Lo que nadie vio del final de 'Cómo conocí a vuestra madre' (y cómo conecta con el 'spin-off')

Todos en pie para guardar un minuto de silencio por Tracy McConnell. El que seguramente fuera el personaje más importante de 'Cómo conocí a vuestra madre', clásico moderno de las 'sitcom' que acaba de recibir un 'spin-off', pasó fugazmente por una serie que, en teoría, iba sobre ella. Su aparición dio sentido a toda una década de desamores en antena, solo para despedirse con el mismo atropello y dejando descontentos a muchos seguidores.

'Cómo conocí a tu padre', una serie cortada con el mismo patrón que la original pero con Hilary Duff como protagonista y ambientada en el presente, acaba de estrenarse en Disney+ —puedes suscribirte aquí—. Esa es la señal definitiva: ya se puede hablar abiertamente del controvertido final de 'Cómo conocí a vuestra madre'. Es difícil, a estas alturas, encontrar a alguien que no sepa cómo concluyó aquella historia, pero también dar con alguien que comprendiera de verdad ese cierre.

El personaje de Tracy se ganó episodio a episodio la aprobación de los espectadores

Tras más de un lustro de espera, la madre del título se dejaba ver por fin en el capítulo final de la octava temporada, para pasar a ser un personaje central en la novena y última, ubicada en el largo fin de semana de la boda de Barney y Robin. Tracy —a quien dio vida Cristin Milioti— fue ganándose episodio a episodio el cariño de los amigos de Ted Mosby, protagonista y eterno despechado, y la aprobación del espectador, que llevaba años esperando la aparición de su pareja ideal.

Ted y Tracy se encontraron por fin en el último par de capítulos de la serie. Su historia de amor, sin embargo, ocupó apenas una hora de parrilla. En el último tramo del capítulo final, la madre moría de una enfermedad y Ted acababa volviendo a salir con Robin, con quien había compartido varios intentos fallidos de relación amorosa a lo largo de la serie.

Muchos no pudieron perdonar, ni entonces ni ahora, que 'Cómo conocí a vuestra madre' les hubiera hecho esperar nueve años para que el alma gemela de Ted se personara en la serie y que luego su romance no abarcara ni dos episodios completos. Otros, todavía más agraviados, aún no se pueden creer que tanta dilación culminara, además, con el protagonista volviendo a los brazos de la mujer que había conocido en el mismísimo primer episodio.

¿Un plan maestro?

Lo que no supieron ver los espectadores más indignados fue que, por mucho que pareciera un volantazo caprichoso, el final de 'Cómo conocí a vuestra madre' estaba concienzudamente construido. En su defensa, hay que reconocer que esta elegía por Tracy y su papel dentro de la serie juega con ventaja: es muy sencillo ver que el final de la serie tenía todo el sentido del mundo cuando se revisa ocho años después.

Maticemos. En realidad, el cierre de 'Cómo conoció a vuestra madre' no siempre fue el plan maestro del que luego se presumió: en los primeros compases de su emisión, hasta que la serie no se construyó una base de fans sólida, Carter Bays y Craig Thomas, los creadores, fueron ideando distintas posibles puertas traseras al enigma de la madre de los hijos de Ted por si CBS cancelaba la 'sitcom' antes de lo previsto.

Una vez se hizo evidente que la serie era un fenómeno, los productores se apresuraron a rodar la aparición final de los hijos de Ted, interpretados por David Henrie y Lyndsy Fonseca, ocho años antes de que la viéramos. Lo hicieron por temor a que los chicos se hubieran hecho demasiado mayores para cuando tocara grabar esa última conversación en 2030 con su padre, ya viudo. En la charla, le echan en cara que todo este tiempo hubiera estado allanando el terreno para plantearles su idea de volver a salir con Robin. Por supuesto, los jóvenes actores firmaron acuerdos de confidencialidad.

Presagios del final

Llegado el momento, los síntomas de planificación empezaron a encontrarse también dentro de la propia serie. En general, toda la novena temporada está trufada de pistas del destino que aguardaba a la pareja protagonista. De nuevo, la ventaja del tiempo: sabiendo cómo acaba la historia de Ted y Tracy, uno comienza a ver presagios en todas partes.

Por ejemplo, en El amor en los tiempos del cólera, que Ted había mencionado en varias ocasiones a lo largo de la serie como su libro preferido. Era precisamente lo que leía mientras esperaba el tren en Farhampton, al acabar la boda de Barney y Robin, segundos antes de cruzarse con Tracy. La novela, precisamente, relata el reencuentro de los amantes protagonistas, Florentino Ariza y Fermina Daza, ya entrados en años, tras la defunción del marido de la primera.

Esto podía resonar con el fallecimiento de Tracy y el reencuentro de Robin y Ted, pero también con un romance anterior. Como se muestra en un momento previo de la novena temporada, Tracy ya había encontrado ese amor ideal que Ted ansiaba, mucho antes de tropezarse con él, pero el chico murió y la joven tuvo que aprender por las malas que en la vida puede haber más de un flechazo. Vista ahora, esa escena nos advertía claramente del proceso similar que tendría que atravesar el propio Ted.

