'The Crown' (Netflix), entre la adaptación histórica y el culebrón 'real'
Analizamos con expertos hasta qué punto se puede considerar 'The Crown' (Netflix), ya en su cuarta temporada, una serie histórica o más bien una ficción con tintes de telenovela
El ‘real’ del título de este artículo no es por la fidelidad de la serie para con la realidad, sino por su adaptación de la historia reciente de la familia real británica. Y es que, desde el estreno de la cuarta temporada de ‘The Crown’ en Netflix, hemos leído muchos artículos enumerando las imprecisiones históricas de la ficción británica. No solo eso, la propia Casa de Windsor ha cargado contra algunos detalles de la serie. Pero ¿hasta qué punto es justo juzgar ‘The Crown’ desde esta perspectiva de lo histórico y lo real?
Sí, porque desde su primera temporada, estrenada allá por 2016, ‘The Crown’ ha hecho una interpretación libre de la mayoría de los episodios de la historia de los miembros de la familia real británica. Algunos han salido mejor parados que otros (y alguno se ha rebotado más que otros con la serie), pero lo que es cierto es que la ficción ha navegado por una gran cantidad de sucesos reales que dan buena cuenta del papel de la reina Isabel II (y compañía) en la política y la sociedad del Reino Unido.
Yo soy de los que ven la serie con el portátil cerca y, tras terminar cada capítulo, acude a ‘san Google’ para comparar realidad y ficción. Y sí, he aprendido mucho sobre la historia del Reino Unido gracias a ‘The Crown’, pero más por lo que he leído después de cada episodio que por lo visto en la pantalla, pero como llamada a la historia, funciona fenomenal. Y sí, es cierto que según pasan las temporadas, la serie se va separando del género de la ficción histórica y se acerca cada vez más a la crónica rosa, pero ¿acaso no es así la historia de la familia real británica?
Dice el historiador y corresponsal del diario 'The Guardian' en España, Giles Tremlett, que “la familia real británica solo sirve para hacer culebrones”, pero ¿es justo calificar ‘The Crown’ como un culebrón? ¿Las licencias que se toma con la realidad le restan puntos a la serie? Se lo hemos preguntado al periodista y escritor hispano-británico Jimmy Burns Marañón, que ha sido testigo de muchos de los hechos que se ven en la cuarta temporada de ‘The Crown’ y que coincide en la tesis de que la serie es cada vez más un culebrón, pero matiza: “Eso no quiere decir no esté justificado en cierto modo”.
PREGUNTA. ¿La propia historia justifica que ‘The Crown’ pase de ser una adaptación histórica en sus primeras temporadas a una especie de ‘culebrón histórico’, como estamos viendo en esta cuarta temporada?
RESPUESTA. Mira, yo he seguido muy de cerca a la monarquía británica periodísticamente, sobre todo en la época de los problemas con Diana y su posterior muerte, así que me conozco bien la historia de la casa Windsor. En la primera temporada, veíamos la historia de Isabell II, que es también la historia de la posguerra británica en un momento muy importante en términos de la influencia de la monarquía en la política británica y en la Gran Bretaña posimperialista. Si uno compara esas primeras temporadas, con la importancia de la figura de Churchill y su relación con la reina, con lo que estamos viendo ahora, entramos en la etapa posmodernista de la monarquía. Una etapa más que conocida, de la crisis de la monarquía a raíz de la relación del príncipe Carlos con Diana, donde esa historia real se convierte en una telenovela. Así que lo que está haciendo Peter Morgan (creador y principal guionista de la serie), que además es amigo mío, es reflejar este cambio en la realidad de la monarquía, que es: ¿cuál es la relevancia de la institución a partir de Diana?
