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Qué ver en Tailandia, el país de los templos y los Budas impresionantes
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conozca el 'tren de la muerte'

Qué ver en Tailandia, el país de los templos y los Budas impresionantes

Los colores y arquitectura del mapa del país permiten al viajero llevarse a casa un sinfín de experiencias de lo más variopintas

Foto: El Wat Yai Chai de Ayutthaya, en Tailandia. (iStock)
El Wat Yai Chai de Ayutthaya, en Tailandia. (iStock)

Tailandia es el país de los templos. En un territorio de aplastante mayoría budista, las construcciones dedicadas a la oración son una constante incluso en las grandes ciudades. Bangkok, la capital, no solo puede presumir de tener unos increíbles rascacielos o unas azoteas para disfrutar de inolvidables cenas. La urbe más grande de Tailandia también acoge en su callejero gran multitud de templos, donde la población acude a dejar ofrendas en forma de dinero, comida, flores de loto o incienso. Y todos están a disposición del viajero que quiera visitarlos.

Uno de los más conocidos se encuentra en el barrio bangkokiano de China Town, donde la mezcla entre la cultura china y la tailandesa genera un increíble contraste que no hay que dejar de conocer. En este curioso enclave, se encuentra el Templo del Buda de Oro —Wat Traimit—, donde descansa la estatua áurea más importante del mundo. Con sus tres metros de alto y 5,5 toneladas de oro macizo, esta brillante escultura representa a Buda en la clásica postura del Bhumisparshamudra: la mano derecha hacia el suelo para tocar la tierra.

Otro Buda cubierto de oro —en este caso, la estatua ha recibido un baño de este metal precioso, pero no es de oro en su interior— se localiza en el templo Wat Pho, muy conocido por estar situado en el mismo recinto que acoge el mejor establecimiento de masajes tailandeses del país. Esta curiosidad ha animado a algunos a identificar, de una manera divertida y bromista, la postura tumbada en la que se reciben estos cuidados corporales con la imagen inclinada en la que está representado el Buda de 46 metros de largo y 15 metros de alto que encaja casi al milímetro en Wat Pho.

El Buda más venerado de todo Bangkok es el que se encuentra en el Wat Phra Kaeo, el templo donde recibe miles de ofrendas. A pesar de que se conoce con el nombre de 'Buda de Esmeralda', esta escultura de tan solo 45 centímetros está tallada en una sola pieza de jade verde que se ha decorado con ropajes de oro. La construcción está levantada dentro del complejo de edificios al que pertenece el Gran Palacio Real, antigua residencia de los reyes de Tailandia, que a día de hoy es el monumento más importante de la ciudad de Bangkok —tanto, que incluso se debe cumplir un código de vestimenta cubriendo hombros y piernas para acceder a él—.

Templos de Ayutthaya y 'Tren de la muerte'

De camino a Ayutthaya, provincia tailandesa dividida en 16 distritos diferentes, es obligatoria la parada en Kanchanburi. Allí se encuentran las vías sobre las que circuló el 'Tren de la muerte', un ferrocarril que cubría la ruta entre la antigua Birmania —actual Myanmar— y Tailandia para el transporte de mercancías y soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Este tren acapara tan lúgubre sobrenombre por la cantidad de obreros que perecieron mientras trabajaban en esta tarea, pues las condiciones a que fueron sometidos eran pésimas y la gran mayoría no las soportó.

A día de hoy, aún continúa en activo el tramo de la vía que discurre hasta Namtok, muy frecuentado por los turistas que no quieren perder la oportunidad de conocer el puente sobre el río Kwai que dio nombre a la famosa película basada en su construcción. Además, se puede visitar el cementerio de los aliados de Kanchanburi, donde reposan sobre una cuidada alfombra de césped las más de 7.000 lápidas de los fallecidos que dejó atrás el delineado del 'Tren de la muerte'.

La ruta debe continuar hacia el Parque Histórico de Ayutthaya, ciudad que fue segunda capital del reino de Siam —esta denominación es la que recibía Tailandia antes de cambiar su nombre por el actual—. En esta región del país, es posible disfrutar de una gran cantidad de templos en ruinas, que aún mantienen su atractivo a pesar de las huellas que el tiempo ha dejado marcadas sobre sus estructuras con forma de campana invertida.

