'Marianne': la serie más aterradora de Netflix con permiso de 'La maldición de Hill House'

El año pasado Netflix nos dejó aterrados, con la boca abierta, y vueltos del revés gracias a 'La Maldición de Hill House', la aclamada serie sobre pesadilla de la familia Crain, atrapada en una casa encantada, por obra y gracia del cineasta Mike Flanagan. Pues bien, mientras esperamos ansiosos su segunda temporada, titulada 'La maldición de Bly Manor', los amantes del género de terror deliramos con otra magnífica ficción, esta vez francesa, que acaba de estrenarse con gran éxito en Netflix. Hablamos de 'Marianne'.

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Sin llegar a la maestría de 'Hill House', sus grandes y poderosos golpes de efecto hacen de ella un producto más que terrorífico. Brujas endiablas, rituales satánicos, posesiones infernales, muertos vivientes, escenas con alta carga de contenido gore e incluso buenas dosis de humor... y es que en honor a la verdad a 'Marianne' no le falta casi de nada.

Pocas veces en televisión se ha visto una bruja tan malvada y maquiavélica como Marianne, cuya mirada y voz hiela la sangre

Emma Larsimon (Victoire Du Bois) es una afamada y macarra novelista de terror, cuyos libros no dejan de venderse. Los últimos diez años se los ha pasado escribiendo sobre Marianne, una terrorífica bruja que lleva años martirizando a la protagonista de sus novelas, Lizzie Lark, y también a ella misma. Un buen día, decide poner punto y final a la saga. ¡Y maldita la hora!

En esas anda, cuando se ve obligada a enfrentar sus miedos, yendo al único lugar donde juró que nunca volvería: Elden, su pueblo natal. En ese lugar comienzan a ocurrir extraños, misteriosos e inexplicables sucesos. La bruja de sus libros, culpable de sus pesadillas desde la infancia, está cobrando vida para atormentarla tanto a ella como a los suyos.

Su regreso a Elden, el pequeño pueblo costero del que salió hace años, no sabemos muy bien por qué, resulta de lo más inquietante. Bien pudiera ser alguno de los escenarios de las tétricas y macabras obras de Stephen King en las que a buen seguro está inspirada la serie. 'Marianne', con gran tino e inteligencia, saca partido al perímetro de la localidad, anidado por bosques y lagos entre oscuras tinieblas, fantasmagóricos palacetes y escuelas abandonadas: todo vale para indagar y traer al presente el pasado más oscuro de Emma, marcado por aquello que la escritora ha trasladado en este tiempo a la literatura.

En este ambiente arranca la serie dirigida por Samuel Bodin, quien construye ocho largos e intensos capítulos, envueltos en una eficaz sucesión de sustos. 'Marianne' es un perfecto relato en el que poco a poco descubrimos y entendemos oscuros y secretos episodios del pasado de sus protagonistas, relacionados todos de una u otra manera, y sin que ellos lo sepan, con Marianne y con Emma. Todo ello salpicado y aderezado con aterradoras, inquietantes y constantes apariciones de esa loca bruja endiablada que es Marianne en busca de matanzas, la convierten en la casi perfecta serie de terror que es.

Mireille Herbstmeyer es Marianne

Nada más aterrizar en la serie y en ese tétrico pueblo, tanto el espectador como Emma se topan cuesta abajo y sin frenos con uno de los personajes más aterradores que hayamos visto en la pequeña pantalla en los últimos años. Madame Daugeron, en cuya piel se mete maravillosamente la actriz Mireille Herbstmeyer, no puede ser más maquiávelica, diabólica y pavorosa, encarnando a la legendaria bruja Marianne. Su presencia no es que dé miedo, es que deja sin respiración. Una sonrisa macabra o una mirada perturbadora suya bastan para helarnos la sangre. Hay otros muchos momentos de terror en la serie, pero ninguno como sus apabullantes apariciones.

Cada secuencia de la serie gala, alguna con abundante 'fina casquería' de por medio, está cuidada al detalle y se antoja realizada bajo exquisitos efectos especiales, dignos del mejor cine gore. La excelente ambientación y la luz de toda la serie unida a una acertada y tenebrosa música que acompaña los momentos de mayor tensión hacen el resto. Todo ello logra mantener nuestra atención, enganchándonos a cada capítulo, uno tras otro.

No importa si durante los primeros capítulos no entendemos nada. No es extraño saltar de uno a otro por el simple placer de sorprendernos con un susto quizás aún mayor que el anterior, pero también por la curiosidad que supone averiguar lo que esconde Emma y lo que la empujó en el pasado a huir de aquel pueblo.

Otro de los grandes aciertos de la serie es el montaje. La historia se cuenta por capítulos pertenecientes a un libro. Las secuencias se encadenan con fugaces transiciones en las que las páginas del mismo pasan a toda velocidad. Un eficaz recurso que no es sino la excusa perfecta para ir hacia delante y hacia atrás en la historia de un plumazo y sin tener que dar explicaciones. Saltarnos aquellas partes del libro que no son relevantes y no perder ni un segundo da mayor agilidad a la historia.

El secreto de 'Marianne' es que, si bien incluye detalles clásicos del género de terror como fantasmas, brujas y maldiciones, al final del día el verdadero terror proviene de las personas vivas. Todas ellas conviven con sus fantasmas y sus miedos. Es cierto que no es una serie redonda, pero es arriesgada y distinta. Quizás por ello se ha convertido merecidamente en una de las sorpresas de la temporada. Además, su inquietante giro final, da pie a una segunda temporada, si bien Netflix todavía no ha confirmado.