P. Pero se está hablando, sobre todo en esta última temporada, de errores históricos en la serie, de que cada vez se aleja más de la realidad…
R. Peter Morgan es un gran guionista con una trayectoria importante también en cine (‘The Queen’, ‘Frost/Nixon’, ‘El último rey de Escocia’, ‘Rush’…). El guion de ‘The Crown’ no es un guion de prensa rosa, es un guion muy serio, dibujado con un gran detalle, pero Morgan ha dicho en varias ocasiones que la exactitud se puede sacrificar, y se está sacrificando, pero nunca la verdad. Lo que hay son licencias artísticas y poéticas. Esto es como el teatro de Shakespeare, que no es una exacta reproducción de la historia, pero sí es una gran obra. Y lo que estamos viendo aquí, detrás de algunos detalles que han cambiado, conversaciones que han inventado, o situaciones muy puntuales que a lo mejor no existieron así, es que hay una verdad pura que es la verdad de lo que es la monarquía británica y en lo que se ha convertido. Y más allá de que cada vez sea más una telenovela, hay una constante que es la figura de la reina, y ya veremos que en las siguientes temporadas la constante seguirá siendo esta señora, que, no nos olvidemos, que es la monarca con más edad (94 años) y con más años en el trono (68) en la historia de Reino Unido. Y su grado de popularidad hoy en día, a pesar de ‘The Crown’, sigue siendo más importante que el de cualquier político.
¿Popularidad a pesar de o gracias a ‘The Crown’? Celia Maza es corresponsal en Londres desde el año 2007, desde donde colabora con El Confidencial, 'La Razón' y Onda Cero. Ella no cree que “la serie esté impulsando la popularidad de la familia real británica como otros hechos reales recientes que sí han reforzado esa popularidad”. Y es que, como bien apunta, “en el Reino Unido, la monarquía es una institución que está tan históricamente arraigada que forma completamente parte de la historia del país, y no ha existido nunca, en la historia reciente, un debate de monarquía o república”.
Aunque en los últimos años y décadas la popularidad de la familia real británica ha sufrido algunos vaivenes, su percepción actual por parte de los británicos es muy positiva. “El 62% está a favor de la monarquía, solo un 22% a favor de la república, pero es que el 75% tiene una visión positiva sobre la institución y una reina que tiene una popularidad altísima”, dice Celia Maza, que explica que ‘The Crown’ "es una serie de gran interés para los británicos a nivel ‘rosa’, porque se está metiendo en las habitaciones de una familia que para ellos es conocida (a través de las revistas y, sobre todo, de los tabloides), pero que realmente es muy hermética".
La corresponsal recuerda que “Isabel II ha hablado a la prensa a lo largo de la historia en contadísimas ocasiones, y han salido algunos libros que hablan de las relaciones de palacio, pero ‘The Crown’ es la serie que ha hecho realidad el deseo que casi todo británico ha tenido en algún momento, el de meterse por un agujerito en los pasillos del palacio de Buckingham, más allá de que haya más verdad o más mentira”, dice. Queda claro que la figura de Isabel II no se ha visto perjudicada por la serie y que incluso mucha gente (y me incluyo) dice que sale bastante bien parada en el guion de Peter Morgan.
JIMMY BURNS. Completamente de acuerdo. La serie refleja que Isabel II es una persona con un gran sentido del deber y con un gran conflicto humano, que es el sacrificio que tuvo que hacer, el ser madre de sus hijos, y eso está fantásticamente reflejado en esta cuarta temporada, cuando mantiene esas conversaciones con sus hijos, intentando comprenderles y estableciendo una relación humana con ellos, algo que no pudo haber hecho hasta entonces. Yo creo que la reina Isabel sale muy bien parada.
P. Volviendo a lo del rigor histórico, ¿tienen sentido, con todo esto que me cuentas, las críticas a ‘The Crown’ por sus inexactitudes históricas (críticas que incluso se vierten desde la propia familia real británica)?
R. Yo creo que hay que verlo en el contexto actual de sensibilidad hacia las ‘fakes news’, y en cierto modo se está juzgando la serie desde la perspectiva actual. Por ejemplo, la relación entre Camilla Parker y el príncipe Carlos hoy está en otro lugar muy distinto al que se ve en la serie. Camilla hoy está desempeñando el papel de consorte (dando discursos oficiales en público) y el público británico ya ha asumido esa etapa pos-Diana, y yo creo que hay un instinto defensivo por parte del entorno de Carlos de decir “por qué nos estáis sacando toda esta historia y en cierto modo tomando parte por Diana”. Porque, eso sí, sin duda Morgan muestra bastante simpatía hacia la figura de Diana en la serie y la dibuja como la pobre princesa rodeada por la tradición y el poder monárquico, y siendo sacrificada en el altar de la infidelidad de su marido.
