'The Last of Us' (1x07): El despertar sexual de Ellie en su mejor-peor noche

Sí, Joel sigue vivo tras la brutal puñalada que recibió al final del episodio anterior. Pero HBO concede un descansito a Pedro Pascal, que también estrena esta semana la tercera temporada de The Mandalorian en Disney+, para ofrecernos un episodio intimista centrado íntegramente en su protagonista femenina, Ellie (Bella Ramsey).

Bajo el título Lo que dejamos atrás, el séptimo episodio arranca en un refugio con la joven intentando desesperadamente salvar la vida de Joel, herido de gravedad. Este no parece dispuesto a seguir luchando y le pide a su compañera de viaje que regrese a la fortaleza con su hermano Tommy (Gabriel Luna). Ellie lo medita durante unos instantes y abandona decidida la habitación, pero habrá que esperar al final del capítulo para conocer su decisión final, ya que la acción se traslada al pasado reciente para adentrarnos en la psicología del personaje interpretado por Ramsey.

El flashback nos devuelve a la Zona de Cuarentena de Boston, donde Ellie se entrena duramente para convertirse en soldado en la escuela militar de FEDRA, la organización fascista que controla el país, tres semanas antes de que los dos protagonistas se conocieran. A ritmo de All or None, de Pearl Jam, Ellie corre junto a sus compañeras cuando una bully llamada Bethany le arrebata los cascos de su walkman y le habla de una amiga ausente. Ellie responde con un puñetazo que, como descubrimos inmediatamente después, envía a Bethany a la enfermería con quince puntos de sutura.

"Hay una líder en ti"

Un oficial de FEDRA abronca a Ellie por su actitud violenta y le recuerda que si no suaviza su carácter no prosperará dentro de la organización, lo que lamenta ya que percibe en ella madera de líder. Ya en la soledad de su habitación, decorada con pósters mugrientos de Mortal Kombat II y de la película de 1987 El chip prodigioso, de pronto observamos que hay otra cama, pero esta está vacía. Mientras Ellie duerme, la misteriosa dueña de la cama irrumpe en la habitación. Se trata de Riley (Storm Reid), la mejor amiga de Ellie, a la que Bethany se refirió durante la pelea. La joven explica que se escapó de FEDRA para unirse a las Luciérnagas, el grupo anarquista-revolucionario que muchos consideran una banda terrorista.

Mientras Ellie procesa la información de que su gran amiga se ha cambiado de bando, Riley le ofrece escaparse con ella durante un rato para pasar la mejor noche de su vida y explicar con más calma su decisión. Esta acepta a regañadientes, por qué a quién no le va a gustar una juerga nocturna en medio del apocalipsis. En su camino hacia el misterioso destino, ambas se encuentran con el cadáver de un suicida que se ha quitado la vida mezclando pastillas con alcohol. Las jóvenes, acostumbradas a la muerte, se burlan de la macabra situación y huyen con la botella hacia un centro comercial abandonado.

Cinco maravillas y una traición

Riley enciende las luces y un espectáculo decadente de franquicias saqueadas se abre paso ante una emocionada Ellie, que no puede evitar enloquecer ante esta explosión de capitalismo salvaje. Los supervivientes han robado las zapatillas de Foot Locker, pero no los tangas de Victoria’s Secret ni los jabones de The Body Shop. ¿Para qué estar sexy en un mundo asolado por zombis cubiertos de hongos? Riley le promete a Ellie enseñarle las cuatro maravillas del centro comercial, que se convertirán repentinamente en cinco tras la aparición de una escalera mecánica, causante de uno de los momentos más tiernos del episodio.

La primera maravilla es un tiovivo vintage de caballos que todavía funciona y del que ambas disfrutan plácidamente mientras escuchamos el mítico Take on Me, de A-ha. La tensión amorosa entre las dos amigas comienza a resultar evidente, para desgracia de los seguidores homófobos de la serie, que vilipendiaron el tercer episodio por centrar la acción en un romance gay. Si les molesta la homosexualidad, aquí tienen dos tazas.

