'Los protegidos', por sus protagonistas: origen rompedor, forzoso giro drástico y cancelación

Mientras 'Los protegidos' estuvo en emisión, la televisión española pudo soñar con algo distinto. Que en 2010 una serie familiar de Antena 3 se atreviera a incluir en su receta fantasía, acción y efectos especiales contravenía toda norma. El fenómeno fan que supuso, alimentado con una pionera conversación en redes sociales, terminó de emparentarla con una forma de hacer las series que aún tardaría un lustro en instalarse del todo en nuestro país.

Pero el sueño solo duró tres años. La cadena canceló la serie en 2012, tras una tercera temporada que había inaugurado una nueva dirección en los guiones y una apuesta todavía más arriesgada por el lugar de la ficción de género en la televisión en abierto en España. Hasta el anuncio de 'Los protegidos: el regreso', un 'revival' estrenado recientemente en Atresplayer Premium, la historia permaneció en el recuerdo como un estrambótico espejismo.

"Temíamos que la productora o la cadena se echaran atrás por decir 'poderes'"

Carlotta Cosials llega tarde, pero tiene una excusa: ha pasado a dejar una guitarra en casa de una amiga. En el bar de billares donde atiende a El Confidencial no hay un camarero que no la salude. Con 20 años, Cosials interpretó a Paqui, un personaje secundario de las primeras temporadas de 'Los protegidos'. Sin embargo, hoy habla de cosas que poco tienen que ver con la televisión: de que acaba de volver de pinchar en Nueva York, de su amistad con el actor Josh Radnor o de qué pasará con el último disco de su banda, Hinds, estrenado en plena pandemia y atrapado en un limbo.

Su caso es perfecto para mirar con perspectiva la trayectoria de la serie. 'Los protegidos' comenzó como el cuento de hadas de dos adultos y cinco niños, cada uno de su padre y de su madre y con superpoderes, que se instalaban en un adosado suburbano haciéndose pasar por una familia, los Castillo Rey. Por aquel entonces, los chiquillos aún estaban en edad escolar y compartían aula en un instituto con Paqui. Cosials, que todavía estaba matriculada en medicina, hacía malabares para poder rodar la decena de episodios que compartió con los protagonistas.

Cuando la serie regresó el pasado año para retomar la historia de la familia Castillo, Carlotta volvió con ellos. Pero lo hizo como lo que es ahora: la cantante y guitarrista de un conjunto de rock que arrasa en el extranjero, ha pasado por el festival Coachella y comparte escenario con The Strokes. Probablemente esté más ocupada que cualquiera de sus compañeros de reparto.

Perder el ADN

Entre esos dos instantes, 'Los protegidos' dio un volantazo. Era marzo de hace diez años y empezaba a emitirse la tercera entrega de la serie, que también sería la última. Darío Madrona —artífice de 'Élite'—, que había cocreado la serie con Ruth García, la abandonó al concluir la segunda temporada, y con él se fue también Angie Cepeda, quien daba vida a la madre de la familia Castillo, Jimena.

La serie había arrancado con el secuestro de la hija con poderes de Jimena, por lo que lo lógico habría sido postergar su reencuentro todo lo posible. Cuanto antes se resuelve su misterio central, antes muere una serie. Sin embargo, la marcha de la actriz precipitó el cierre de esa trama, arrebatando a la ficción su brújula y obligando a García, que quedó a cargo de los libretos, a trazar un nuevo camino.

"Jamás hubiéramos hecho eso por iniciativa propia en una segunda temporada", recuerda la guionista. "Todo aquello nos cambiaba mucho el pie, porque corríamos el riesgo de perder la identidad de la serie, su ADN, y que acabara convirtiéndose en otra cosa. Había peligro de que el espectador se perdiera y ya no supiera de qué estábamos hablando". Por ello, el equipo decidió apretar los tornillos necesarios para devolver a los Castillo a la casilla de salida. Sin embargo, la inercia de la fantasía se hizo notar: la familia no podía vivir en una cotidianidad idílica para siempre y García lo sabía.

"Aún teníamos que sentar a todo el mundo delante de la tele y triunfaban series de horquilla amplia, como 'Los Serrano", rememora García. El proyecto de los creadores había conseguido pasar esos filtros en los despachos, pero no sin dificultad. La guionista cuenta que la sola mención del ingrediente sobrenatural ya generaba suspicacias: "En ese momento ni siquiera podíamos decir 'niños con poderes'. Decíamos 'habilidades especiales' porque teníamos miedo de que se echaran atrás la productora o la cadena".

El componente fantástico era rompedor, pero en la práctica pudo ser un lastre

Darío Madrona y Ruth García se unieron para combinar muchas y muy distintas formas de hacer televisión en una misma serie. "Los protegidos' tocaba todos los tonos", explica García. "Comedia, infantil, 'thriller', trama adolescente…, y Gracia Olayo, que en sí misma ya era un tono. Hasta el momento habíamos hecho tramas familiares o policiales y esto eran niños invisibles y que mueven cosas. Imagínate".

