El 'true crime' más increíble está en Netflix: un grupo de Facebook investiga a un asesino de gatos

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Un poco antes del boom sobre el género de true crime a partir de 2020, Netflix albergaba desde un año antes una producción que dejó al público en vilo con solo tres episodios, que se centran en el uso de redes sociales para resolver un perturbador caso. A través de un grupo en Facebook, un grupo de personas comunes se convierte en el investigador improvisado para localizar a un misterioso criminal que comenzó su carrera de forma impactante: con la publicación de un vídeo en el que se mostraba el asesinato de pequeños felinos.

La serie documental, dirigida por Mark Lewis, sigue a dos protagonistas clave, Deanna Thompson y John Green, completos desconocidos entre sí, que unen fuerzas a través de internet para intentar desentrañar la identidad del homicida de gatos, que continúa con sus crueles prácticas online. La historia se desarrolla en tres partes que sumergen al espectador en los rincones oscuros de la web, donde cada clic y comentario en redes sociales puede convertirse en una pista.

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A medida que los investigadores amateurs avanzan, se encuentran con pistas inquietantes que llevan a descubrir la personalidad perturbadora del responsable, un individuo que se revela como un manipulador narcisista dispuesto a desafiar a sus perseguidores. Con cada paso, el caso toma un giro más oscuro, y el juego del gato y el ratón se intensifica, mientras el asesino continúa desafiando a sus buscadores, en una especie de búsqueda del tesoro que parecía planificada.

El documental destaca por la crudeza de los eventos que llegan a suceder, pero también por la forma en que utiliza la cultura de internet como herramienta para atrapar a un potencial asesino. Portales como Facebook, Google Maps e incluso una web de venta de aspiradoras, se convierten en el campo de batalla donde la moral y el morbo se entrelazan, en un juego propio de novela negra, en el que el perverso homicida aprovecha cualquier oportunidad para alimentar su ego.

Dice más del género que del caso

El true crime no deja indiferente a nadie, y muestra cómo, en ocasiones, la fascinación pública por el crimen alimenta las ansias de notoriedad de los criminales. Con una narrativa envolvente, la serie invita a reflexionar sobre el papel de internet en estos casos y la responsabilidad que asume el público al consumir este tipo de contenido. Sin duda, quienes sigan esta historia quedarán atrapados en la misma espiral de preguntas sobre la moralidad y el poder de las redes sociales.

Hacia el final, se plantea una incómoda reflexión: ¿hasta qué punto el público y los espectadores son cómplices, aunque sea de manera indirecta, de alimentar estas obsesiones y comportamientos? La historia se convierte así en un espejo para aquellos que encuentran en los documentales de crímenes reales una suerte de entretenimiento.

Y es precisamente esta cuestión la que aborda la serie de Netflix, A los gatos, ni tocarlos: Un asesino en internet, que explora los límites de la justicia impulsada por redes sociales y el impacto que puede tener en la conducta de los involucrados y en quienes observan desde la distancia.