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De 'Star Trek' a 'Juego de tronos', 50 años de adictos a las series 
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De 'Star Trek' a 'Juego de tronos', 50 años de adictos a las series 

La fiebre por las series de la televisión no es una moda exclusiva del siglo XXI

Foto: Dos asistentes a la quinta edición de la Comic Con, el evento fan por antonomasia, celebrado en Chile
Dos asistentes a la quinta edición de la Comic Con, el evento fan por antonomasia, celebrado en Chile

¿Eres de los que se ha visto las seis temporadas de ‘Perdidos’ tres veces y has invertido la mitad de tu juventud en foros sobre la serie? ¿Pusiste tu granito de arena para hacerle saber a TVE que querías que renovasen ‘El Ministerio del Tiempo’? ¿Esperas el regreso de ‘Twin Peaks’ con las mismas ganas que la llegada del verano, y las vacaciones? Si alguna de las respuestas ha sido “sí” puedes afirmar con orgullo que eres un amante de las series de televisión. Pero tampoco te crezcas, porque antes que tú hubo muchos que se engancharon a una producción serializada. Y no me refiero a tu abuela escuchando 'Ama Rosa' en el rellano con las vecinas, sino a todos aquellos que en los últimos 50 años han formado parte de alguna de las comunidades alternativas que se han constituido en torno a las series de televisión.

Porque ser aficionado a las producciones de la pequeña pantalla no es algo que ha nacido, aunque sí se ha popularizado, con la llegada de múltiples plataformas de visionado. Ni las producciones que terminan convirtiéndose en “fenómeno fan” son exclusivas del siglo XXI, tan proclive a fijarse en este tipo de movimientos. Para ofrecer “una mirada histórica a los inicios del fenómeno fan de la televisión en la época moderna”, María del Mar Grandío Pérez, profesora de Ficción Seriada Audiovisual y Narrativas Transmedia en la Universidad de Murcia, ha publicado en la editorial UOC, ‘Adictos a las Series. 50 años de lecciones de los fans’.

Un libro que, según la propia autora, “puede ser un buen punto de partida para aquellos que quieran conocer en qué consiste el fenómeno fan en torno a una serie y cuál ha sido su evolución en los últimos 50 años”. Además de rendir homenaje a los académicos que dedicaron su carrera al estudio de la materia. Para ello Grandío Pérez detalla cómo se genera el 'fandom', o fenómeno social, en torno a una producción, y se adentra en alguno de los más representativos en el último medio siglo. El paisaje formado por los seguidores de las series lo completan varias entrevistas a algunos expertos en la materia como Henry Jenkins, Carlos Scolari o miembros destacados de comunidades de fans en España, como Julián Sánchez o Ignacio de la Calle.

Seriéfilos "omnívoros"

Convertirse en seguidor de una serie de televisión no es tan simple como sentarse frente a la pantalla a disfrutar de una nueva historia. Según la profesora, “la serie tiene que apelar a la emoción del espectador, tanto individual como grupalmente. En este sentido, las series son capaces de ofrecer historias llenas de valores y emociones que generan vínculos permanentes a nivel individual y grupal”. Estas uniones pueden ser universales, como la conexión entre los fans de todo el mundo de series como ‘Juego de tronos’. Pero también minoritarias, con producciones como ‘The Wire’ porque como explica la autora “no importa el número de seguidores siempre y cuando esa serie sea significativa para ellos”.

Sentirse identificado con un personaje, tener curiosidad por el momento o el lugar en el que transcurre la serie, o disfrutar de la dinámica en la que se desarrolla la historia son algunos de los requisitos previos para la formación del 'fandom'. Para Grandío Pérez el germen del fenómeno fan reside en “la representación de un universo de valores y emociones con significado para su audiencia”. Un origen que no entiende de clasismo artístico, porque como aclara la autora "podríamos catalogar a muchos seriéfilos de hoy en día como 'omnívoros', ven muchas series y en su repertorio hay espacio tanto para el arte más elevado como para la televisión más comercial".

Pero el menú de los consumidores de series no es únicamente diverso, y lo mismo recurren a un ‘fast-food’ que al último gastrobar de moda, sino que también es abundante. Una adicción que, entre sus síntomas claros tiene, según la autora, “la necesidad imperiosa de ver varios capítulos seguidos de esa serie, incluso a través de “atracones” de varias horas en los que desplazamos otras actividades de nuestra vida cotidiana”.

Todo tipo de fans

En ‘Adictos a las Series. 50 años de lecciones de los fans’, María del Mar Grandío Pérez recoge los procedimientos por los que los personajes de ficción y las audiencias terminan implicándose, una teoría que detalló el doctor en comunicación William J. Brown. Para el especialista, la conexión significativa que se establece entre la audiencia y las series se explica a través de cuatro procesos: la transportación, o implicación en la narrativa, la interacción parasocial, centrada en aspectos más emocionales, la identificación con los personajes y la adoración, o “idolización”, que cautiva al espectador.

