Todo lo que ha sucedido en la boda de Jana y Manuel en 'La Promesa': "No sabes hasta qué punto te detesto"

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Parecía imposible, pero la historia de amor de los personajes de Jana y Manuel por fin ha culminado con una celebración de boda, en los últimos capítulos especiales de La Promesa, emitidos este martes, 7 de enero. Dos años después del inicio de la serie diaria de las tardes de La 1 de Televisión Española, la ficción de Josep Cister Rubio se ha vestido de seda para brindar a los espectadores uno de sus momentos más esperados. Eso sí, el enlace no ha estado exento de polémica, y es que aunque se haya convertido en la esposa del heredero de Luján, Cruz no le facilitará nada la vida a Jana a partir de ahora.

Al final del capítulo emitido a las 17:30 horas, Leocadia había pillado a Cruz tramando una estratagema con Petra para evitar la boda. Sus planes pasaban por denunciar a la futura novia a la Guardia Civil, con cualquier excusa barata para que la detuviese antes de la ceremonia. La invitada al palacio se ha ofrecido ser de ayuda para la boda, disimulando no haber escuchado los sucios planes del ama de llaves y su señora. Pero la mirada que le dedicaba Leocadia a Cruz revelaba la gran "pillada" que acaba de protagonizar.

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En las cocinas, Simona lamentaba con Catalina el hecho de que Candela y ella no pudiesen asistir: "Es una sensación como de que esta boda va a ser una boda muy triste", ha presagiado la sirvienta. ¿Era una profecía? De momento, otra mala noticia ha llegado a oídos de Manuel: Curro ha recibido un telegrama de Martina confirmando que no podría llegar a tiempo a la boda.

Curro ha aprovechado para contarles a los futuros novios que Martina estaba al tanto del parentesco entre él y su supuesto primo, Manuel. Pero la confianza sobre la muchacha ha ido por delante, y Jana y Manuel han terminado aceptando que Martina supiese de quién era hijo Curro. A solas, Manuel ha percibido la inquietud de Jana en la víspera de la ceremonia. El chico también ha admitido que la tensión vivida en el palacio era insoportable. Jana ha preguntado si acaso quería echarse atrás, pero el aviador se ha reafirmado: "Vamos a ir adelante con todas las consecuencias".

Jana y Manuel han terminado aceptando que Martina supiese de quién era hijo Curro

"Lo mejor de todo esto es que estamos demostrando que nada es imposible", ha reflexionado Manuel, pese a que Jana mantenía un pensamiento que no le gustaba nada. Jana ha celebrado aquella consolación con un beso a su amado: "Mañana seremos marido y mujer, y no habrá nadie ni nada que pueda interponerse entre nosotros y nuestro amor".

La noche antes de la boda, Manuel ha expresado sus nervios a Curro, y Jana le ha pedido a María Fernández dormir con ella en la habitación del servicio. Manuel ha echado de menos a Tomás en un día tan señalado. También ha lamentado el trágico final que tuvo Jimena, aunque su primo le ha asegurado que ahora todo sería diferente, pues al fin se casaba con la mujer que amaba. Curro ha levantado la copa por Tomás, y Manuel lo ha hecho por poder celebrarlo con su "otro hermano".

La última estratagema de Cruz

A la mañana siguiente, Manuel, ya vestido, se encontraba temblando como un flan. Curro se ha acercado para arreglarle la corbata y tranquilizarle, y Alonso también le ha dedicado buenas palabras a su hijo, mostrándole su apoyo pese a no aceptar a Jana desde el comienzo. Alonso ha admitido la valentía de su hijo: "Te lo has jugado todo por ello, es algo que no todo el mundo puede decir". ¿Lamentará el marqués algunas de sus decisiones del pasado?

Catalina, Vera y Teresa ayudaban a Jana a ponerse el vestido. La novia, sin embargo, seguía pensando que aquel atuendo, elegido por Cruz, seguía siendo demasiado recargado. María Fernández, responsable de custodiar el ramo, retocaba las flores en el estudio de Manuel. Allí le ha encontrado Samuel, y alguien ha cerrado con llave la puerta a sus espaldas. ¿Llegaría el cura a tiempo para la boda?

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Petra se enorgullecía instantes después frente a Cruz, de haber encerrado a Samuel. La marquesa le ha dado las gracias al ama de llaves por su ayuda, y le ha preguntado qué posibilidad había de que alguien abriese aquel estudio por accidente. Petra ha declarado que solo ella podría abrirlo, pero la marquesa ha preferido que la puerta permaneciese cerrada: "Me cortaría una mano con tal de impedir esta boda".

"Me cago en la leche", ha llegado a expresar la encerrada María Fernández. La doncella no ha tardado nada en pensar que podría haber sido la "marimandrajos" quien hubiese echado la llave. Samuel ha seguido gritando auxilio, sin ningún éxito, pero ha pensado que "a grandes males, grandes remedios": el cura ha cogido un destornillador del estudio, y clavándolo en el cerrojo, ha logrado abrir la puerta.

Cruz, a Petra: "Me cortaría una mano con tal de impedir esta boda"

María y Samuel han escapado a tiempo, y tanto Cruz como Petra se han quedado perplejas al verles llegar a la iglesia. Acto seguido, Jana ha entrado del brazo de Lorenzo mientras el órgano tocaba música nupcial. Cruz, disimulando, le ha arreglado a Jana el vestido conforme se ha acercado al altar. Leocadia, mientras tanto, vigilaba de cerca a su anfitriona.

