La verdad del sorpaso a 'El Hormiguero': "La presidenta de TVE llamaba vago a Broncano"
La cocina del fichaje de David Broncano por RTVE ha acabado en fiesta… tras un camino pleno de cadáveres. Intrahistoria de un parto catódico que salió extrañamente bien
Elena Sánchez, presidenta de RTVE, está reunida con David Broncano para ultimar su fichaje por la tele pública. De pronto, la directiva se echa a llorar. Entre pucheros, le dice a Broncano que el trato se ha puesto casi imposible por las presiones. Muy en su estilo, un perplejo Broncano trata de animarla en plan: Elena, no te vengas abajo, que el trabajo no lo es todo en la vida. Pero las lágrimas de Elena Sánchez, según fuentes conocedoras de esta escena ocurrida hace algo más de medio año, escondían más cosas que el estrés de una ejecutiva al límite.
Bienvenidos a la cocina del sorpaso televisivo más convulso e inesperado de este siglo, con lloros surrealistas, volantazos incomprensibles, purgas épicas… y apoteosis final.
Dolor y dinero
La semana de estreno en la que La Revuelta —nuevo programa de David Broncano en La 1— ha superado sorpresivamente a El Hormiguero en dos ocasiones, a las plataformas de streaming les interesará saber que la intrahistoria del sorpaso da para una ficción bufa con varias temporadas. El serial tragicómico empezó el pasado noviembre, mientras RTVE estudiaba cómo competir dignamente con El Hormiguero, programa de Pablo Motos en Antena 3 que llevaba una década noqueando rivales a lo Mike Tyson.
Tras descartar RTVE varios proyectos ofrecidos por las productoras, y que acabarían en la competencia, a José Pablo López —director de contenidos del ente público y exdirector de Telemadrid— se le ocurrió un nombre rupturista, David Broncano, cuyo contrato en Movistar expiraba ese curso. Era una opción atrevida. Broncano nunca había sido testado en abierto, su audiencia era minoritaria, de tele de pago, no así los vídeos en YouTube de sus programas, que sumaban millones de visualizaciones, dato que animó a TVE a tirarle la caña.
Pero el factor estratégico decisivo para que la pública apostara por Broncano y descartara otras opciones fue que era una opción diferente al resto. "Las productoras ofrecían versiones baratas de El Hormiguero. Pero competir contra Motos con menos de lo mismo llevaba años sin funcionar. La idea era probar otra cosa", cuentan fuentes conocedoras de las deliberaciones en el Pirulí.
Cuando TVE preguntó por Broncano, el presentador estaba cerca de fichar por Telecinco
¿El primer problema al que se enfrentó RTVE para afrontar el fichaje? Ojo al dato: Broncano tenía muy adelantadas las negociaciones para fichar por Telecinco para hacerle la competencia a Motos (visto el pelotazo que acabaría siendo Broncano en TVE, su fichaje frustrado por Mediaset "podía haber cambiado el rumbo de una Telecinco en crisis de audiencia", según fuentes del sector consultadas sobre la cuestión).
El caso es que la presidenta Elena Sánchez dio el ok a ir a por Broncano, cuando el fichaje parecía aún improbable, y cuando los dos principales directivos de RTVE implicados —Sánchez y López— aún no sospechaban que la operación iba a acabar con ambos descabezados…
Tras una primera negativa de Broncano a TVE, y nuevas reuniones, hacia enero, el presentador dio el sí a la pública. Lo que se pactó sería objeto pronto de una polémica mediática y política bestial previa a la tumultuosa aprobación del fichaje por el Consejo de TVE, dividido en consejeros de diversos partidos. Lo que más escandalizó del acuerdo fue su precio y su presunto blindaje, que llegaron a las portadas de los periódicos con gran estruendo.
El precio, 28 millones de euros por dos temporadas, era un buen dineral, pero al tratarse de un programa diario (de lunes a jueves), al compararlo con otros formatos de la casa, se entendía mejor: a TVE le sale el minuto de Broncano a 1.100 euros, por 3.000 euros el minuto de MasterChef o los más de 15.000 euros por minuto del próximo especial de fin de año de José Mota.
Respecto al blindaje, se publicó que La Revuelta tenía dos años garantizados en la franja de El Hormiguero, hiciera la audiencia que hiciera, un contrato sin precedentes en la industria, pero no era así. Según personas que lo han leído, el contrato especifica que si la audiencia iba mal, el programa se pasaría a la noche/madrugada, a formato semanal o se cancelaría directamente (en dicho caso, Broncano intentaría hacer otro programa para TVE).
La boda roja
Pero detengámonos en la guerra interna en RTVE por el fichaje, en concreto en los extraños altibajos de Elena Sánchez, que a) en un Consejo de RTVE, dijo que sí al fichaje y luego que no (se abstuvo para frenarlo), y b) "mareó a Broncano en un sí, pero no constante", según fuentes conocedoras de las conversaciones, que dan una clave política subterránea para entender la ambigüedad y los volantazos de Sánchez tras su sí original al fichaje: "Con el recule, buscaba prolongar su presidencia, que era provisional, y que el PSOE, que le había puesto ahí, no podía garantizar en ese momento, pues todos los pactos de Estado con el PP estaban entonces parados. Elena Sánchez pensó que la manera de blindar su presidencia pasaba por lograr también el apoyo del PP, respaldo que se frustraría si se producía el fichaje de Broncano".