La figura más emblemática de Ayutthaya, quizás, es la cabeza de Buda que ha quedado 'dormida' entre raíces de árbol. Se encuentra en el templo de Wat Mahathat, levantado en el siglo XIV y echado abajo por la invasión birmana a mediados del siglo XVIII. Si bien es cierto que no se sabe con exactitud cómo llegó la cabeza a su actual enclave, algunas teorías apuntan a que fueron las tropas de Birmania las que decapitaron la escultura del Buda para dañar la sensibilidad de sus rivales en la batalla.

La visita a los templos de Wat Chaiwathanaram y Wat Mahathat es más que recomendable en las impresionantes rutas que se pueden contratar a lo largo del país. Sus fotos acompañarán a los recuerdos que se impregnen en las retinas al contemplar Lopburi, donde el templo de los monos hace honor a unos animales que se han convertido en parte indispensable del paisaje de la ciudad.

Buda blanco, Chiang Rai y Chiang Mai

Puesto que el viajero ya ha conocido la segunda capital del antiguo reino de Tailandia —Ayutthaya—, ¿qué mejor que adentrarse en la urbe que ocupó el primer puesto? Este honor corresponde a Sukhothai, localidad enclavada en el Parque Histórico que lleva su mismo nombre y que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Para conocer todos sus atractivos, se realiza un paseo en bicicleta muy relajado, pues el tráfico rodado es casi nulo y solo hay que prestar atención a los 'tuc tuc' que transitan por el pavimento.

Es en este lugar donde descansan el templo Wat Sri Chum y su gran buda blanco de más de 700 años de antigüedad, encajonado entre las paredes de un enclave ajardinado de singular belleza vegetal. Con su imagen aún en la memoria, los turistas partirán hacia la fría región de Chiang Rai, englobada en lo que se conoce como 'triángulo de oro' del río Mekong, bautizado con este nombre por la confluencia de las fronteras de Laos, Tailandia y Myanmar. La zona es muy montañosa, y en ella viven etnias tan singulares y diferenciadas como la akha, la karen o la yao, entre las cuales es posible ver los altos cuellos de las mujeres jirafa. Resulta interesante la parada en la Casa del Opio, un museo dedicado al recuerdo de la enorme cantidad de esta sustancia que se cultivaba en la región.

Con la brújula rumbo a Chiang Mai, pero aún en Chiang Rai, aparece imponente ante los ojos el templo blanco contemporáneo más llamativo de Tailandia, empezado a construir en 1997. El Wat Rong Khun está inacabado y, día a día, su autor añade elementos a un diseño que parece no darse nunca por terminado. Las figuras exteriores aluden a los más variopintos significados, desde manos que salen del inframundo hasta esculturas de Buda; mientras que en el interior se aprecia una decoración de lo más colorida que recuerda inevitablemente al mundo del cómic.

La región de la 'rosa del norte', como así se conoce a Chiang Mai, también acoge un templo sagrado. El Wat Doi Suthep se encuentra en la segunda ciudad más grande de Tailandia —solo por detrás de Bangkok—, y debe su nombre a la colonia homónima que lo sustenta. El brillante color dorado de sus muros es muy característico, y a él acuden fieles a rendir culto a Buda antes de dar un paseo por alguno de los mercados nocturnos que se extienden por su mapa. En estos lugares comerciales se puede comprar artesanía y probar la comida más típica de Chiang Mai: el khao soi, un plato de fideos fritos salpicados con diferentes ingredientes. Tampoco puede faltar la degustación de las ricas salchichas de cerdo muy especiadas, así como el pad thai, que incluye fideos de arroz salteados. ¿Se anima a 'probar' Tailandia?

Tailandia es el país de los templos. En un territorio de aplastante mayoría budista, las construcciones dedicadas a la oración son una constante incluso en las grandes ciudades. Bangkok, la capital, no solo puede presumir de tener unos increíbles rascacielos o unas azoteas para disfrutar de inolvidables cenas. La urbe más grande de Tailandia también acoge en su callejero gran multitud de templos, donde la población acude a dejar ofrendas en forma de dinero, comida, flores de loto o incienso. Y todos están a disposición del viajero que quiera visitarlos.

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