Ahora vende el porno agresivo. Será que soy madre... ¡pero qué tiempos los de Canal+!

Si nos aterroriza hablar de sexo, ¿cómo vamos a ser capaces de hacerlo sobre el porno? ¡Qué mal rollo! Acabo de ver 'Amor y porno en la era de internet', un documental que explora la influencia que ejerce la pornografía sobre los jóvenes, sobre sus expectativas en el amor y el sexo. Me siento desordenada, acongojada, consternada y alarmada, muy alarmada. No sé si es porque soy madre de un preadolescente o porque he descubierto cómo es el porno del siglo XXI, que no tiene nada que ver con aquel 'light' con el que traficaban mis amigos en el siglo pasado, cuando les parecía lo más grande pillar un ejemplar de 'LIB', de 'Playboy' o, lo más de lo más, comerciar con una cinta VHS, por no recordar aquellos que las madrugadas de los viernes se tragaban codificada la película X de Canal+. ¡Qué tiempos aquellos!

Probablemente mis tribulaciones sean una mezcla de las dos cosas. Ahora bien, si algo me ha quedado claro es que más nos vale ir espantando fantasmas y ponernos las pilas, porque en el siglo XXI, como confiesa una joven en el documental que se estrenará en #0 de Movistar+ la madrugada del 23 al 24 de agosto, "es más difícil escapar del porno que verlo".

Como muestra, allá van unos datos. La media de edad de acceso a la pornografía a través de la red está en los 11 años. El 93% de los varones y el 62% de las mujeres lo consumen durante la adolescencia y el 22% de estos jóvenes son niños que todavía no alcanzan los 10 años. Sí, no me he equivocado, 10 años. Creo que mucha responsabilidad de esta precocidad la tenemos los padres cuando a esas edades les abrimos las puertas del campo cibernético al ponerles en la mano un 'smartphone' o una 'tablet'. Lo sé, hay más factores, pero este me parece el importante.

La media de edad de acceso a la pornografía a través de la red está en los 11 años. El 22% son niños menores de 10 años

La industria pornográfica internacional mueve unos 25.000 millones de dólares al año. Los preadolescentes y adolescentes, con su regalito estrella de la comunión (teléfono, 'tablet', etcétera), acceden a este contenido de una manera fácil y gratuita, de manera que todo eso influye en sus expectativas sobre el amor, el sexo y las relaciones. No lo digo yo, lo confiesan ellos.

"Mi primera vez, como había visto mucho porno, pensaba que a todas las chicas les gustaba que las trataran así, probé todas esas cosas y sí, salió mal". "Veía porno cuatro o seis horas al día". "Ver porno me volvió más ansiosa por buscar alguien con quien explorar todo eso". "Cuando lo vi por primera vez, me impactó tanto y me sentí tan culpable que no podía mirar a la cara a mi madre". "Cada vez que lo veo me pongo triste, no voy a tener nunca una polla tan grande como esa, además, para parecerme a esos tipos me deberían gustar chicas como esas". "Internet te abre los ojos, tus amigos te mandan vídeos por teléfono, te dicen que no preguntes y que mires". Estas no son más que una colección de las perlitas que destilan los jóvenes en el documental.

Además de las confesiones de los adolescentes, ‘Amor y porno en la era de internet' recoge también los testimonios de actores, actrices, representantes y directores de cine adulto. Todos aportan su opinión y su experiencia con la industria internacional, cuyo epicentro se encuentra en el Valle de San Fernando (Los Ángeles), la capital mundial del porno, el rincón donde los pornógrafos más influyentes del mundo crean la mayoría de las imágenes que se consumen en todo el planeta.

El documental desvela que alrededor del 30% del tráfico de internet está relacionado con el porno, una industria que ha cambiado drásticamente con la evolución de la tecnología. Según se destila de las palabras de los especialistas, el porno 'light' ya no mola, porque no vende. Ahora, los productores fuerzan los límites buscando un enfoque más enérgico, más violento. "En los últimos años, ha habido un incremento de agresividad en el porno. John Stagliano revolucionó la industria al romper la cuarta pared y colocar la cámara en primera persona. Stagliano creó el porno gonzo, una versión mucho más dura y brusca, una versión en la que se busca gente haciendo cosas fuera de lo común", confiesa una veterana actriz que ha vivido en sus carnes la evolución de la industria.

¿Gonzo? ¡Cuántas veces habré llamado a mi hijo así sin saber qué decía! A estas alturas del documental, ya tengo la carne de gallina y eso que me queda lo mejor. Por ejemplo, las declaraciones de un repulsivo y desagradable representante de actrices que se jacta de tener lista de espera. "El 60% de los contratos son para porno anal", matiza el prenda, al tiempo que recalca que si una chica no quiere hacer lo que se le pide, no pasa nada, tira de agenda y esa ya no vuelve más. "Tienes que entrenar tu cuerpo, si insistes, al final lo consigues", matiza una de las chicas.

"La realidad es que hay gente a la que le gusta mirar cómo se esfuerza una niña por meterse una polla en la garganta. Eso funciona y si encuentras un buen director que grabe bien, con los ángulos correctos…". ¿Cómo? Ya no sé si darle al 'stop' y acabar o continuar escuchando a las chicas del seboso representante, que confiesan sonrientes sus habilidades al tiempo que desvelan que la gente está deseando entrar en esta industria "a prueba de recesiones".

El 88% de las escenas en el porno heterosexual contiene agresiones físicas como amordazar, asfixiar o abofetear

Vaya por delante que todos mis recelos son porque me resulta imposible quitarme el traje de madre. Considero que en la vida todo llega, pero deberíamos aprender a gestionar la paciencia y esperar que las cosas aterricen a su debido tiempo. No puedo alejar de mi mente que con un clic de ratón nuestros hijos acceden de forma gratuita a todo tipo de ofertas como estas, que como padres nos hacemos los 'longuis' o que nos aferramos a esa frase tan sobada: "El mío no". Pues sí, el nuestro también, porque no es de Venus ni de Marte, es como todos, y no está dispuesto a ser el raro del grupo.

A estas alturas, me indigna escuchar una voz en 'off' que afirma que los actos de agresión son comunes en la pornografía más vendida, que en el porno heterosexual casi siempre son los hombres los que hacen trizas a las mujeres, que el 88% de las escenas contiene agresiones físicas como amordazar, asfixiar o abofetear, y un 48% rezuma agresiones verbales como "estoy deseando agarrarla del pelo y llevármela al pilón".

Con todos mis respetos para los adultos consumidores de porno, yo aquí lo único que veo es un contenido que distorsiona lo que es el sexo y que enquista estereotipos de género y prácticas sexuales violentas no consentidas. Luego nos preguntamos por qué se multiplican las manadas. Lo dicho, más nos vale perder el miedo a hablar, si no a ver cómo les explicamos a nuestros hijos que el porno es al sexo lo que la ciencia ficción al cine. O recuperamos una educación sexual afectiva o esto se nos va de las manos.

'Amor y porno en la era de internet' se estrena en la madrugada del viernes 23 al sábado 24 de agosto a las 00:00 horas, en #0 de Movistar+ (dial 7). También estará disponible bajo demanda y en Movistar+ Lite.