"Sánchez pensó que la manera de blindar su presidencia en RTVE, pasaba por lograr el apoyo del PP, que se frustraría con el fichaje"
El torpedeo del presentador por parte de la presidenta de RTVE llevó al punto de llamar "vago" a Broncano delante de los directivos de RTVE. "Elena quería que la implosión del fichaje pareciera un accidente, fruto de factores externos. Pero no contaba con que ella misma caería en el intento", añaden dichas fuentes.
Este periódico ha contactado con Elena Sánchez para este reportaje y no ha recibido respuesta.
Tras varios Consejos dramáticos de RTVE, e incontables maniobras palaciegas, hubo boda roja en uno de ellos: primero, a instancias de Sánchez, cayó la cabeza de López; luego, la de la presidenta de la corporación, con el voto de los consejeros afines a la izquierda. El fichaje de Broncano fue finalmente aprobado in extremis por la nueva cúpula. "Broncano lo pasó mal porque, aunque es un tipo muy tranquilo, no está acostumbrado a gestionar nuestras mierdas", cuentan desde RTVE sobre la lucha de poder a varios niveles que embarró el fichaje.
¿Cacería o publi gratuita?
Durante el tortuoso salto de Broncano a RTVE, se llegaron a publicar 75 artículos al día críticos con el fichaje; algunos con datos relevantes sobre el contrato, muchos otros en clave ideológica, o Broncano como caballo de Troya de Pedro Sánchez contra El Hormiguero de Pablo Motos. El comité punk de bienvenida a Broncano duró varias semanas.
Si bien la variante política de la bronca mediática tuvo cierto éxito —logró desgastar el poder oficialista en RTVE, al desencadenar una crisis interna grave— el fichaje de Broncano no descarriló, aunque estuvo a punto varias veces. Pero en un ambiente polarizado, lo que no mata, engorda: o los tropecientos artículos contra la contratación de Broncano como la mayor campaña involuntaria de promoción hecha nunca a un programa de televisión en España. "Sin ninguna duda, una de las claves del gran estreno de Broncano, es que le han hecho la campaña sin querer. Presentarle como un señor malvado, una marioneta de Sánchez, tuvo el efecto contrario, a mucha gente empezó a caerle simpático porque pobrecito las cosas que se están diciendo de él. Simpatía por el triturado", añaden desde el ente público.
"Presentarle como una marioneta de Pedro Sánchez, tuvo el efecto contrario. Se generó una simpatía por el triturado"
En efecto, Broncano aún no había fichado por TVE y parte de la opinión pública ya se estaba cagando en el programa de Broncano; pero otra parte, estaba deseando verlo. Efecto llamada inconsciente (durante el verano, la creencia general en ciertos ambientes mediáticos y políticos a la derecha, pero también a la izquierda, era que Broncano llegaría al primer programa tan debilitado por la polémica, que no le duraría dos asaltos a Motos).
Todo ello en un contexto en el que los choques Pablo Motos/Pedro Sánchez llevaban meses galvanizando a la izquierda. Se estaba cocinando la tormenta televisiva perfecta. Pues bien: convertido su estreno en TVE un evento gracias a la controversia, en la nueva batalla cultural a flor de piel, con el morbo de su lucha con Motos como acicate televisivo, político y hasta sociológico, bastó su fuerte share del primer día —un 17%, siete puntos por encima de la media de la cadena, mucho mejor de lo esperado— para que La Revuelta mutara en fenómeno televisivo y adelantara a El Hormiguero dos noches ante el estupor general: por un lado, la intuición decía que, tras el esperado estreno, debía bajar de audiencia, pero siguió subiendo; por el otro, ningún analista vio venir que podía batir a El Hormiguero. Shock cultural total.
Aunque la carrera no ha hecho más que empezar, nadie esperaba un escenario tan disputado, con El Hormiguero ganando solo con sus invitados más top (Victoria Federica y Lamine Yamal) y La Revuelta haciendo buenos datos por random que sea su protagonista (por ejemplo, un surfista vasco discapacitado).
Lo que piensan los de Motos
Dentro de El Hormiguero, los primeros datos de audiencia de Broncano han causado un profundo impacto. "Nos han sorprendido mucho. No creo que haya sido solo a nosotros, nadie se esperaba unos datos así, y menos viniendo de un formato [La Resistencia de Broncano en Movistar] que llevaba seis años en antena y nunca ha dado tanto rendimiento", dicen fuentes del programa de Atresmedia.
Según el relato de estas fuentes internas, a Motos y su equipo les habría perjudicado la politización de la contienda en el access, los programas nocturnos previos al prime time: "Tal y como se ha pintado la situación, da la sensación de que El Hormiguero es un programa para conservadores y La Revuelta es para progresistas. Eso no es así. Ambos estamos haciendo programas de entretenimiento especialmente blancos. Si alguien cree que en Televisión Española van a tener más libertad que en Atresmedia, es que saben muy poco de televisión".