En Antena 3 contemplaban ese cóctel como parte de un plan mayor de modernización de la parrilla. "En su momento, lo que pretendíamos con 'Los protegidos' era dar un paso más en la temática de nuestras series", relata Sonia Martínez, directora de ficción de la cadena en aquel entonces y actual ejecutiva de Buendía Estudios. "El binomio fantasía/comedia familiar era muy novedoso y la incorporación de efectos especiales como un elemento intrínseco en la trama atrajo sin duda al espectador".

Como ideal, el componente fantástico era jugoso y rompedor. En la práctica, sin embargo, pudo ser un lastre. Lo que abría emocionantes caminos para la ficción de la pequeña pantalla española en la teoría complicaba la tarea sobre el terreno, especialmente en términos económicos. "Los protegidos' se hizo con tan poco dinero", recuerda Darío Madrona. "Era una serie que tenía presupuesto bajo hasta para ser una serie española".

Los efectos especiales evolucionaron al compás de las tramas, que, llegada la tercera temporada, aceleraron por la vía del misterio y la fantasía. La inercia de lo sobrenatural acortaba la vida de la serie. "Es verdad que en la tercera temporada nos adentramos un poco más y abandonamos esa unión familiar y el humor blanco, que eran centrales en la serie, y fuimos más hacia lo turbio. Eso igual descolocó un poquito a los personajes y a la audiencia", apunta Jorge Redondo, productor ejecutivo de la temporada para Boomerang TV.

Antes de tiempo

García reconoce que el giro de 'Los protegidos' hacia el 'thriller' en su último año funcionó bien de cara a unos primitivos visionados 'online', pero no tanto para el público familiar que se buscaba con las emisiones en abierto. "Estábamos haciendo una serie más parecida a las que se pueden ver hoy en un momento en el que aún no podíamos apostar por series de horquilla estrecha", señala la cocreadora. "Si hubiera pasado ahora, habríamos renovado del tirón". Pero pasó hace diez años.

En junio de 2012, la tercera temporada de 'Los protegidos' se cerró sin que hubiera lugar a una cuarta. De acuerdo con Sonia Martínez, la serie, pese a su gran acogida, "sufrió el desgaste y necesitaba un replanteamiento" para poder continuar. "En ese momento nos enfrentamos a la disyuntiva de repensar lo que teníamos o invertir en un proyecto nuevo", explica. "Elegimos la segunda opción, pero sabíamos que algo con potencial se nos había quedado en el tintero".

Se prepararon dos finales del último episodio: uno que cerraba la historia y otro que abría la puerta a una cuarta temporada, planteando que el hijo mayor de los Castillo, Culebra —el personaje de Luis Fernández—, se volvería contra los protagonistas. Este último, descartado, llegaría a emitirse como "final alternativo". García y su equipo tenían diseñado también todo el arco de la hipotética continuación, por si acaso. Sin embargo, según recuerda Antonio Garrido, el actor que encarnaba a Mario, el patriarca de la familia, la cancelación no habría llegado al concluirse la tercera entrega, sino antes incluso de que comenzara.

"Oficialmente, nos lo comunicaron justo el mismo día que íbamos a salir ante la prensa a presentar la tercera temporada", relata Garrido. "Cuando digo justo antes, quiero decir justo antes de que se abra la puerta. Estando en maquillaje, nos dicen: 'Si os preguntan si hay otra temporada, no la hay'. Sobre todo para los niños fue un mazazo".

"La fiesta de fin de rodaje fue muy definitiva, como que ahí se terminaba todo"

Uno de esos niños era Daniel Avilés. El actor, que daba vida al único integrante de la familia superpoderosa que era hijo biológico de Mario, había hecho algunos cortometrajes antes, pero nada de dimensiones remotamente parecidas a 'Los protegidos'. Su memoria suaviza el golpe: "Como era una serie un poco experimento, nunca sabíamos cómo iba a funcionar. En cada temporada teníamos el miedo de que se cancelase, así que cuando llegamos a la tercera no dolió tanto".

Ni Antonio Garrido ni Luis Fernández ni Mario Marzo, que interpretaba a otro de los niños con poderes adoptados por los Castillo, recuerdan que hubiera ninguna fiesta de despedida donde se oficializara el fin de tres años de familiaridad dentro y fuera de la pantalla. Sin embargo, Avilés, jovencísimo por aquel entonces, retiene la estampa perfectamente: "En los rodajes, cuando termina una serie, se suele aplaudir o hacer una pequeña fiesta, y aquella fiesta fue muy definitiva. Como que ahí se terminaba todo".

De padres a hijos

Como ya ha ocurrido con otras ficciones de la cadena como 'Física o química' o 'Los hombres de Paco', aquello no era un adiós, sino un hasta luego. En 2021, Atresplayer Premium estrenó 'Los protegidos: el regreso', una secuela que recupera a los protagonistas de la serie original ocho años después. "Eran bastantes los fans que recurrentemente pedían en redes sociales la vuelta de la serie", explica Montse García, actual directora de ficción de Atresmedia TV. "Sin embargo, teníamos claro que no podía volver de cualquier forma. Queríamos que mantuviera su esencia y a la vez resultara igual de innovadora que lo fue en su día".

