"¿Pero tú eres tonto?": Pablo Motos, incapaz de morderse la lengua ante el "ataque" personal que recibe de Juan del Val

Un jueves más, y tras celebrarse la ya clásica tertulia de actualidad, Juan del Val fue el encargado de cerrar la semana de El hormiguero con sus míticos comentarios polémicos. Así se lo pedía el propio Pablo Motos en los minutos finales de programa, ajeno a que la primera de sus críticas apuntaba a él directamente, lo que hacía que se revolviese en directo contra su compañero, tratando, a duras penas, de morderse la lengua para no soltarle lo que verdaderamente pensaba de su salida de tono.

"Antes de irnos, por favor, Juan, ¿tienes algún 'polémico' por ahí?", le preguntaba el presentador antes de dar por finiquitado el show. "Sí, alguno hay... Los que van al gimnasio de los hoteles", le soltaba sin penárselo dos veces, mirando directamente a su compañero, sabedor de que es algo que él mismo hace cuando viaja.

"¿Pero tú eres tonto?", le espetaba Motos sin pestañear, dándose, efectivamente, por aludido. Del Val sabía que estaba pinchando en hueso, pero proseguía dirigiéndose a él: "A ver, Pablo, y te lo digo a ti que lo haces... ¿No te puedes esperar? Has ido a Menorca, chico, ¡vete a la playa, báñate!".

"Es que no tienes ni... idea. Iba a decir una palabra delante, pero estoy en la tele y no debo", le replicaba Pablo, tratando de evitar palabras mal sonantes, aunque se había entendido perfectamente por dónde iban los tiros.

Intentando rebajar el tono, Pablo Motos se justificaba: "Cuando viajas, te vas a pasar segurísimo con la comida y con la bebida", argumentaba para defender su postura de ir al gimnasio en vacaciones, una explicación que no convencía, en absoluto, ni a Juan del Val ni a Nuria Roca, quien se mostraba de acuerdo con su marido en este polémico punto.

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Las hormigas apostaban también por atacar al presentador con bromas sobre su estricta rutina deportiva, por lo que Pablo optaba por poner la pelota en el tejado del escritor, cuestionándole si él mismo no lo había hecho también cuando estaba preparándose para la Ironman. La respuesta de este no podía ser más clara: "Mientras entrenaba, nunca he hecho dos cosas en la vida: ir a un gimnasio de hotel cuando estoy de vacaciones y seguir corriendo parado mientras esperaba a que un semáforo se pusiera en verde. Nunca", aseguraba con vehemencia.

En lo que sí estaban casi todos de acuerdo en la mesa es en que, además, las instalaciones deportivas en los hoteles suelen ser muy pequeñas y con poco equipamiento, un motivo más para no utilizarlo durante las vacaciones o los viajes de trabajo. Rompía esta tesis Tamara Falcó, quien esgrimía haber estado recientemente en hoteles con grandes gimnasios en los que incluso le proporcionaban la ropa y el calzado adecuado para entrenar.