P. Esa manera de reinterpretar los hechos del pasado desde la perspectiva del presente se ve claramente en el episodio del incidente de Michael Fagan, el hombre que se coló en el dormitorio de Isabel II en Buckingham Palace. Un hecho que realmente ocurrió, pero no se conoce el contenido de la conversación que mantuvieron. A mi me da la sensación de que Peter Morgan se ha apoyado en este episodio y en esa conversación para dar cuenta de lo que significaron las políticas de Margaret Thatcher con el conocimiento que tenemos hoy, pero sacrificando quizá la exactitud de aquel encuentro en beneficio del guion…
R. Completamente de acuerdo. Yo conozco bien la historia y está muy bien investigada en la serie, y para ello Morgan se pasó mucho tiempo hablando con el propio Fagan. Pero yo creo que lo importante de este episodio no es tanto lo que Fagan dice de Thatcher, sino lo positivo de la reina, que realmente escuchó y habló con este hombre. Yo estaba por aquel entonces de corresponsal en Buenos Aires, cubriendo la guerra de las Malvinas, y recuerdo la historia a la perfección. Y sí, lo que recuerda este episodio hoy, es que en plena euforia por la guerra y con una Thatcher victoriosa, Fagan es una víctima de la gran injusticia social que había impuesto Thatcher con su política económica. Peter Morgan podría haber optado por hacer un episodio sobre las Malvinas, siguiendo a los grandes héroes que eran los soldados británicos, pero se enfoca en Fagan, y a mí me parece que hoy da buena cuenta de lo que realmente ocurría en el Reino Unido en aquel momento.
P. Ahora que estamos hablando de Thatcher, que creo que es un personaje que está muy bien conseguido y magníficamente interpretado por Gillian Anderson, me da la sensación de que a diferencia del Churchill de las primeras temporadas e incluso del Harold Wilson de las últimas, es un papel quizá más antagónico o de ‘villana’ en esta temporada, ¿no?
R. Lo que muestra la serie es el contraste entre la brutalidad política del thatcherismo con la monarquía pausada, meditada y asentada de Isabel II. Pero en cierto modo es un duelo dramático casi shakesperiano entre las dos mujeres. Es ese momento de la reina viendo por televisión el desfile de la victoria por las calles de Londres tras la guerra de las Malvinas en que Thatcher asume el papel de la monarca. Y esa imagen lo dice todo.
P. ¿Pero era tan tensa esa relación en realidad?
R. Era tensa, pero como hemos visto en otras temporadas, la relación de la reina con sus primeros ministros siempre ha sido especial. Thatcher le tenía mucho respeto y eso está bien reflejado en la serie. Como también la comparación de los dos personajes como madres.
P. Hablando de Thatcher como madre, no sé hasta qué punto, una de las mayores licencias que se ha tomado la serie es la de la desaparición en el Rally París-Dakar de Mark Thatcher, el hijo de la primera ministra. En ‘The Crown’, este suceso se mezcla con el inicio de la guerra de las Malvinas e incluso da a entender que esta situación influyó en la política a la hora de declarar la guerra, cuando en realidad esta historia ocurrió unos meses antes del conflicto contra Argentina…
R. Sí, la serie utiliza lo de la desaparición como excusa para la actitud de Thatcher ante el conflicto, pero el hecho es que el Gobierno británico no estaba preparado para lo que iba a ocurrir en las Malvinas. La Inteligencia británica falló en su momento, también las decisiones políticas, y cuando se quisieron dar cuenta, las tropas argentinas ya estaban en las Malvinas. Pero una vez que pasó esto, y eso en la serie se cuenta muy bien, la Thatcher reaccionó con contundencia ante esta situación.
P. Me da la sensación de que el rigor histórico de ‘The Crown’ está más en la composición de los personajes que en los detalles históricos (aunque los eventos sí están muy bien documentados), ¿no te parece?
R. Sí, más allá de esos debates de falsedades o no, hay que reconocer que ‘The Crown’ es una gran serie. Y hablamos de culebrón o telenovela, pero si la comparamos con telenovelas británicas o de otros países, es casi un insulto calificarla así. Como bien dices, los personajes están magníficamente bien recreados, el nivel de actuaciones es de primera división, la recreación de los escenarios es fantástica y el guion tiene una mezcla de géneros que hace de ‘The Crown’ una gran historia a nivel político e institucional, pero también una gran historia humana. Y sí, la historia de los miembros de la familia real británica tiene algo de telenovela, pero es que fue y es así. Yo creo que, para la posteridad, ‘The Crown’ quedará como una gran obra, casi shakesperiana. Con licencias poéticas y dramáticas totalmente justificadas, pero con una gran verdad, que es la verdad de la familia real británica. Y yo me pregunto, ¿tú crees que hay otra monarquía en Europa que pudiera ser expuesta de esta manera?
