Lequio pierde por completo las formas y Joaquín Prat tiene que meterle en cintura: "Oye, no. La lías y luego pides perdón"

La relación entre Isabel Pantoja y su hija está rota desde hace tiempo. No se ven y no se llaman, como Isa Pantoja ha explicado en muchas ocasiones, un distanciamiento que no impidió que la joven albergara esperanzas de que su madre acudiera al hospital a verla tras su última operación. Lo hizo con Kiko Rivera cuando sufrió un ictus, pero no con ella, por lo que la colaboradora no dudó en poner de manifiesto su dolor en Vamos a ver, donde Lequio acabó completamente exasperado por este asunto.

Tras escuchar el testimonio de su compañera, Lequio daba un paso al frente para censurar la actitud de la tonadillera: "Lo de la madre desde mi punto de vista no tiene nombre. Lo de Irene Rosales, tampoco. Llevamos una semana hablando de esta operación. ¿Cómo puede decir que no se enteró? Lo sabía perfectamente y está excusando a su marido. Es de risa. Pero es que lo de la madre... los padres tienen que humillarse por sus hijos, para eso los tienen. En casos como este, su madre debería estar ahí", sostenía con la vehemencia que le caracteriza.

"Seguimos dando vueltas a una relación que está más que rota. Lo que dice Lequio de que los padres tienen que humillarse ante los hijos, pero ¿estamos locos o en qué mundo vivimos? Los padres tienen que poner límites", le replicaba Isabel Rábago, con el italiano manteniéndose firme: "Por supuesto que te tienes que comer el orgullo. Te lo comes y si no, no seas padre".

"Ah, ¿o sea que si eres padre tienes que tragar con todo? Pues no", le rebatía la periodista, con su compañero esgrimiendo que "no hay razones, en este caso no hay razones para no ir a ver a su hija. Y más en un caso como este en el que tu hija está recibiendo una operación. ¡¿Pero de qué estamos hablando?!", se ha revuelto todavía más en su asiento Alessandro, muy exasperado.

"Que muy bien, pero resulta que su madre también tiene determinados problemas y ella tampoco se preocupa ni hace por acercarse a ella", le ha hecho ver Rábago, un argumento contra el que él perdía por completo las formas y el decoro: "¡Y una polla!", gritaba Lequio, completamente crispado.

Llegados a este punto, tanto Verónica Dulando como Joaquín Prat se veían en la obligación de pararle los pies y llamarle al orden: "¡Cuidado!", le ha hecho ver la presentadora, con este disculpándose por el exabrupto. Pero su compañero iba más allá, dándole un importante tirón de orejas: "Oye, no, claro, la lías y luego pides perdón. Pareces un niño. Los niños la lían y luego piden perdón y creen que ya se ha solucionado todo. Por favor, ya, vamos a avanzar", le ha afeado, tratando de correr un tupido velo tras la tensión vivida.