Manu Pascual, nuevo bicentenario de 'Pasapalabra': "Estudiar para el programa no debe suponer una losa"

Tras el empate de este jueves, Manu y Rosa volverán a verse las caras esta tarde en Pasapalabra. El joven madrileño continúa, por tanto, sumando nuevas entregas después de superar la barrera de las 200 entregas, toda una hazaña que hasta la fecha solo habían completado tres veteranos en estos 25 años de concurso.

Pero el título de bicentenario no es garantía de nada. De hecho, de esos tres concursantes, tan solo uno de ellos, Pablo Díaz, logró finalmente completar correctamente las 25 definiciones del rosco y llevarse un jugoso bote que alcanzaba los 1.828.000 euros. Necesitó, eso sí, 260 programas. El de Pablo es el cuarto mayor bote entregado por Pasapalabra en nuestro país, situándose solo por detrás de los premios logrados por Rafa Castaño (2.272.000), Eduardo Benito (2.190.000 euros) y David Leo García (1.866.000).

Durante los casi 10 meses que Manu lleva en el programa ha rozado el bote en tres ocasiones, la última el pasado 26 de febrero. Curiosamente, aquella tarde el concursante jugó su rosco 197, es decir, que de haberlo teñido completamente de verde hubiese emulado la gesta de Castaño, ya que el sevillano se embolsó el bote en su rosco número 197.

"Uno nunca se siente veterano, pero superar a referentes míos... es una maravilla"

Manu reconoce que sintió "cerca" el bote, pero "lejos a la vez". En una entrevista publicada en la web del programa, el concursante se muestra satisfecho de su papel y asegura que seguirá dándolo todo cada día. "No tenía esa palabra que me faltaba, pero esa adrenalina que te provoca el (acierto) 24 la verdad es que merece la pena".

Muchos creen que Manu está cada día más cerca del bote, sin embargo, el madrileño es muy consciente de que cualquier fallo o una mala tarde podría acabar con ese sueño. Sus sensaciones varían "según la semana". "Algunas semanas te ves más cerca del bote y otras que te ves un poquito más lejos, pero el caso es pelear y seguir. Y si se puede... algún día pillarlo".

"Cada programa aquí es un regalo", recalca Manu, precisamente por ello intenta disfrutarlos al máximo. Asegura que en estos momentos no podría imaginarse la vida sin acudir a grabar Pasapalabra. "Me encanta venir aquí, es como un juguete. Solo el proceso de grabación es un premio".

Tal y como reconocían otros históricos concursantes durante su estancia en Pasapalabra, Manu también continúa preparándose cada día, con la misma intensidad. "Aprendes a estudiar, aprendes de tus fallos, a seguir puliendo cositas... Yo nunca paro de aprender, que eso es lo bonito también".

"Yo nunca paro de aprender, que eso es lo bonito también"

Este joven madrileño, licenciado en psicología, asegura haber ganado muchísima seguridad después de más de 200 tardes en el concurso. "Ahora tengo una mayor templanza dentro de un plató. Pasapalabra ha sido mi primera experiencia en televisión y, al principio, yo estaba como un flan. Poco a poco, aprender a relajarte un poquito más, a pulir un poco las técnicas, las tácticas... Vas aprendiendo como en la vida. Con la edad y con el tiempo se gana experiencia".

Si de algo saben, y mucho, los concursantes más veteranos o longevos de Pasapalabra es de estrategias a la hora de ir completando el rosco, aunque Manu dice que no es algo premeditado, sino más bien circunstancial. "Hay muchas veces que no tienes seguras algunas palabras y tienes que esperar un poquito a ver qué tiene el rival, qué hace, cómo te sientes tú, cómo son el resto de palabras. Nunca tengo premeditación en un Rosco, voy fluyendo según sale". Según reconoce el concursante, en ocasiones, se guarda algunas palabras, pero es simplemente para "pensarlas bien" y no para hacerle creer al rival que no tiene la respuesta. "Aunque pueda parecer fácil, hay veces que tienes 25 palabras posibles en la cabeza y tienes que cribar un poquito y pensarla bien para evitar fallos tontos, que yo he tenido muchos a lo largo de mi trayectoria".