Dentro de 'El Hormiguero', los primeros datos de audiencia de Broncano han causado un profundo impacto. "Nos han sorprendido mucho"
"Algún día tenía que pasar esto" continúan las fuentes de El Hormiguero. "Llevamos 13 años en antena, saliendo todas las noches. En este tiempo, se han hecho decenas de intentos de arrebatarnos el liderazgo del access sin éxito. Ahora, por fin, hay un programa que al menos parece que va a darnos batalla; eso es bueno, tanto para nosotros, porque nos ayuda a seguir mejorando, como para el espectador, que va a tener una temporada calentita".
No obstante, para el largo y medio plazo, desde El Hormiguero, hay dudas de que Broncano pueda mantener el tipo frente a Motos. No solo porque El Hormiguero es un formato más rodado, que mantiene a muchas de sus figuras clave desde sus tiempos en Cuatro, sino por la propia naturaleza de sus directores. Pablo Motos es un trabajador incansable desde que era un chaval y se paseaba tocando la guitarra por plazas e incluso festivales de música. Relatan los que le conocen que se despierta con las primeras luces del día y que a las diez de la mañana ha tenido tiempo para hacer sus ejercicios (ahora es el yoga, pero en el pasado llegó incluso a practicar artes marciales al estilo ninja), revisar el guion y tener el programa encauzado.
"Pablo no descansa. Su vida es el trabajo, así lo ha sido siempre, incluso cuando estaba en programas de radio con una centésima parte de la audiencia de El Hormiguero", detallan. Estas mismas fuentes indican que en los últimos años ha mostrado una cierta relajación, pero que en sus años más intensos, cuando dieron el salto a Antena 3, era capaz de remover Roma con Santiago para conseguir el máximo impacto para su audiencia: "Si había que traer tres elefantes, o un tanque de agua gigante con tiburones para la tarde, se hacía. No importaba el precio, las condiciones o los riesgos: se hacía".
En el otro lado, a David Broncano lo definen como una persona mucho más relajada, que disfruta con el deporte al aire libre y es perfectamente capaz de pasarse un día en casa sin hacer nada. "Es un tío con un talento inmenso, que le sale natural, y de ahí viene el éxito de La Resistencia", afirman personas que le conocen desde su llegada a Madrid. "Broncano no está obsesionado con el trabajo ni con La Resistencia. Es un tío que quiere vivir tranquilo, con sus amigos, su familia y su novia. Sale poco y, cuando lo hace, no se toma una sola copa. En ese aspecto es un poco raro, no encaja con el perfil de presentador con éxito en la televisión. Sí se permite, no lo negaré, algunos lujos propios de quien está cobrando una buena nómina, como viajes impresionantes o una casa fabulosa en los últimos pisos de la Torre de Madrid, en Plaza de España. A lo mejor es lo que se ahorra en copas", explican entre risas.
"Va a su bola", dice otra fuente que ha trabajado con Broncano. "En La Resistencia hacían lo que les daba la gana, sin avisar a nadie. A Movistar los tenían fritos, porque si no le creaban un fuego con una cosa, se lo hacían con otra. La gente de Telefónica nos pedía, con muchísima educación, que tuviéramos cuidado con la política, o con las bromas pesadas, y allí decía que sí todo el mundo y, a la siguiente noche, lo mismo: el que la decía más gorda en la reunión de guion, al programa directo. Tengo la duda, y me consta que ellos también la tenían hace meses, de si Televisión Española va a tener la manga tan ancha como Telefónica. Porque ya no depende de que sean más o menos permisivos, sino que lo están haciendo con dinero público y los está viendo cinco veces más gente que en Movistar, es otro mundo".
El hecho es que Broncano ha hecho una mili salvaje en tele pública durante su vietnamita proceso de fichaje. Si ha sobrevivido, no ya a los ataques de los que no le querían ahí, sino a los lloros de una presidenta de RTVE que decía sí y no a la vez, cualquier tipo de quilombo que tenga a partir de ahora en TVE le parecerá poca cosa. Quizá se lo tome a broma. Pero, por encima de todo, lo hará desde la pachorra de su blindaje, aunque no sea el que supuestamente emanaba de su contrato, sino de otro mucho más poderoso y contra el que casi todos se pliegan en la industria: el de la audiencia.
Elena Sánchez, presidenta de RTVE, está reunida con David Broncano para ultimar su fichaje por la tele pública. De pronto, la directiva se echa a llorar. Entre pucheros, le dice a Broncano que el trato se ha puesto casi imposible por las presiones. Muy en su estilo, un perplejo Broncano trata de animarla en plan: Elena, no te vengas abajo, que el trabajo no lo es todo en la vida. Pero las lágrimas de Elena Sánchez, según fuentes conocedoras de esta escena ocurrida hace algo más de medio año, escondían más cosas que el estrés de una ejecutiva al límite.
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