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Crítica 'Jugando con fuego España': Netflix eleva el nivel de los reality shows con placer, jarana e insolencia
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Crítica 'Jugando con fuego España': Netflix eleva el nivel de los reality shows con placer, jarana e insolencia

Ya ha llegado a nuestro país la adaptación del show de telerrealidad más descarado de la televisión en el que se prohíbe a sus concursantes tener relaciones sexuales

Foto: Concursantes de 'Jugando con fuego España'. (Mediaset España)
Concursantes de 'Jugando con fuego España'. (Mediaset España)

Hoy, viernes 13 de junio, se ha estrenado al completo en Netflix Jugando con fuego España, versión nacional del popular reality show de la plataforma. Este espacio de telerrealidad, que llegó en pleno confinamiento arrasando en decenas de países, pone a prueba a un grupo de solteros, "buenorros y cachondos", como indica el propio programa, que tienen problemas para crear relaciones sólidas y reales, más allá del sexo.

Con Alba Carrillo como falsa presentadora para que los concursantes no identifiquen desde el principio donde están, y con un premio de hasta 100.000 euros si consiguen no saltarse las normas, es decir, no besarse, no rozarse, no tener relaciones sexuales (ni masturbarse)... Jugando con fuego eleva el nivel de estos productos televisivos con Lana, el asistente virtual como jefa del cotarro, y a base de placer, jarana e insolencia. A continuación tienes nuestra crítica, sin spoilers.

Casting de altura

La base de este tipo de espacios se sustenta en sus protagonistas. Y lo cierto es que el casting es de diez. Los chicos y chicas que se lanzan a esta aventura lo hacen con todo, sin pudor, con entrega y ganas de ser ellos mismos en todos los sentidos. Todos tienen personalidades marcadas, que potencian sin límites, haciendo que nunca sepas por dónde van a salir y siendo fiel a sus impulsos más primarios.

placeholder Varios participantes de 'Jugando con fuego España'. (Netflix)
Varios participantes de 'Jugando con fuego España'. (Netflix)

Montaje ágil y atractivo

A lo largo de los ocho episodios de los que se compone, el montaje ágil y rápido, yendo al grano y ofreciendo los mejores momentos, hace que se vea de forma ligera y entretenida. Aquí no hay relleno ni tiempo para el aburrimiento, algo que se agradece. Además, hay flashback y flashforward que dinamizan su emisión, recordando cosas importantes que ya han pasado y poniéndote los dientes largos con las que están por llegar.

Giros inesperados

Otro punto positivo que tiene son los giros inesperados. Cuando ya estás acostumbrado a la dinámica y crees que sabes lo que va a pasar, no solo los participantes te sorprenden con sus decisiones, el programa también usa diversos y jugosos elementos para sorprendernos. Aquí no se puede dar nada por sentado, generando emoción e intriga de principio a fin.

placeholder Fotograma de una las fiestas del reality. (Netflix)
Fotograma de una las fiestas del reality. (Netflix)

Talleres flojos

La gran pega del programa, al tratarse de un retiro sexual para que consigan conexiones reales y sanas, son los talleres. Se intenta educar a los chicos y chicas para que se comprendan y puedan analizar sus necesidades, pero resulta insuficiente esta parte más didáctica. Una oportunidad perdida para que el público que se sienta identificado también pudiera aprender.

Diversión pura

En definitiva, estamos ante un espacio de entretenimiento, cachondeo, diversión y sensualidad. Si te asomas a Jugando con fuego, no esperes otra cosa que lo que se vende. Además, este reality da un paso más y muestra escenas y momentos muy ardientes. Quizá nunca vistas en programas similares. Todo ello sin sobrepasar límites. Por lo tanto, disfruta y échate unas risas.

Hoy, viernes 13 de junio, se ha estrenado al completo en Netflix Jugando con fuego España, versión nacional del popular reality show de la plataforma. Este espacio de telerrealidad, que llegó en pleno confinamiento arrasando en decenas de países, pone a prueba a un grupo de solteros, "buenorros y cachondos", como indica el propio programa, que tienen problemas para crear relaciones sólidas y reales, más allá del sexo.

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