Los guionistas de entretenimiento, los grandes olvidados: "Guionizar no es sinónimo de mentir o engañar"
"Detrás de cada frase que se dice en televisión siempre hay un profesional del guion que, aunque nadie reconozca su autoría, nunca dejará de hacer su trabajo lo mejor posible"
Hace unos días hubo un encuentro extraño y peculiar, profesionales de La revuelta y El hormiguero intercambiaron opiniones e intimidades con los de otros programas con los que compiten o compitieron, como el desaparecido Babylon Show (Telecinco), de Carlos Latre. El encuentro se produjo gracias a ALMA y el objetivo era analizar la situación (precaria) de quienes escriben los programas de la tele.
El guion de entretenimiento es un gran desconocido dentro de la televisión. Los espectadores no saben que existimos y dentro de los programas también hay sectores que desconocen nuestra función y nuestro valor. Hablar de guionistas concretos está genial y ayuda a visibilizar partes de nuestro trabajo, pero no soluciona el desconocimiento que hay de nuestra profesión.
Es una falsedad muy extendida la de que guionizar es sinónimo de mentir o engañar. Algunos programas intentan ocultarnos o enmascararnos en otras categorías. A pesar de eso, todos tienen guionistas, ya que somos imprescindibles para su funcionamiento.
El guion, como su nombre indica, es una guía, una estructura organizada donde se incluyen los contenidos previos de todo el programa. No siempre el guion es un texto por escrito, ya que se puede escribir directamente en una sala de edición. Un guion contiene ideas, frases, narraciones (serias o divertidas), conceptos, explicaciones y también discursos elaborados para comunicar con los espectadores. Dentro de cada guion está la estructura del programa, sus intenciones, su tono y sus claves, de esta forma es posible mantener la continuidad y que el público pueda identificar sus programas favoritos.
Los textos que incluye un guion no son de obligado cumplimiento. Por eso, quienes presentan, pueden cambiar algunas palabras o frases, pero, inevitablemente, cuando se improvisa sobre algo, previamente tiene que estar ese algo, y a ese algo en televisión se le llama guion de entretenimiento.
Pongamos un ejemplo. En el programa El diario de Jorge hay un guion previo. Lo que dice Jorge Javier no se le ha ocurrido a él, previamente alguien se lo ha escrito. En el guion del programa está la presentación, las entradillas para los invitados, los pasos a vídeo, resúmenes de las historias y, además, cuestionarios para hacer las entrevistas. Luego, durante la emisión, Jorge Javier lo hará suyo (es su rol) y tendrá que reaccionar ante las respuestas de los invitados (con la ayuda de dirección). El resultado final de un programa no anula el trabajo previo de guion y, aunque en la tele no se vea, no resulta comprensible que otros profesionales no lo valoren.
Los guionistas no somos seres extraordinarios, somos personas normales y por eso los hay egoístas, altruistas, de derechas, de izquierdas, apolíticos y también con una completa variedad de gustos y de géneros. Sin embargo, cuando escribimos para un programa nos ponemos al servicio de este y asumimos la personalidad y la intencionalidad que requiera.
Está claro que no es lo mismo trabajar para Eva Soriano que para Pablo Motos, pero alguien podría haber hecho guiones para los dos y hacer un estupendo trabajo. Por eso, el perfil profesional para escribir guiones de entretenimiento es complejo y difícil de encontrar: hace falta capacidad creativa, organizativa y de adaptación a las condiciones y necesidades de cada programa.
Detrás de cada frase divertida, seria, audaz o reflexiva que se dice en la tele siempre hay un/una profesional del guion de entretenimiento que, aunque nadie reconozca su autoría, nunca dejará de hacer su trabajo lo mejor posible.
A finales del pasado mes de octubre hablaron representantes de La revuelta, El hormiguero, Babylon Show, El intermedio, Caiga quien caiga y Gran Hermano. Nos contaron que en El hormiguero solo se encargan de partes muy concretas del programa y no tienen acceso a las decisiones finales, mientras que los de La revuelta hacen lo posible por intervenir en todo y les gusta buscar el humor en sus fortalezas y también en sus debilidades.
Supimos que en Babylon tuvieron más trabas de las que se pueden soportar y eso les pesó, mientras que las representantes de El intermedio reconocieron que su estructura de trabajo está muy organizada gracias al tiempo que llevan en emisión. En resumen, solo se habló de cuestiones técnicas que afectan al guion de los programas, algo normal en otras profesiones, pero que en la nuestra resulta peculiar y extraño. Es urgente que el guion de entretenimiento de todos los programas deje de estar oculto y se reconozca el valor que realmente tiene.
Hace unos días hubo un encuentro extraño y peculiar, profesionales de La revuelta y El hormiguero intercambiaron opiniones e intimidades con los de otros programas con los que compiten o compitieron, como el desaparecido Babylon Show (Telecinco), de Carlos Latre. El encuentro se produjo gracias a ALMA y el objetivo era analizar la situación (precaria) de quienes escriben los programas de la tele.
- He sido guionista de 'El diario de Patricia' y este es mi análisis del programa de Jorge Javier Vázquez en Telecinco Carlos Torres Montañez
- ¿Hay miedo en televisión? El silencio y la autocensura siguen ganando terreno Carlos Torres Montañez
- Un idilio de 8 años: la historia, jamás contada, de cómo el equipo de 'First Dates' luchó para que viera la luz en Mediaset España Carlos Torres Montañez