Jordi Évole, tras la pista de Ayuso en 'Lo de Évole': "Se está resistiendo. No hay voluntad por su parte"

Los domingos son sinónimo de Jordi Évole en La Sexta. Desde que se embarcase en Lo de Évole tras dejar Salvados en el año 2019, el 'exfollonero' reconoce la tranquilidad que le proporciona su nuevo espacio de entrevistas personales, que regresa hoy 19 de enero con Juan y Medio como invitado estrella.

"Era un programa que te hacía estar al límite durante muchos meses al año", asume en la presentación en Sevilla de la nueva temporada de Lo de Évole sobre el mítico espacio de actualidad política que condujo durante 11 años, recordando los "subidones de estrés" que vivía a raíz del formato: "No creo que lo de la cataplexia sea gratuito".

Y es que, lejos de renegar de pasado televisivo, Jordi Évole se encuentra ahora en otro punto profesional tras su reconocida entrevista a Pau Donés, quien marcaría un punto de inflexión en su carrera profesional. "Quien espere de mí que siga metiendo caña o que entreviste a Ayuso a cara de perro…", reflexiona sobre el periodismo humano que ahora practica en su espacio dominical.

Pese a sus continuas invitaciones, la presidenta de la Comunidad de Madrid sigue sin recoger el guante al equipo de Producciones del Barrio para acudir como invitada a Lo de Évole. "Creo que ahí van a salir conversaciones mucho más ricas", apunta el periodista, animando a que los políticos salten con más frecuencia a medios de comunicación con líneas editoriales no afines.

PREGUNTA. ¿Por qué habéis escogido la entrevista a Juan y Medio para arrancar la temporada?

RESPUESTA. Cuando volví de la entrevista que hicimos aquí en Sevilla durante dos días, y ya teníamos grabado a Pepe Mujica, a Lolita y a una serie de gente que ya tenían como caché para arrancar la temporada, le dije al equipo 'vamos a empezar con Juan y Medio', sin montar el programa ni nada. La conversación con Juan a mí me enriqueció muchísimo.

Yo me fui de aquí habiendo conocido a un tipo que me daba la sensación de que estaba haciendo algo bueno por la sociedad y además con un sector de población al que no sé si siempre tratamos como se merece. Creo que a veces hay mucha condescendencia, mucho paternalismo con la gente mayor y Juan no tiene eso. Juan los trata de tú a tú, hace bromas que a otros no se les permitirían, pero a él se las permite porque tiene gracia y además las hace desde un lugar llamado respeto.

Esa imagen distorsionada que se ha tenido siempre de 'el programa de los viejos de Juan y Medio', creo que ahí hemos pecado un poco todos de elitistas, el mismo equipo del programa me lo decía: 'Nosotros al principio teníamos hasta mala prensa. No era un programa que gozase del favor del público en general, aunque ya nos veía mucha gente'.

P. ¿Cómo es el proceso de selección de invitados?

R. Los elegimos pensando en lo que nos gusta o nos gustaría a nosotros. El equipo muchas veces tiene ideas que a veces son irrealizables. También, últimamente estoy encontrando mejores entrevistas, a veces con gente que igual me ha concedido muchas entrevistas, pero cuando vienen a nuestro programa creo que están como de otra manera.

A Lolita Flores la han entrevistado por delante, por detrás, por el medio, por todos lados. Pero creo que de Lolita, por ejemplo, tenemos una imagen que es muy destacada en Tu cara me suena, pero, por ejemplo, igual no tanta gente sabe que Lolita está todo el año de gira con una función teatral. Y Lolita viene y de repente te cuenta cosas que yo no había visto que contase en otros sitios.

P. ¿Echas de menos la actualidad política de Salvados o estás disfrutando más este formato personal?

R. Lo estoy disfrutando mucho más, pero eso también creo que tiene que ver con la edad. Yo hice Salvados donde me lo pasé muy bien, donde aprendí muchísimo, pero la presión que yo tuve haciéndolo, creo que de alguna manera también me pasó factura. No creo que, por ejemplo, esto que me pasa de la narcolepsia o la cataplexia sea gratuito y seguramente viene por subidones de estrés que en Salvados eran muy habituales. Era un programa que te hacía estar al límite durante muchos meses al año.

Fue, desde luego, el formato que marcará mi vida profesional, pero también fue un formato que me quitó muchas cosas del ámbito personal. Ahora que lo veo con perspectiva, así como en su momento cuando me preguntaban ‘¿pero por qué dejas Salvados?’ y me costaba dar la respuesta, ahora me alegro infinito. Por un lado, porque Salvados se ha mantenido y me ha sobrevivido a mí perfectamente con Gonzo y eso para mí es un orgullo enorme. Que se mantenga la marca con otro presentador, me parece que es un éxito tremendo por parte de Producciones del Barrio y también de La Sexta y de Atresmedia.

Aquí [en Lo de Évole] seguramente me he encontrado más conmigo mismo. Hay un momento personal y profesional de mi vida que me cambia mucho, que es la entrevista con Pau Donés y a partir de ese momento vi que tenía que hacer esa especie de periodismo de entrevista más humana que no deja de ser periodismo, pero es otro tipo de periodismo.

