"Ni para darle un beso": una soltera, sin miramientos con su cita en 'First Dates'

La química inicial entre Augusto y Vanessa en First Dates parecía augurar una cita prometedora. Ambos, de origen italiano, se mostraron atraídos físicamente desde el primer instante. Sin embargo, a medida que avanzó la velada, la conexión que parecía afianzarse se desmoronó por completo, dejando a Augusto con una negativa categórica en La decisión final.

Augusto, empresario de 39 años, llegó al programa con la confianza de un auténtico soltero de oro. Su objetivo era claro: encontrar a una mujer con clase, inteligente y dispuesta a compartir con él una vida llena de aventuras. "Me gustaría encontrar a alguien con quien viajar un año entero. Es una manera muy buena de conocerse bien", planteó abiertamente. Pero la respuesta de Vanessa, de 33 años, no tardó en enfriar el entusiasmo de su cita: "De momento no quiero perder el tiempo, tengo otras prioridades y otros proyectos", le espetaba contundente, tirando por tierra sus ilusiones en este sentido.

El choque de expectativas no fue el único obstáculo entre ellos. Durante la cena, Augusto trató de halagar a Vanessa, destacando su fuerte personalidad y atractivo: "Tienes una mirada muy directa. Tienes carácter, eres pasional y guapa". Pero lejos de verse seducida, ella fue un tanto cortante: "A mí me gustan más altos, yo soy muy alta". Él no se cortó, dándole una rápida réplica: "Soy más alto que tú".

La velada transcurrió con momentos divertidos y hasta un intento de salsa en el reservado del restaurante, pero la chispa simplemente no apareció, al menos para ella. Vanessa lo dejó claro ante las cámaras del programa de Cuatro, pero no ante él: "No me atrae sexualmente, no me despierta ni para darle un beso".

El golpe definitivo de realidad le llevó al joven en La decisión final. Augusto, ajeno a la sentencia que se avecinaba, se mostró ilusionado con la posibilidad de una segunda cita: "Me gustaría tener otra porque es interesante y guapa". Vanessa, en cambio, no dudó en cerrarle la puerta de manera tajante: "Yo no, a mí me gustan los latinos, no sé por qué, pero los italianos o de otros países, no, no me atraen".

"No puedo ir más allá de esto. Espero que no te lo tomes a mal, pero es lo que siento, no puedo cambiarlo", agregaba la soltera, tirando así por tierra las esperanza de Augusto. Él acataba su decisión, despidiéndose de su cita con una sonrisa: "Me parece correcto"; sentenciaba antes de que se marchasen del dating show cada uno por su lado.