Cintora lo apuesta todo a la política: fulmina el humor de 'Malas lenguas' con múltiples despidos (y una excepción para salvar los muebles en TVE)

El programa Malas lenguas, conducido por Jesús Cintora y producido por Big Bang Media junto a La Osa y El Terrat, ha iniciado esta semana una nueva etapa en La 1 y La 2 tras despedir a la práctica totalidad de su equipo de guionistas de humor. Cuatro de los seis miembros del área de comedia han abandonado el formato, más otro miembro de ese equipo, dejando como única “superviviente” a la cómica Raquel Hervás, que continuará con pequeñas intervenciones humorísticas, como avanza Vertele.

El movimiento confirma un viraje que se intuía desde hace semanas: Malas lenguas abandona su apuesta por la sátira para abrazar de lleno la actualidad política, el análisis y el debate. Una decisión que, aunque responde a criterios editoriales y de audiencia, tiene también una lectura empresarial de fondo.

Desde su estreno, el espacio había intentado conjugar información, análisis y entretenimiento, presentándose como un “magacín de actualidad con compromiso periodístico y espacio para el humor”, pero con el paso de las semanas, la parte lúdica fue reduciéndose hasta convertirse en un mero acompañamiento.

El éxito de audiencia en ambos canales de TVE ha sido el argumento definitivo para este cambio: Malas lenguas ha logrado duplicar la media de su franja en La 2 (con cuotas del 7%-8%) y consolidarse en La 1 con un sólido 11%-12% de share en La 1, impulsando el bloque vespertino del canal por encima del doble dígito. Estas cifras que han convencido a la dirección de apostar por la línea política, que tan buenos resultados está dando en el resto de franjas de la Corporación, aunque muy cuestionada tanta dentro como fuera del ente público por su falta de pluralidad, sesgo o malas praxis de sus presentadores. Es el caso del propio Cintora, en el punto de mira también por acusaciones de machismo.

Sin embargo, la eliminación total del humor habría tenido consecuencias estructurales, por lo que en lugar de suprimirla por completo se han visto obligados a reducirla a la mínima expresión. Si el programa pasara a ser considerado informativo —al centrarse exclusivamente en la actualidad política—, la ley obligaría a que dependiera del personal interno de RTVE, como manda el Estatuto. Mantener un mínimo componente cómico, con las intervenciones de Hervás, permite a la Corporación seguir clasificándolo como “magacín de entretenimiento” y conservarlo como producción externa, bajo el paraguas de Big Bang Media y sus socios. Es por esto que todo el equipo de guion de comedia ha dicho adiós al formato, a excepción de Raquel, que mantendrá y llevará su propia sección.

Adiós a Los Teletrapos y a la comedia coral

El giro también pone punto final a uno de los elementos más reconocibles del programa en su presentación ante los medios: Los Teletrapos, los muñecos de trapo que parodiaban a políticos y periodistas y que formaban parte de la identidad visual del formato. El encargado de su manipulación y creación ha sido despedido junto al resto del equipo de guion de comedia.

La salida de los cómicos y guionistas —que se ha producido con mensajes de despedida y apoyo mutuo en redes sociales— marca el fin de una etapa que pretendía recuperar la sátira televisiva en clave política. Asaari Bibang, Ignatius Farray, Marina Lobo o Héctor de Miguel “Quequé” formaban parte de aquella apuesta inicial por el humor político, una vertiente que en apenas unos meses ha sido completamente diluida.

En RTVE, el programa se ha convertido en uno de los grandes pilares de sus tardes, aunque a costa de la diversidad y diferenciación que el humor prometía en su lanzamiento. Su giro refuerza la línea editorial que está llevando a La 1 a firmar sus mejores cifras en años, pero también deja una reflexión sobre los límites entre información y entretenimiento en la televisión pública, y sobre cómo una etiqueta —la de “magacín”— puede ser la clave para mantener viva la independencia de una productora externa dentro del ecosistema RTVE.