Este regreso —controversias autorales aparte— apunta a la nostalgia de los fanáticos de entonces, pero también intenta trasladar el discurso de la serie original a nuevas generaciones. Jorge Redondo, productor ejecutivo de la primera remesa de episodios de la secuela y de una segunda ya prometida por Atresmedia, valora especialmente que este relanzamiento le haya permitido ver cómo la devoción por 'Los protegidos' pasa "de hermanos mayores a pequeños y de padres a hijos".

A Carlotta Cosials le sorprendió que contaran con ella también para este reencuentro. En las temporadas originales, su papel era accesorio; sin embargo, pesaba en la artista como cualquier otro. Su mimetización con Paqui implicaba una drástica transformación física —gafas de culo de vaso, granos y entrecejo pintados, una faja envuelta en gomaespuma…— que le afectaba también emocionalmente. "Era una caracterización tan fuerte que me reconocía muy poco a mí misma al mirarme al espejo", cuenta.

"En los rodajes lo pasaba 'regulinchi'. Era muy solitario, pasaba un poco de frío". La cantante explica rápidamente esa expresión: "Como no llegaba a sentirme una protagonista, no sentía que tampoco me pertenecieran ni ese éxito ni esa atención". Liberada de esas sensaciones, Cosials reaparece en 'Los protegidos: el regreso' para dar vida a una Paqui radicalmente distinta y que ocupa un lugar mucho más central en la trama de Lucas, el personaje de Mario Marzo.

"Te vas a convertir en el ídolo de todas las quinceañeras de este país"

Aunque nunca llegaron a rodar juntos en 'Los protegidos', Marzo y ella tenían mucho más en común de lo que creían. Ambos se alejaron de la actuación tras la serie para labrarse una carrera musical —ella en el rock, él como intérprete de piano—. Su hermanamiento confeso en este 'revival' resume todo lo que sigue igual y todo lo que ha cambiado en estos diez años. "Cuando nos vimos por primera vez, yo había estado muy triste el día anterior y, al parecer, el muy cabrón llamó al guionista al irse y le dijo: 'Me acabo de cruzar con Carlotta, no sé si os habréis equivocado'", cuenta Cosials, divertida.

La historia de 'Los protegidos' está llena de estos cruces casuales. Marzo, por ejemplo, aun no teniendo vocación de actor, decidió presentarse a su primer casting al verlo anunciado en el conservatorio. No lo cogieron, pero así conoció a su representante. A Luis Fernández le echaron el ojo en un videoclip de rap, y se presentó en tirantes y chanclas a la prueba. "Me dijeron que [el personaje] era un chaval de barrio y yo fui como estaba en mi barrio", confiesa. Antonio Garrido recuerda perfectamente habérselo cruzado en la cola para ese mismo casting, cuando aún no se conocían.

Más tarde, el veterano acompañaría al primerizo en un estrellato sobrevenido: "En el estreno de la segunda temporada, nos asomamos desde las habitaciones del hotel y parecíamos los Rolling", cuenta Garrido. "Recuerdo decírselo a Luis cuando empezó: 'Que sepas que te vas a convertir en el ídolo de todas las quinceañeras de este país. Vas a ser un forracarpetas'. Hoy en día estos niños me siguen llamando papá en la vida real". Unos meses después, la entrega de los fans ya era total. Avilés, que tenía nueve años entonces, recuerda especialmente los efectos del fenómeno en su colegio: alumnos de bachillerato venían a buscar al niño de primaria que salía por la tele.

La perspectiva desde la sala de guionistas es distinta. Las victorias de la serie eran tan suyas como de los intérpretes, pero el haber batallado con los imprevistos, las cifras y las angosturas de la televisión española de entonces puede hacer que los logros de 'Los protegidos' —que los hubo— sepan menos dulces. "¿Fuimos superinnovadores? No sé, mucho de lo que hacíamos era coger piezas de aquí y de allí y juntarlas, casi inconscientemente", valora Darío Madrona. "No creo que lo petáramos en el sentido de romper el molde. Ojalá, pero no tengo esa sensación".

¿Tenían al menos los protagonistas de la historia la percepción de estar siendo parte de algo grande? "En absoluto", responde Mario Marzo. "Cada vez que alguien me cuenta lo importante que ha sido para él la serie me hace muchísima ilusión, pero me sigue sorprendiendo". Tampoco Avilés: "Sabía la repercusión que tenía, pero no era consciente de todo lo que estaba surgiendo: el fenómeno fan, que habíamos llegado a otros países…".

Coinciden los entrevistados en que uno nunca sabe cuándo está haciendo leyenda, pero se empieza a percatar cuando le agradecen la gesta. "Cruzarte con gente adulta que te dice que formas parte de su infancia, que gracias a ti se reunía la familia entera una vez a la semana, es un regalo", concede Garrido. Luis Fernández mira hacia dentro —"la serie cambió nuestras vidas, por lo menos la mía"— y, sin saberlo, se despide por todos los que vivieron aquella ensoñación: "Estoy muy orgulloso de lo que hicimos".