Un último fragmento que debió hacer sonar las alarmas: en el decimonoveno episodio de la temporada, todavía a un par de horas de la conclusión, Ted y Tracy recordaban aquella boda de Barney y Robin en la que se conocieron, y cómo la madre de esta última estuvo a punto de no presentarse. Cuando Tracy se preguntaba qué clase de madre se perdería la boda de su hija, a Ted se le desencajaba el gesto. En ese momento, el espectador aún no sabe el porqué de la amarga reacción de Ted. Pero no tardará en descubrirlo.

¿Para qué tanta historia si al final no hubo tiempo de conocer a la dichosa madre?

En cualquier caso, no es justo tomar las valoraciones negativas del final de la serie que proliferaron entonces como juicios estéticos, porque no lo fueron. Más bien, eran muestras de despecho. Muchas de las críticas a la serie, más que una disconformidad con la ejecución del cierre, denunciaban la traición de una confianza de años y años. Fueron reacciones pasionales, pero totalmente comprensibles: ¿para qué tanta historia si, al final, apenas ha habido tiempo de conocer a la dichosa madre?

La audiencia había dedicado casi un año a encariñarse con Tracy, contando desde el último episodio de la octava temporada, cuando se le vio la cara por primera vez, hasta la conclusión definitiva de la serie. Quizá por ese descuadre entre el ritmo de la ficción y el tiempo que pasó en el mundo real, muchos no fueron capaces de procesar que Ted hubiera saltado de Tracy a Robin en lo que, para el espectador, había sido un suspiro. En la serie el duelo duraba 6 años, pero el público vio esfumarse todo rastro del personaje en menos de cinco minutos.

Algunos años después del final de la 'sitcom', incluso Alyson Hannigan, la actriz que interpretaba al personaje Lily Aldrin, confesó sus reticencias con respecto a esta decisión: "Me apenó que no hicieran un capítulo final de dos horas, para que cupieran ciertas cosas. La lectura del guion del último episodio fue muy buena, pero también duró como 14 horas. Así que, al ver la versión definitiva, sentí que lo habían cortado todo".

En cambio, Josh Radnor, el actor que puso cara a Ted Mosby, defiende a ultranza aquella despedida como exactamente lo que uno podía esperar de 'Cómo conocí a vuestra madre'. "Si Ted y Tracy se hubiesen alejado juntos hacia una puesta de sol, la gente habría tildado el final de sentimental o de cuento de hadas", asegura. "El verdadero final mantenía el ADN de la serie: siempre subvertía tus expectativas, siempre te hacía llorar, nunca era lo que pensabas que iba a ser".

Una nueva oportunidad

Lo que sí hacía el final de 'Cómo conocí a vuestra madre' es abandonar al espectador con más preguntas que respuestas. La despedida de Ted Mosby y compañía se relató con mucha más virtud de la que se le reconoció en su momento, pero no es menos cierto que el brinco de seis años entre el fallecimiento de Tracy y el reencuentro de Ted y Robin dejaba muchos huecos que rellenar.

Para eso, en parte, está 'Cómo conocí a tu padre'. Aunque discurre con total independencia de la serie original —y el bar de los protagonistas ni siquiera es el MacLaren's—, el 'spin-off' de Disney+ se ha tomado la molestia de cubrir en la medida de lo posible esos vacíos con un cameo de Cobie Smulders, es decir, Robin, en el último episodio de su primera temporada.

La fórmula del 'spin-off' es muy similar a la de la serie central: una mujer, Sophie, le cuenta a su hijo en 2050 cómo conoció a su padre en la Nueva York de 2022. Jugando con las fechas, no era improbable que alguno de los personajes originales se dejara caer por la trama. Pero que sea Robin la estrella invitada hace que la escena que comparte con Sophie pase a ser mucho más que un mero cameo.

En el momento en que ocurre 'Cómo conocí a tu padre', ya hace años del divorcio de Robin y Barney, Tracy y Ted tienen a sus dos hijos y Marshall y Lily ya se han mudado a las afueras. El personaje de Cobie Smulders, que hace tiempo que regresó a Nueva York después de una etapa profesional casi nómada, se topa con Sophie en MacLaren's. Aun sin conocerse, las mujeres comparten una conversación de enorme profundidad para quienes conocen el destino del personaje de Robin de antemano.

La directora y productora ejecutiva del 'spin-off', Pamela Fryman —que realizó también la mayoría de los episodios de la serie original—, ha comentado cómo encaja este nuevo fragmento en la historia que ya conocíamos: "Creo que cuando Robin entra en ese bar se encuentra con fantasmas de su pasado. Mira hacia aquella mesa, habla de que alguien le dijo 'te quiero' en la primera cita… Todos entramos en lugares en los que hemos estado en diferentes momentos de nuestras vidas y nos hacemos preguntas. La vida es así, y por eso este momento es tan especial".

Así, para cuando la primera temporada del 'spin-off' acaba, el controvertido final de 'Cómo conocí a vuestra madre' ya está cociéndose, aunque despacio. Faltan aún dos años para que muera Tracy y ocho para que Ted supere su duelo. Con ese 'timing', tampoco se podía pedir a la aparición sorpresa de Robin gran cosa. Sin embargo, después de una despedida con tantas incógnitas como aquella, cada segundo de tiempo robado al reloj es un regalo.