque de Isalo es la muestra más evidente de que el desierto también existe en Madagascar, pues sus colores rojizos evocan inevitablemente los paisajes más reconocibles de Colorado y Arizona.

La siguiente parada será la región de La Crète, terminando su paseo en una hermosa piscina natural donde podrá tomar un baño de lo más reparador.

Tumbas con cráneos y murallas de huevo

La ruta continuará hacia el sur y, por el camino, observará las famosas tumbas Mahafaly. Con este nombre se conocen las obras de piedra con estelas funerarias esculpidas que, en ocasiones, también reflejan pinturas de animales y escenas de la vida cotidiana. Como curiosidad, destaca que siempre están cubiertas de cráneos y cuernos de cebúes, una característica que dota de cierto halo tenebroso al lugar. Antes de poner rumbo a la costa, un paseo de hora y media por los terrenos casi llanos del Parque Nacional de Zombitse le permitirá conocer lémures de la especie sifaka.

Su jornada en las playas de Ifaty o Madiorano será completamente libre, y podrá aprovechar las horas para hacer alguna de las excursiones que se desarrollan en la Reserva de Baobabs de Reniala. Esnórquel, piragua sobre la barrera de coral, 'quads' o incluso avistamiento de ballenas —de julio a septiembre— son algunas de las opciones.

Antananarivo fue el punto de partida de su viaje y también pondrá el broche final. A unos 18 kilómetros de la capital, realizará una visita guiada a la ciudadela de Ambohimanga, una colina que acoge los palacios y fortificaciones de las últimas dinastías de la monarquía Merina. Muy singular es su muralla, única en el mundo, al haber sido construida siguiendo una original técnica de albañilería: está hecha con cáscaras de huevo. Antes de volver a casa, en el mercado de artesanía de La Digue, podrá comprar algún recuerdo. Es la feria de artesanía más grande de Madagascar y uno de los lugares comerciales más grandes de África. ¿Podrá resistirse a hacerse con uno de los lémures que se venden en los puestos? Anímese a comprobarlo.

Hace unos 130 millones de años, la isla de Madagascar se separó físicamente del continente africano. Sin embargo, a pesar de esa ruptura geográfica, el país ha mantenido un buen número de tradiciones vinculadas con la idiosincrasia del continente y ha logrado proteger las variedades endémicas que se desarrollan en su territorio. Los lémures son la especie propia más significativa de Madagascar, llegándose a contar hasta 14 diferentes en algunos de sus impresionantes parques. Para conocerlos, nada mejor que realizar una ruta a través de la zona central y sur de la isla, y así contemplar la enorme diversidad paisajística, cultural y de fauna que acoge este país de bandera bicromática.

Viajes Pangea Viajes Naturaleza
El redactor recomienda