"Aquí te quedas": un soltero huye de 'First Dates' tras clamar contra las salidas de tono de su cita
En la velada entre Marco y Luis saltaron chispas desde el primer minuto: "Tienes una mente retrógrada"
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En un espacio como First Dates, acostumbrado a entrelazar el amor con el entretenimiento y la ternura con la comedia ligera, pocas veces se cruzan las líneas rojas que separan la incomodidad del conflicto abierto. Sin embargo, el episodio protagonizado por Marco y Luis dejó constancia de que, incluso en un programa de citas televisadas, el roce puede hacer más herida que cariño. Lo que se presentaba como una cena romántica terminó derivando en una de las situaciones más tensas vividas en la historia reciente del formato de Cuatro: un match fallido que desembocó en reproches, sarcasmos hirientes y, finalmente, una fuga indignada del plató.
Todo comenzó con un desencuentro visual. Luis, natural de Orcasitas, se sintió visiblemente incómodo al ver aparecer a su cita, Marco, luciendo una melena larga. Aunque trató de maquillar el desinterés inicial con su particular sentido del humor, la ironía pronto dio paso a comentarios abiertamente ofensivos. “He visto a Jesucristo Superstar”, soltó sin filtro apenas iniciada la conversación.
Lejos de reconducirse, la cena se convirtió en una pugna dialéctica en la que Luis, escudándose en un supuesto tono “picarón” y “sarcástico”, llegó a insinuar que para progresar profesionalmente —en especial en el mundo del espectáculo o la moda al que su cita se dedicaba— era necesario ceder a favores sexuales. “Tiene una mente retrógrada, porque que diga que para conseguir algo tienes que meterte debajo de una mesa de un despacho…”, denunció Marco, claramente molesto. El modelo no solo replicó con firmeza: “Eso lo harás tú, yo no lo hago”, sino que comenzó a evidenciar su incomodidad ante las cámaras. La tensión escalaba minuto a minuto.
Lejos de disculparse, Luis replicaba con un tono que oscilaba entre la burla y la victimización: “Qué poco humor tienes”, le espetaba, como si todo se redujera a una mala interpretación de su ironía.
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Lo cierto es que, en un programa donde los silencios incómodos suelen resolverse con una risa nerviosa o una pregunta sobre mascotas, el silencio de esta cita se hizo atronador. El clímax llegó con La decisión final, cuando Marco, ya desbordado, pidió detener la grabación: “Corta”. Minutos después, declaraba frente a la cámara: “No tendría segunda cita ni una ni ninguna porque no querría a Luis ni a 500 metros de mí. Me ha parecido la peor cita de mi vida, no he visto a persona más ofensiva en tan poco tiempo”.
Luis, por su parte, insistía en su relato: “Yo soy así. Cuando alguien no me atrae, no le pongo seriedad”, se justificaba. Pero para Marco, la ofensa ya no era cuestión de gustos, sino de respeto. La escena terminó con una frase que ya ha pasado al imaginario de los espectadores más fieles: “Estoy deseando levantarme e irme a mi casa. Aquí te quedas”.
Desde su estreno en 2016, First Dates ha visto todo tipo de encuentros: dulces, surrealistas, emocionantes o directamente fallidos. Pero pocas veces un soltero se ha levantado con tal determinación y sin mirar atrás. Este episodio no solo rompe la narrativa amable del formato, sino que expone los límites de la ironía mal entendida y pone en cuestión cómo el sarcasmo, cuando se usa como escudo, puede herir más que cualquier rechazo explícito.
En un espacio como First Dates, acostumbrado a entrelazar el amor con el entretenimiento y la ternura con la comedia ligera, pocas veces se cruzan las líneas rojas que separan la incomodidad del conflicto abierto. Sin embargo, el episodio protagonizado por Marco y Luis dejó constancia de que, incluso en un programa de citas televisadas, el roce puede hacer más herida que cariño. Lo que se presentaba como una cena romántica terminó derivando en una de las situaciones más tensas vividas en la historia reciente del formato de Cuatro: un match fallido que desembocó en reproches, sarcasmos hirientes y, finalmente, una fuga indignada del plató.