Así fue el emocionante regreso de Belén Rodríguez a 'Fiesta' tras su cáncer: fentanilo, meses sin voz y soledad

En un domingo cargado de emoción y reencuentros, Belén Rodríguez volvió a pisar el plató de Fiesta después de varios meses alejada de los focos por un motivo de fuerza mayor: el cáncer de garganta que le fue diagnosticado a finales de 2024. Una enfermedad que la obligó a pausar su carrera televisiva y volcarse en un tratamiento tan duro como revelador. Su regreso, celebrado entre lágrimas y aplausos, fue también una lección de vida, resiliencia y verdad.

“Ya empiezo el nuevo año”, decía Belén a través de una videollamada semanas atrás, anunciando que había concluido el tratamiento. Pero fue este domingo, 6 de abril, cuando volvió físicamente al programa que ha sido su casa durante años, recibiendo el cálido abrazo de Emma García y de todo el equipo de Fiesta. Un reencuentro sin ensayos, sin segundas tomas, y que destiló emoción real desde el primer minuto.

“La vida a veces se desborda de luz y otras pone incluso a quienes más brillan a prueba”, decía la presentadora al darle paso. “Cuando estaba en uno de sus mejores momentos, llega ese golpe inesperado, un diagnóstico duro de los que te obligan a parar tu mundo”. Unas palabras que encapsulan el giro vital que ha afrontado Belén Ro, como la conocen en el medio.

Visiblemente emocionada, la periodista se confesaba: “Pensaba que estaba mejor, estoy blandita”. Y es que la dureza del proceso aún resuena en su cuerpo y en su memoria. “Me tuvieron que poner tratamientos muy fuertes, me inyectaron fentanilo y hasta tuve alucinaciones”, explicó sentada en el sofá del plató, narrando sin filtros una experiencia marcada por el dolor y la incertidumbre.

Durante los cinco últimos días de tratamiento, relata que el dolor fue tan intenso que no podía ni tragar. “No tenía miedo, pero un día tenía ganas de llorar y no podía del dolor que tenía”, confesó. Fue entonces cuando tuvo que ser ingresada, pues no podía ni tragar alimentos. Afortunadamente, ha conseguido recuperar la voz, algo que considera casi milagroso, después del infierno vivido: “Tenía una parálisis en las cuerdas vocales y me dijeron que tal vez necesitaría un foniatra. Estuve dos meses y muda”.

El diagnóstico inicial fue más grave de lo que imaginaba: “Yo no era consciente, sabía que tenía un bulto y me lo iban a quitar. En ningún momento pensé que era una enferma de cáncer”, confesó. El tumor, en estadio 3, impedía la cirugía y obligó a optar por un tratamiento intensivo de 35 sesiones de radioterapia y tres de quimioterapia. “Me cogía mi autobús y me iba a la Fundación Jiménez Díaz. Yo no me he hecho la fuerte, simplemente ese era mi mundo”, narraba, dejando entrever esa mezcla de entereza y sentido práctico que la ha caracterizado siempre.

A pesar del apoyo recibido —“he tenido más apoyo del que me hubiera gustado tener, es duro explicarle a 50 personas cada día lo que pasaba”—, Belén Rodríguez reveló un sentimiento inesperado tras superar lo peor: “Ahora me siento supersola. Ha estado tan pendiente la gente de mí que ahora que me estoy incorporando a mi vida me ha invadido una sensación de soledad”.

TE PUEDE INTERESAR

Belén Rodríguez (Telecinco) comienza su tratamiento contra el cáncer y logra dejar de fumar

P. Martín-Vázquez

Sin embargo, su vuelta no es solo un testimonio de supervivencia, sino también una declaración de intenciones. La Belén que ha regresado a la televisión lo hace más vulnerable, sí, pero también más auténtica: “Vuelve con más vida, más verdad, más fuerza”, dijo Emma García entre lágrimas, y no le faltaba razón. En tiempos donde la televisión suele disfrazarse de espectáculo constante, la reaparición de Belén Ro nos recuerda que lo real aún tiene un hueco en la pantalla.

Ahora queda una última etapa: en mayo deberá someterse a nuevas pruebas para valorar si su enfermedad ha remitido por completo. Pero mientras tanto, Belén Rodríguez vuelve a casa, a su plató, con el coraje de quien ha mirado de frente al miedo y ha decidido seguir. Con voz recuperada, mirada firme y el corazón lleno de nuevas batallas ganadas.