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Comienza la discusión política: Ellie no comprende cómo su amiga está traicionando los valores que les han inculcado para irse con las Luciérnagas. Riley le explica que abandonó FEDRA porque no se sentía valorada, tras ser asignada para trabajar como vigilante de alcantarillas. Sin embargo, sí confía en la revolución de las Luciérnagas e intenta convencer a Ellie de sus buenas intenciones. Pero esta, por el momento, prefiere mantenerse fiel a FEDRA.

La segunda maravilla es un fotomatón, que sorprendentemente también funciona. Las dos amigas se hacen fotos y se miran con una complicidad que solo puede acabar de una forma. Es ahí cuando el espectador descubre que hay un rastreador en el centro comercial, aunque todavía está atrapado por una maraña de hongos. La tercera maravilla es una sala de máquinas recreativas con juegos arcade, que según Ellie es la "cosa más hermosa" que ha visto nunca. La máquina de Mortal Kombat II también está en perfecto estado —¿nada se ha roto en este oasis consumista tras dos décadas de abandono?— y las dos echan una partidita. Como curiosidad, en el videojuego la máquina no funciona y ambas se divierten fingiendo que sí.

Para terminar con la excursión, Riley lleva a Ellie a la trastienda de un restaurante de tacos para darle un regalo: la cuarta maravilla es el segundo tomo de su libro favorito de juegos de palabras, el mismo con el que Ellie machaca a Joel en anteriores episodios. Pero allí Ellie también descubre que Riley ha estado fabricando bombas caseras para las Luciérnagas, explosivos que podrían acabar con su propia vida de ser víctima de un atentado.

Riley le revela que las Luciérnagas la envían a la Zona de Cuarentena de Atlanta y que esta es su última noche en Boston. Marlene (Merle Dandridge, a quién vimos en el primer capítulo) no permite que Ellie acompañe a Riley, así que ha ideado esta noche tan especial para poder despedirse de ella. Ellie se siente traicionada y decide que ya ha acabado su aventura nocturna. Sale corriendo, pero se desorionta y regresa atemorizada por unos gritos desconocidos, que resultan ser unos inofensivos muñecos de Halloween: es la quinta maravilla.

El primer beso

Riley saca dos máscaras, una de hombre lobo y otra de payaso, y juntas protagonizan una de las escenas más perturbadoras pero extrañamente románticas de los últimos tiempos. Suena I Got You Babe, de Etta James. Ellie se quita la máscara y se abalanza para besar a su mejor amiga, que en realidad es mucho más que eso para ella. Es su primer gran amor y está dispuesta a dejarse llevar.

Pero en The Last of Us las alegrías duran menos que un nanosegundo en el metaverso. El chaqueador irrumpe en escena y tras un rápido forcejeo, consigue morder a las dos chicas. Y así finaliza su historia de amor, tan solo unos instantes después de que empiece. Riley es muy clara con Ellie: o se suicidan cuanto antes o intentan disfrutar de sus últimos momentos y pierden la cabeza juntas hasta la infección se manfieste. El espectador no ve la conclusión, pero se intuye que Ellie, tras ser consciente de su inmunidad, se vio obligada a matar a su amiga Riley.

Volvemos abruptamente al presente y comprobamos que Ellie no tiene pensado huir y dejar atrás a Joel. Ahora lo entendemos: ella sabe mejor que nadie que rendirse no es una opción y que se puede escapar de una muerte segura. Tras encontrar aguja e hilo, limpia y cose la herida de Joel.

The Last of Us nos vuelve a regalar un magistral episodio que nos ayuda a entender las motivaciones y el carácter de Ellie. La serie utiliza una vez más el recurso de presentar a un nuevo personaje para acabar con su vida de la forma más trágica posible al final del capítulo. No podemos asegurar hasta cuándo seguirá funcionando esta fórmula, pero de momento sigamos disfrutando del espectáculo.