El esperado "sí, quiero"

En cocinas, Simona y Candela han deseado que los novios fuesen felices. Pero Simona ha pensado cómo se le atragantará a Cruz que Jana se haga la marquesa el día que Alonso falte. De vuelta a la capilla, Manuel y Jana se intercambiaban las promesas de cuidarse "en la salud y en la enfermedad", así como las alianzas, mientras Pía lloraba de emoción y Teresa y María sonreían conmocionadas. Nadie ha alzado la voz cuando Samuel ha preguntado si alguien se oponía a aquel enlace: Cruz ha tenido que callar al verse observada por la más inquisidora Leocadia.

En un flashback, Leocadia le aseguraba a Cruz que le caía bien Manuel, "y Jana aún mejor". La huésped había amenazado a la marquesa que, si saboteaba la boda, se vería obligada a intervenir hablando "de un pasado que evidentemente tú has preferido olvidar". Cruz ha tenido que mantener su silencio, mientras veía cómo Samuel declaraba marido y mujer a su hijo y la antigua criada. Y así, ha llegado a La Promesa la primera boda feliz de su historia.

Al salir de la iglesia, Curro ha deseado felicidad a los recién casados, y les ha asegurado que estaría siempre allí, para ellos. "Te quiero, hermanita", le ha susurrado a Jana en el oído. Cruz ha llegado después, para darle un beso a su hijo. "Felicidades, estás hermosa Jana", ha empezado a decir la marquesa cuando Manuel les ha dejado a solas. La novia le ha agradecido a su suegra todo lo que había hecho por ellos, pero Cruz le ha susurrado al oído a su nuera: "Por ti no habría movido un dedo".

Mientras Cruz no perdía la sonrisa ante los invitados, le decía entre dientes a Jana que para ella siempre iba a ser una fregona. “Has humillado a mi familia de la peor manera”, ha reprochado, bajo la atenta mirada de Leocadia, a dos pasos de ellas, "te detesto, Jana, no sabes hasta qué punto te detesto". Leocadia se ha acercado después a la novia, y esta le ha confesado que no lloraba de alegría. La mujer le ha sugerido que hiciese como Cruz, y disimulase su rabia: la marquesa debía ser la única amargada aquel día.

Una noche de bodas con trauma

Leocadia le ha contado a Jana que sus compañeros aguardaban en la iglesia: Cruz les había impedido salir al exterior al servicio mientras los invitados de alta alcurnia siguiesen presentes. Jana ha vuelto a entrar para saludar a María, Teresa, Pía y Rómulo, y Petra no ha podido evitar reprocharles que tratasen a Jana como lo que ya era: una señora de Luján. El ama de llaves le ha dejado caer a María que Jana no sería su mejor amiga de por vida: "Tiempo al tiempo", le ha asegurado Petra.

De nuevo en el exterior, Manuel ha llamado la atención de todos los invitados para hacer un aplaudido comunicado sobre lo mucho que estaba enamorado de Jana, y que se sentía el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. Después de una elipsis, Manuel llevaba en brazos a Jana hasta su alcoba, y ella le ha prometido un regalo para él. Jana ha aparecido después maquillada y con un vestido de noche, preparada para la noche de bodas. La pasión se ha desatado entre ambos, y marido y esposa han comenzado a desvestirse.

Leocadia: "Algo de culpa tengo de que estés disfrutando de esta hermosa familia"

En la sala del billar, Lorenzo ha felicitado a su cuñado Alonso por la celebración, y el hecho de que nadie haya notado que Jana era una criada. Curro ha salido en defensa de su hermana secreta, pero el capitán ha dicho que Manuel había deshonrado al apellido Luján. Alonso, por desgracia, ha defendido los ideales de Lorenzo, alegando que los nobles no podían permitirse amar, pues sus bodas debían ser acuerdos entre familias. Curro no podía creer que les pareciese bien a sus mayores renunciar a ser feliz.

Leocadia ha accedido nuevamente a los aposentos de Cruz para felicitarle por la boda, no sin cierta ironía. La marquesa ha defendido que no tenía ninguna intención de detener el compromiso, y Leocadia se ha justificado con que no deseaba incomodarla con sus miradas en la iglesia. "No he venido a hacerte daño, Cruz", ha prometido la extraña huésped, "al fin y al cabo algo de culpa tengo yo de que ahora estés disfrutando de esta hermosa familia". ¿A qué se refiere Leocadia? ¿Facilitó la mujer el ascenso de Cruz al marquesado? Si es así, ¿tuvo algo que ver alguna de ellas dos, con la muerte de Carmen, la primera esposa de Alonso?

Al dormir, Jana ha tenido una pesadilla con el día en el que dispararon a su madre y ella escapó con Marcos (Curro) en brazos. La joven se ha despertado sobresaltada, y Manuel le ha preguntado si estaba bien. Ella ha tratado de restarle importancia a su ensoñación. Ahora que Manuel y Jana están casados, La Promesa comenzará a indagar en lo que sucedió aquel terrible día en el que Mariana (Jana) lo perdió todo. ¿Habrá justicia para ella?