Una rutina que en los últimos años se ha visto favorecida por la evolución de la tecnología, tanto en la popularización de las plataformas como en la difusión de las producciones. “Gracias a Internet, podemos hablar con otros fans de la serie, que están geográficamente alejados de nosotros, podemos compartir material, información…”, explica la profesora. En su libro, señala a ‘Doctor Who’ como una de las producciones más beneficiadas en nuestro país por la expansión de internet y la reflexión final del capítulo dedicado a la serie británica es que “cada creación de la cultura participativa es una puerta de entrada a la serie”.

Esas innovaciones artísticas llegan de la mano de los fans “participativos-creativos”, aquellos que generan creaciones artísticas o memes. Porque el universo de los seguidores de las series también los distingue a partir de sus actividades sociales. Así nos encontramos con “fans buscadores extratextuales”, que como recoge el libro, no se limitan a ver una producción y buscan información sobre ellos, “fans participativos-conversadores”, que necesitan hablar con otros de su nueva adicción televisiva, y los “fans participativos-activistas” que luchan y defienden una serie, especialmente cuando se encuentra en peligro de ser cancelada.

Auténticos fenómenos

El primer fenómeno fan de la historia de las ficciones televisivas modernas se produjo con ‘Star Trek’, una producción esencial para el género de la ciencia-ficción y para la pequeña pantalla. Tal y como recoge la autora, la verdadera pasión por la serie nació con las reposiciones durante los años setenta, diez años después de su estreno. Una rareza poco habitual en la televisión, que podría parecer imposible hoy en día, gracias a un mercado de series más saturado que nunca. Sin embargo, para Grandío Pérez “hoy en día, con tantos 'remakes' o 'revivals', por ejemplo, es posible que series que no tuvieron su impacto en un momento determinado tengan éxito a la luz de otros enfoques o, simplemente, otros tiempos”.

A través de los estudios que ha realizado a lo largo de su carrera profesional, la profesora ha tenido la oportunidad de recoger la opinión de cientos de espectadores, así como los sentimientos que provocaban en ellos las series. Especialmente sentidos son los comentarios que los aficionados a ‘Friends’ compartieron con ella. Frases como “Lo primero que he pensado (tras ver el final) ha sido “Se ha terminado una etapa de mi vida” evidencian la huella imborrable que la conocida producción dejó en toda una generación, porque como señala la profesora “acompañó durante 10 temporadas a jóvenes de medio mundo, y el final de la serie fue una mezcla de agradecimiento, por los años de diversión compartidos, y de tristeza por el adiós definitivo a todo un mundo de ficción”.

El relevo en el universo de los fenómenos televisivos lo tomó ‘Perdidos’ que se benefició innegablemente de las particularidades propias del momento de su estreno. “Parte del éxito de 'Perdidos' como fenómeno radica en el nuevo consumo y tipo de fans que popularizó internet, una red donde se podían debatir sus múltiples misterios y consumir el último episodio a través de descargas. Evidentemente, 'Perdidos' cambió la manera de consumir series en España”, sentencia la autora. En cuanto a su sucesora, ‘Juego de tronos’, el libro le atribuye la eclosión del fenómeno transmedia y señala que una de las claves de su éxito es estar destinada “al espectador propio de la cultura audiovisual actual”, formado por múltiples 'fandoms'.

La situación actual del mercado seriéfilo, los cambios a la hora de disfrutar una producción y el modelo de distribución de Netflix tendrán influencia en el futuro de los fenómenos fan. Para Grandío Pérez “los nuevos consumos impiden “saborear” la serie de manera conjunta, ya que los espectadores tienden a tener diferentes tiempos de consumo de los episodios, fomenta los “atracones” y el comentario de la creación serializada de una manera más dispersa”. Sin embargo, añade: “No pienso que sean menos intensos” porque “la importancia para la profundidad de una serie la ofrece el despliegue de emociones y valores que sea capaz de suscitar en su audiencia, algo que se hace a través de unos capítulos, independientemente de su emisión”. Porque la ficción audiovisual podrá evolucionar, pero nunca faltarán entusiastas dispuestos a engancharse a una nueva serie.

¿Eres de los que se ha visto las seis temporadas de ‘Perdidos’ tres veces y has invertido la mitad de tu juventud en foros sobre la serie? ¿Pusiste tu granito de arena para hacerle saber a TVE que querías que renovasen ‘El Ministerio del Tiempo’? ¿Esperas el regreso de ‘Twin Peaks’ con las mismas ganas que la llegada del verano, y las vacaciones? Si alguna de las respuestas ha sido “sí” puedes afirmar con orgullo que eres un amante de las series de televisión. Pero tampoco te crezcas, porque antes que tú hubo muchos que se engancharon a una producción serializada. Y no me refiero a tu abuela escuchando 'Ama Rosa' en el rellano con las vecinas, sino a todos aquellos que en los últimos 50 años han formado parte de alguna de las comunidades alternativas que se han constituido en torno a las series de televisión.

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