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Dublín: ruta por Temple Bar, Trinity College, cervezas y más
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Dublín: ruta por Temple Bar, Trinity College, cervezas y más

La capital de Irlanda se postula como un destino ideal para los que quieren conocer una nueva forma de vida 'rodeado' de pequeños duendecillos verdes

Foto: Faro de Baily, en Howth, Irlanda (iStock)
Faro de Baily, en Howth, Irlanda (iStock)

En el país de los duendes y las hadas resulta difícil dar un paso sin que alguno de estos seres fabulosos salgan a nuestro encuentro. Bien sea durante los recorridos entre bosques de frondosidad casi impenetrable o en trayectos por la ciudad, Irlanda 'encanta' a sus visitantes con la magia del norte. La derrocha en sus pueblos más pequeños y en sus urbes más grandes, incluso en su capital. Y es que en Dublín también se deja sentir el tiene la localidad más poblada de la isla.

Regada por el río Liffey, Dublín es una de las capitales europeas favoritas para los que quieren 'mojar' sus gargantas con una buena cerveza. Aunque Alemania compite con Irlanda por hacerse con el dominio de las jarras, no hay quien visite la ciudad y no se deje caer por la zona de Temple Bar. En esta concurrida calle se concentras múltiples pubs irlandeses con música en directo que ofrecen a sus clientes cervezas de todo tipo, ocupando un lugar destacado la mítica Guinness cuya fábrica se puede visitar.

Los bares más famosos para tomar un trago de este 'oro líquido' son el Temple Bar –el pub de fachadas rojas que bautiza al barrio que lo acoge– y el Oliver Saint George Gogarty. En este último, con sus paredes exteriores verde pistacho que le hacen parecer una caja de galletas 'vintage' lista para hincarle el diente, se celebran tantos eventos musicales y culturales que incluso tiene organizada una agenda de actos donde los recoge todos. Ni el Temple Bar ni el Oliver Saint George Gogarty son especialmente baratos, pero merece la pena sentarse en sus mesas para disfrutar de un espectáculo tan tradicional como la cerveza que sirven.

Trinity College y catedrales: imprescindibles

Los que se animen a visitar Dublín deben anotar como lugares de visita obligada una serie de enclaves típicos en la ciudad. Entre ellos, el Trinity College, la universidad más antigua de la urbe con un campus de 190.000 metros cuadrados siempre lleno de vida y actividad. Si se recorre durante los fines de semana, es posible ver partidos de rugby y fútbol americano disputados por los estudiantes, dos deportes que le llamarán la atención puesto que en España no son los más habituales. Imprescindible resulta la reserva para entrar en la biblioteca de la universidad: es la más importante de Irlanda y acoge el conocido como 'Gran Evangelio', la pieza principal del cristianismo celta datada en el año 800 d.C. llamada 'libro de Kells'.

A diez minutos andando, la Santísima Trinidad –en inglés conocida como Christ Church– aparece ante los ojos de los visitantes con su llamativa estructura parecida al Puente de los Suspiros veneciano. Siendo la catedral más antigua de la ciudad, compite con la de San Patricio en cuanto a fama y alabanzas. Puesto que San Patricio es el patrón de Irlanda, los turistas consideran que la suya es la catedral más importante de Dublín –por cierto, única ciudad de Europa con dos catedrales en su callejero–. No es así: aunque sí es la más alta, el templo de la Santísima Trinidad es la sede del arzobispado.

Parques, tiendas... y hasta una cárcel

Irlanda, país que lleva con orgullo el verde como uno de sus colores nacionales, no podía descuidar la naturaleza en su capital. Así, en Dublín se puede respirar aire puro paseando por el famoso Parque Fénix, que con sus más de 700 hectáreas puede presumir de ser el parque urbano más grande de Europa. Su amplia extensión le permite acoger en su interior un zoo e incluso la casa del Presidente del país, residencia oficial de los líderes de la nación desde 1958 en la que algunos intuyen cierto parecido –salvando las distancias– con la Casa Blanca americana.

En esta prisión, inaugurada en 1796, tuvieron lugar numerosos fusilamientos durante la guerra civil irlandesa

La historia de Dublín también se puede experimentar en visitas culturales como la que se realiza a la cárcel de Kilmainhamn Gaol. En esta prisión, inaugurada en 1796, tuvieron lugar numerosos fusilamientos durante la guerra civil irlandesa. Los reos sufrían pésimas condiciones de salubridad y acondicionamiento que quedan explicadas durante el recorrido por sus instalaciones, hoy en día convertidas en museo.

Existen rutas por Dublín que incluyen la entrada al castillo de Malahide. Cuenta la leyenda que está habitado por fantasmas y, quizá, sean ellos los responsables de que el edificio esté tan bien conservado. En origen, este lugar perteneció a la familia Talbot, que vivió en él de manera ininterrumpida generación tras generación desde el año 1185 hasta hace tan solo 41 años. Sus habitaciones, salones y otras estancias son visitables, permitiendo disfrutar de la dispar decoración de cada una de ellas. Del castillo de Malahide se llegará hasta el pueblo costero de Howth Harbour, donde si se sienta a la mesa es fundamental probar su riquísimo marisco.

Otro paseo que no puede faltar por Dublín es el que recorre la calle O'Connell y Grafton. El primero de ellos discurre por una de las vías comerciales más importantes de la ciudad, dejándose ver en cada rincón un músico callejero que anima la jornada. Al final de la calle se encuentra la famosa escultura 'The Spire', una afilada aguja de 120 metros ubicada donde antiguamente se encontraba el Pilar de Nelson que fue destruido por los ataques del IRA. En la calle Grafton, también en el centro de Dublín y también comercial, se podrá fotografiar la estatua dedicada a la pescadera Molly Malone cuando regrese a su lugar habitual. Actualmente, esta escultura se encuentra en la calle Suffolk, pues las obras de un tranvía han obligado a desplazarla. ¿Se anima a cantar junto a ella la canción dedicada en su honor?

En el país de los duendes y las hadas resulta difícil dar un paso sin que alguno de estos seres fabulosos salgan a nuestro encuentro. Bien sea durante los recorridos entre bosques de frondosidad casi impenetrable o en trayectos por la ciudad, Irlanda 'encanta' a sus visitantes con la magia del norte. La derrocha en sus pueblos más pequeños y en sus urbes más grandes, incluso en su capital. Y es que en Dublín también se deja sentir el tiene la localidad más poblada de la isla.

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