¿Sería posible una 'The Crown' a la española?
Yo creo que todos los que hemos seguido con interés, y pasión, ‘The Crown’ desde España tenemos cierta curiosidad por saber cómo sería una serie así sobre nuestra monarquía, pero ¿sería posible hacer algo parecido? “Yo creo que ahora que ya hemos sabido ciertas cosas de la parte más privada de la familia real, sí que se podría hacer”, opina Paco Paniagua, jefe del área de sociedad de Onda Cero y corresponsal de la emisora de radio en Casa Real desde hace 26 años. Aunque el periodista advierte: “Lo que me gustaría es que si se hiciera fuera lo más fiel posible con la realidad y nos consultaran a los periodistas y demás personas que hemos estado cerca de la Casa Real".
Paniagua recuerda "cuando el entonces príncipe Felipe dejó su relación con Eva Sannum y apareció en una sala de la Zarzuela vestido informal, con unos vaqueros y un jersey de cuello alto, y nos contó a los periodistas que allí estábamos todo aquello. La escena la tengo en la cabeza perfectamente, y sin embargo luego vi una serie de televisión en la que aparecía aquella escena y el príncipe aparecía de pie delante de un micrófono, los periodistas tomando notas… y perdía toda la gracia de lo que fue una especie de confidencia de salón con nosotros, tomando un café, y parecía una rueda de prensa en aquella serie. Esos son los detalles que deberían cuidar”, dice.
¿Qué diferencia a la familia real británica de la nuestra para que, hasta ahora, no haya sido posible una ‘The Crown’ española? Como apunta Celia Maza, “la casa real británica es al fin y al cabo un producto de 'marketing' muy poderoso. En turismo y en 'merchandising', representa una gran aportación a las arcas públicas y no creo que en otros países los turistas se compren de recuerdo una taza con la cara de alguien de la familia real”. Una tesis en la que coincide Paniagua: “La familia real británica tiene un carácter universal y la nuestra tiene un carácter más local. Ellos tienen un componente mediático, atractivo, que se presta más al cotilleo… Todos conocemos las andanzas de sus miembros, y la española es bien distinta en ese sentido”.
"La exactitud se puede sacrificar, y se está sacrificando, pero nunca la verdad. Lo que hay son licencias artísticas y poéticas"
¿Sería una ‘The Crown’ a la española una serie fiel a la realidad? ¿Funcionaría como una ficción histórica? ¿Como un culebrón? ¿O como una crónica judicial, visto lo visto? Lo que ha quedado claro después de la charla con Jimmy Burns Marañón, es que la marca ‘The Crown’ es la de una gran obra de ficción por encima de todo y que, como ha dicho su creador, Peter Morgan: “La exactitud se puede sacrificar, y se está sacrificando, pero nunca la verdad”. Quizá la clave esté en lo que espere el espectador de una serie así.
“Yo creo que el espectador del Reino Unido tiene claro que es una ficción, pero sí que es verdad que cuando hablas con la gente, hay muchísima gente, yo incluida, que te dice que ve la serie con Google abierto comparando lo que ve con las fotos o los vídeos reales”, dice Celia Maza. Y lo mejor de esa comparación de realidad y ficción en ‘The Crown’ es que, como dice la corresponsal, “todo encaja, y se ve que la serie le tiene cogido el tono a los personajes y a los hechos, más allá de los detalles más o menos reales”. No será la adaptación histórica más rigurosa de la televisión, pero como retrato histórico, ‘The Crown’ no tiene precio. Como culebrón, tampoco.
El ‘real’ del título de este artículo no es por la fidelidad de la serie para con la realidad, sino por su adaptación de la historia reciente de la familia real británica. Y es que, desde el estreno de la cuarta temporada de ‘The Crown’ en Netflix, hemos leído muchos artículos enumerando las imprecisiones históricas de la ficción británica. No solo eso, la propia Casa de Windsor ha cargado contra algunos detalles de la serie. Pero ¿hasta qué punto es justo juzgar ‘The Crown’ desde esta perspectiva de lo histórico y lo real?
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