Óscar Díaz reaparece en Antena 3 un año después del bote de 'Pasapalabra': explica qué ha hecho (y qué no) con el premio
El mítico concursante se ha sincerado en 'Espejo público' sobre el impacto del bote en su vida diaria y cómo sigue estudiando ante un hipotético regreso al concurso
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A tres días de cumplirse un año de su bote en Pasapalabra, Óscar Díaz ha reaparecido en Antena 3 para contar cómo el premio del concurso le ha cambiado la vida. Tras salir del programa con 1.816.000 euros bajo el brazo, el mediático participante confiesa ahora llevar una vida mucho más relajada, gracias al colchón que el formato le ha facilitado después de pagar a Hacienda: "Se me quedó limpio más o menos un millón, y me parece bien, es algo que tenía asumido desde el inicio. Aun así, es mucho dinero", subrayó en un par de ocasiones ante las cámaras de Espejo público, consciente del morbo que este punto siempre genera.
El magacín matinal quiso acompañar a Díaz en su día a día, ahora que se va a cumplir el primer aniversario de su éxito en Pasapalabra. Un equipo del programa se desplazó a su localidad para presenciar uno de los ensayos de su grupo de música, ese con el que realiza, de vez en cuando, algún concierto: "Además de un hobby, hacemos también algún bolo para estar con la gente que nos seguía cuando tocábamos", explicó Óscar, con sus compañeros dedicándole bonitas palabras al asegurar que el dinero no le ha cambiado, todo lo contrario.
Tras este momento distendido, el espacio acudió a su hogar, donde Óscar Díaz parece seguir una rutina similar a la de hace un año: "Sigo vendo el programa a diario, una vez que te lo metes en vena es difícil sacártelo", reconoció sobre Pasapalabra, compitiendo diariamente contra Manu y Rosa, actuales participantes. Tanto es así que les plantaría cara en un momento dado, habiéndose quedado varias veces en 24 aciertos en El rosco, a solo uno del bote.
Viendo el programa donde alcanzó la gloria, Óscar reconoce que sigue estudiando a día de hoy con la intención de dar la talla en posibles especiales para los que puedan llamarle, aunque, lógicamente, ha bajado el ritmo: "Sigo estudiando. No al ritmo de cuando estaba en activo, pero sigo haciéndolo. De chaval me saqué una oposición, y estudiaba una décima parte de lo que lo he hecho para Pasapalabra. Dedicaba todo tiempo, pero me vino muy bien, porque después de más de 30 años necesitaba descansar. Yo no buscaba un gran premio, buscaba probarme a mí mismo".
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Ahora, con el bote ya en la mano, su vida no ha experimentado grandes cambios, y tampoco se ha dado muchos lujos. Sigue con su mismo coche y todavía paga la hipoteca de su piso: "Creo que hay cosas que son más necesarias que fardar. Si te lo puedes permitir y es tu pasión --hablando de los coches--, adelante con ello, pero la mía no lo es. La casa la tengo por pagar, seguimos pagando la mensualidad, pero soy un privilegiado porque tengo muchos más ratos libres".
Porque, en su caso, el dinero le ha dado tiempo, "tiempo para mí, para mi familia y para los míos", aseveró. "Ahora dispongo de más libertad y tengo más margen. Dedico mi tiempo a escribir un ensayo sobre el mundo del golf, gracias a toda la experiencia en ese campo que he adquirido durante los últimos 15 años", añadió en este sentido, dejando claro cuál es la tarea que ocupa ahora su mente.
Por último, y aunque explica que no se ha dado ningún gran capricho con ese millón de euros ganado, sí ha hecho varios viajes importantes que tenía pendientes, como pasar cierto tiempo en la Toscana con amigos.
A tres días de cumplirse un año de su bote en Pasapalabra, Óscar Díaz ha reaparecido en Antena 3 para contar cómo el premio del concurso le ha cambiado la vida. Tras salir del programa con 1.816.000 euros bajo el brazo, el mediático participante confiesa ahora llevar una vida mucho más relajada, gracias al colchón que el formato le ha facilitado después de pagar a Hacienda: "Se me quedó limpio más o menos un millón, y me parece bien, es algo que tenía asumido desde el inicio. Aun así, es mucho dinero", subrayó en un par de ocasiones ante las cámaras de Espejo público, consciente del morbo que este punto siempre genera.