Crítica de 'La frontera' (Prime Video): arriesgada y adictiva miniserie sobre el conflicto de ETA
Protagonizada por Javier Rey, Itsaso Arana y Vincent Pérez, el thriller policíaco de alta tensión está coproducido por RTVE, y se estrena en 'streaming' este viernes
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El paso del tiempo resulta ser algo elástico, que se contrae o se dilata según la percepción de las personas. A más edad, parecería que los hechos que aquello que transcurrió hace dos días, en realidad sucedieron hace más de treinta años. Es por ello que no deja de sorprender la llegada de relatos en el audiovisual sobre los capítulos más recientes de la historia nacional. Si bien la banda terrorista ETA cesó su actividad en 2011 y se acabó disolviendo en 2018, con producciones como Fe de etarras (Borja Cobeaga, 2017), Patria (Aitor Gabilondo, 2020) o La línea invisible (Mariano Barroso, 2020) comenzó la revisión artística de ese oscuro pasado del que, a día de hoy, mucha gente puede hablar todavía.
A estas propuestas se suma ahora la miniserie La frontera, de Yolanda Centeno y María Pulido, que aborda, desde un prisma menos observado en la ficción, la etapa en la que Francia comenzó a colaborar con España contra la lucha terrorista. Protagonizada por Javier Rey (La última noche en Tremor), Itsaso Arana (Volveréis) y Vincent Pérez (Cyrano de Bergerac), la historia utiliza el marco histórico, en el que una parte disidente de la banda intentó atentar en París, para adentrarse en los impedimentos legales y los dilemas éticos de un capitán de la Guardia Civil y la hija de un veterano de ETA, a la hora de impedir la tragedia.
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El guion, firmado por Luis Marías y David Zurdo, vuela libre en su voluntad de retratar una historia de amor imposible, algo así como un Romeo y Julieta de familias enfrentadas, mezclado con el drama social e individual que se vivió a finales de los ochenta y en adelante. Esa "frontera" no solo se vuelve física, con el paso entre un país vecino y el otro, sino también mental, en los límites a los que cada uno de sus cuidados personajes (tanto principales, como secundarios) está dispuesto a alcanzar. La moralidad se vuelve en la obra un tema más que recurrente, reflexionando, más allá del pensamiento dualista entre buenos y malos, que ni unos tienen las manos limpias, ni todos luchaban por los mismos objetivos. La violencia, el desacuerdo y el miedo se plasman en la miniserie como resultado de este enrevesado crisol político.
Ejemplo de ello es el personaje de Izaskun (Arana), conflictuada entre los dictámenes de su conciencia y la carga familiar. Además de uno de los giros de guion más interesantes de la trama, su interpretación alberga la fogosa fuerza que permitirá a los espectadores engancharse a cada uno de los cinco episodios que conforman la miniserie. Mario (Rey), por contra, es la calma personificada, el polo opuesto que no puede evitar sentirse atraído. El temple del actor recuerda al de un detective del cine negro clásico; un Alain Delon de El silencio de un hombre (Jean-Pierre Melville, 1967), estático, imperturbable y firme en sus intenciones. El imaginativo juego del thriller, con sus clichés de interrogatorios y operaciones policiales, y sus sorpresas admitidas dentro del relato histórico, queda apuntado desde las primeras secuencias que abren esta frontera desquiciada, con una persecución de alto nivel, poco frecuente en producciones de televisión generalista.
📢VIERNES 13 DE JUNIo‼‼‼🕵💣
— Par Producciones (@ParTelevision) June 12, 2025
Gran estreno de #LaFrontera en @PrimeVideoES con @javierrrey @itsaso_arana Vincent Pérez y @VctorClavijo (Y muy pronto en @la1_tve_ )#Thriller #ETA #Francia #GuardiaCivil #París pic.twitter.com/kes3Wncc5c
Con La frontera, se abre un nuevo impulso de usar las páginas de la historia contemporánea española más delicada, al servicio de la ficción. En su atrevimiento respetuoso sobre la temática del conflicto, reside gran parte de la emoción del viaje, que podría guardar más puntos de conexión con producciones de ligera alta tensión como La casa de papel (Álex Pina, 2017), que con el drama más intenso. En este orden, La frontera se disfruta como una sorpresa inesperada. Posiblemente, una de las ficciones nacionales más adictivas en lo que va de año.
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El paso del tiempo resulta ser algo elástico, que se contrae o se dilata según la percepción de las personas. A más edad, parecería que los hechos que aquello que transcurrió hace dos días, en realidad sucedieron hace más de treinta años. Es por ello que no deja de sorprender la llegada de relatos en el audiovisual sobre los capítulos más recientes de la historia nacional. Si bien la banda terrorista ETA cesó su actividad en 2011 y se acabó disolviendo en 2018, con producciones como Fe de etarras (Borja Cobeaga, 2017), Patria (Aitor Gabilondo, 2020) o La línea invisible (Mariano Barroso, 2020) comenzó la revisión artística de ese oscuro pasado del que, a día de hoy, mucha gente puede hablar todavía.