Quien espere de mí que siga metiendo caña o que entreviste a Ayuso a cara de perro... Es que tampoco haría una entrevista a cara de perro ahora con Ayuso, ni con Moreno Bonilla, Pedro Sánchez o Gabriel Rufián. Haría una entrevista donde habría un factor humano que hace diez años no hubiese brillado tanto.

P. ¿En esta temporada contáis con algún invitado de la política actual?

R. Seguramente vamos a tener a Rufián, que es un invitado con el que yo he tenido muchas diferencias públicas, sobre todo en el proceso en Cataluña. Precisamente, puede ser un buen ejemplo de cómo en un momento como este, donde la polarización está constantemente en la boca de todo el mundo, estas tensiones ayudemos también desde los medios a relajarlas.

P. ¿Y con Isabel Díaz Ayuso?

R. No, esta temporada va a ser otra temporada sin Isabel Díaz Ayuso. Se está resistiendo. Todo el mundo tiene derecho a decir que no a ir a los programas, y por supuesto ella también. Me sabe mal porque somos un programa, yo creo que muy transversal, y en el que hemos tenido a todos los presidentes vivos en democracia, sean del signo que sean.

P. ¿Crees que algún día dirá que sí?

R. Yo siempre tengo la esperanza. Soy bastante cabezón y de perseguir a la presa, pero si se da, pues fantástico, porque creo que será una entrevista muy interesante. Entre otras cosas porque tenemos visiones del mundo muy diferentes. Y a mí eso me parece que enriquece.

Yo tampoco tengo que darle mi visión del mundo, es ella la que me tiene que explicar qué es eso del liberalismo y esa manera de entender la libertad, y de haberse apropiado de palabras que hasta ahora no parecían que fuesen palabras de los partidos de derechas y, en cambio, ya ha conseguido un hito que es apropiarse de palabras como libertad. Tienes que ser una crack.

P. ¿Qué excusa os ponen o por qué directamente os dicen que no?

R. No, no hay excusa. Si tú llevas pidiendo una entrevista cuatro años y tú ves que esa persona debe de dar a la semana unas dos o tres entrevistas... Que no haya tiempo para nosotros es una evidencia de que no hay voluntad. Creo que sería muy bueno que personajes que no los ves muy asociados a la línea editorial de una cadena, de un periódico o de una radio, precisamente fuesen a esos sitios como invitados. Creo que ahí van a salir conversaciones mucho más ricas que las que se dan cuando tú vas a un lugar donde todo es cómodo.

Hubo un ejercicio que hizo Pedro Sánchez en la última campaña electoral y es que él, de golpe y porrazo, decide ir a los sitios donde no había ido nunca. Decide ir a Ana Rosa, a El Hormiguero... Es una pena que un año y medio después, yo no le haya vuelto a ver en esos programas incómodos. Me encantaría verle con Herrera o Vicente Vallés.

P. ¿Cuánto pesan los índices de audiencia en tus proyectos?

R. Evidentemente, estoy pendiente de la audiencia. Yo los lunes por la mañana me levanto con esa inquietud de decir, bueno, a ver qué habrá pasado. Son un examen semanal. En nuestro caso, puedes haber estudiado mucho para el examen, pero como ese día te pongan un Real Madrid-Barça en Movistar Plus+, date por jodido. Y eso es así. La televisión es así.

Estamos compitiendo en un territorio que es una selva. Ya no hay franja fácil. Cada programa está ahí peleando por la décima. Los programadores están calculando las pausas de publicidad a ver cuándo se va el otro a publi para quedarme yo y luego rascarle unos cuantos espectadores.

Yo quiero hacer programas que se vean y que se vean mucho. Sé que no vamos a volver nunca más a los índices del cara a cara entre Pablo Iglesias y Albert Rivera, por ejemplo, o cuando hicimos la noche del 23F, donde fueron noches de una media de 5 millones de espectadores y en las que pasaban 10 millones de espectadores. Era una puta locura, pero era un momento de la televisión que no es el actual.

Ahora hay mucha más fragmentación, canales y plataformas en las que la gente se conecta. Ningún programa va a volver a esos índices de audiencia, solo los eventos. Generarlo con un Barça-Madrid es fácil, pero con una entrevista no lo es. Sigo pensando que tenemos la suerte de que todavía sigue habiendo mucha gente que con nosotros la cita el domingo a las nueve y media, es como una misa que toca verla. Además, es muy bonito el haber traspasado generaciones y haber convertido el espacio en algo muy transgeneracional.

P. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de esta temporada?

R. Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido descubrir La tarde, aquí y ahora, el programa de Juan y Medio. Yo lo conocía más o menos porque he tenido la suerte de pasar temporadas aquí en Andalucía y, por tanto, mi familia ha puesto a Juan y Medio y he visto el programa, pero profundizar en él y ver hasta dónde llega la dimensión humana de Juan, a mí me ha enriquecido y espero que hoy también pase.