"Me quiero ir, no me gusta el formato": Belén Esteban amenaza con irse y lanza una crítica sin precedentes a 'La familia de la tele'
La colaboradora confiesa en pleno directo su intención de dejarlo todo: “No quiero estar aquí. Estoy amargada”
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La televisión en directo tiene ese poder imprevisto de lo real: lo que no se guioniza, lo que no se edita, lo que no se puede frenar. Eso ocurrió este miércoles, 14 de mayo, en La familia de la tele, el magacín vespertino de La 1, cuando Belén Esteban —una de las grandes apuestas del programa— se desmarcó con una confesión explosiva y absolutamente inédita: quiere marcharse.
“No estoy cómoda. No quiero estar en este programa. No soy ni la Belén Esteban que quiero ser”, soltó sin rodeos la colaboradora, visiblemente molesta y dolida. La frase, que dejó helado al plató, marcó un antes y un después en la emisión. Belén, lejos de matizar, insistió: “Yo tengo mis días que no me aguanto ni yo, pero soy una tía divertida, que habla de los temas, que entretiene… Yo sé que tú recibes órdenes de arriba, por eso esto no va contigo esto”, dijo dirigiéndose a la presentadora, María Patiño, a quien eximió de toda responsabilidad por los cortes que sufre cada vez que interviene. "No me lo paso bien, no vivo los temas como lo hacía antes, no doy lo mejor de mí, y lo peor es que a veces me autocensuro, hay muchas cosas de las que no hablo, aunque quiero hacerlo", aseveró sin cortapisas.
“No me reconozco ni a mí misma ni a los demás”
La autocrítica se convirtió en diagnóstico. Belén Esteban, figura indiscutible del universo televisivo de Mediaset y ahora en las filas de RTVE, no se anduvo con paños calientes al valorar el contenido y la estructura del espacio: “De primeras no me gusta el formato, con todos mis respetos a mis compañeros, que saben que los adoro. Los temas no me gusta ninguno. Los han tocado todas las cadenas antes que nosotros. La gente está cansada ya de Lina Morgan, de Terelu…”
Y añadió con crudeza: “No me reconozco ni a mí misma, ni a los demás. Yo veo a mis compañeros… no a todos, también tengo que ser honesta. Yo hablo con Matamoros y tenemos mucha complicidad”, dejando entrever que él tampoco está a gusto.
Belén: "yo me quiero ir del programa" 💔#LaFamilia14M pic.twitter.com/rWb8HTEDje
— La Familia de la Tele (@familiadelatele) May 14, 2025
La conversación se convirtió en una suerte de catarsis colectiva cuando María Patiño —otra de las voces veteranas del plató— intervino con igual sinceridad: “Yo leo todo, y ayer me hundí con las cosas que leí”. En el caso de Belén, no le afectan en absoluto, ya que ni les presta atención.
Un formato disperso y un plató sobrepoblado
Esteban también cuestionó la estructura del programa y la desconexión con la audiencia: “El programa empieza a las 15:40 horas y sacaba a las 17:10 horas, nos meten dos telenovelas, una hora nos meten en RTVE Play, otra hora por ahí esparcidos… Cuando volvemos a las 7, tenemos otra hora por ahí perdida”, explicó. “Somos más que en la Sagrada Familia, más que en La última cena. Para mí, en este momento, eso es una razón para no sentirme bien aquí”, añadió, en referencia al elevado número de colaboradores en el plató, dejando así dos claves que, para ella, lastran al formato.
Pero el momento más delicado llegó cuando Belén Esteban reveló una decisión personal que, hasta entonces, solo había compartido con su marido: “Yo me quiero ir del programa. Esto solo lo sabe mi marido, pero quiero hablar con los responsables de la productora porque quiero dejarlo”. Su confesión encierra no solo una renuncia, sino un desahogo emocional que conecta con la falta de libertad que siente en pantalla: “Lo que me duele es no poder hablar, que se me corte al empezar un tema... A lo mejor es culpa mía, y quizá meto la pata diciéndolo, pero es cierto que llevo ya tiempo barruntando esta idea, porque quiero ver más a mi madre que está en Benidorm, a mi hija que vive fuera,...”.
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La crisis de un formato con frágil acogida
Las palabras de Esteban no llegan en un buen momento para La familia de la tele, que desde su estreno ha tenido problemas para encontrar un hueco sólido en la parrilla de La 1. Las críticas al formato, unido a sus discretas audiencias y a la dificultad para fidelizar al público, se ven ahora agudizadas por un episodio que pone en cuestión su estabilidad interna.
La espontaneidad de Belén Esteban, que tantas veces ha sido un activo televisivo, esta vez ha servido como espejo de una crisis estructural que no se puede ignorar. Lo que pase en las próximas horas —y si se produce o no su salida del programa— podría marcar el futuro inmediato del formato, y también la relación de RTVE con uno de los rostros más populares (y sinceros) del entretenimiento nacional. Como muestra de su hartazgo televisivo, La Patrona dejó claro que "tardó un mes y medio en firmar el nuevo contrato", evitando así las críticas de sus compañeros por abandonarlos en el momento en que, precisamente, más la necesitan.
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La televisión en directo tiene ese poder imprevisto de lo real: lo que no se guioniza, lo que no se edita, lo que no se puede frenar. Eso ocurrió este miércoles, 14 de mayo, en La familia de la tele, el magacín vespertino de La 1, cuando Belén Esteban —una de las grandes apuestas del programa— se desmarcó con una confesión explosiva y absolutamente inédita: quiere marcharse.