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Motos y Victoria Federica gasean con azúcar a un anárquico Broncano (y a Latre ni caso)
La noche televisiva más morbosa del año -duelo entre 'El Hormiguero' y 'La revuelta', TVE y Atresmedia, derecha e izquierda- acaba según lo previsto: cortesanismo contra confusión
A un lado del ring: Pablo Motos (El Hormiguero). Al otro, David Broncano (La Revuelta). Segundos fuera.
He aquí (al fin) el duelo televisivo más esperado del año. Motos contra Broncano. Atresmedia contra RTVE. La derecha cultural contra la izquierda costumbrista. Tu tío Paco -el que le gusta el Real Madrid, lleva tres botones abiertos de la camisa y votó a Albert Rivera- contra tu tío Lucas -el que corrió delante de los Grises, tiene una planta de marihuana y viste confuso como un rojo en una boda. Hernán Cortés contra Mahatma Gandhi. La panceta contra la quinoa. Colesterol o macrobióticos. Vinito español o calimocho. Julio Iglesias contra Macaco. El "ser bohemio, poeta y ser golfo me va" contra el "escucha la llamada de Mamá Tierra". El "mariconadas las justas" contra el buen rollito. Borbones o traperos. La guerra cultural nuestra de cada día.
El Hormiguero empezó tan fuerte la semana pasada -con Rafael Nadal y Carolina Marín tras su dramática lesión olímpica- que uno se preguntaba si no habrían quemado sus naves demasiado rápido. Pero la agenda de Motos es más larga que el universo conocido. El nombre de su primera invitada contra Broncano fue: Victoria Federica de Todos los Santos de Marichalar y Borbón (no intenten repetir este nombre con un polvorón en la boca). Victoria Federica, nieta de Juan Carlos I, hermana de Froilán de Todos los Afters, influencer castiza, la España que madruga porque aún no se ha ido a la cama, gran esperanza blanca monárquica para seguir llenando portadas del Hola hasta el día del Juicio Final.
En efecto, cuando parecía que la influencia borbónica había perdido peso en el país, resurge Victoria Federica para explicarle a los hippies de TVE quién manda aquí y que el que tuvo retuvo. El 23-F posmoderno. Pablo Motos con la Constitución. Este artículo se autodestruirá dentro de cinco segundos...
La presencia de Victoria Federica tenía un morbo indudable porque, a pesar de estar hasta en la sopa, en redes y cuché, seguía siendo una desconocida para el gran público televisivo. ¿Resultado? Puesta de largo amable en El Hormiguero. Federica estaba ahí para, entre otras cosas, promocionar su presencia en el concurso de Antena 3 El Desafío, que se emitirá en enero, y Motos resumió así. "Nos has dejado a todos alucinados con tu coraje, valor y ternura". No fue la única muestra de cortesanismo sofocante.
Un borbonismo tan azucarado -con celebración del cumpleaños de la invitada; Motos y Federica comieron tarta juntos- que acabó siendo más aburridillo que otra cosa. Tampoco parece que la invitada diera más de sí.
La misma mierda
Broncano empezó fuerte su primer programa: amagando con rasgar un cartelón con la bandera de España. “He estado a punto de romper España y no es eso lo que queremos hacer”. Risas a costa de su polémico fichaje por la pública. "Pedro Sánchez no me ha puesto aquí como si fuera su primo tonto del pueblo". "No hemos venido a hacer propaganda del gobierno", aclaró.
"¿No somos los sicarios de Pedro Sánchez? ¿No vamos a lavarle el cerebro a la gente para que acaben todos gays o menas al final del programa?", añadió Ricardo Castella, cerebro gris número dos de la función.
Todo en un tono atropellado (buenos chistes sobre el papel, la ejecución ya tal) típico de un debut televisivo, y con tantas metareferencias (sobre la controversia y sobre su programa anterior) que uno se pregunta si el espectador veterano de TVE se habrá enterado de algo. ¿Ceremonia de la confusión?
Broncano aterrizó en TVE gracias a su influyente late en Movistar: La Resistencia. Quien sospechara que en TVE iba a hacer exactamente lo mismo, no se equivocó: "La misma mierda con otro nombre", anunció la cuenta de Twitter del programa. ¿Qué podemos decir de esto? Varias cosas contradictorias. 1) En los últimos meses, y esto es una opinión personal, La Resistencia empezaba a sufrir un poco de desgaste, de sensación de repetirse. 2) ¿Para qué vas a cambiar la fórmula cuando te va bien? 3) ¿Acaso no lleva El Hormiguero haciendo el mismo programa con éxito desde hace tropecientos años?
Aunque las audiencias no se conocerán hasta este martes por la mañana, el duelo por el share empezó algo descafeinado, en una estrategia de control de daños de La Revuelta, tirando la toalla de antemano: “Pablo Motos nos va a pisar la cabeza”, dijo Broncano hace unos días, coro resignado al que se unieron directivos de TVE. No es de extrañar que tuvieran miedo -El Hormiguero ha arrancado temporada haciendo cifras vertiginosas- pero también hubo la típica pachorra sureña de Broncano. El hombre no ha llegado hasta aquí agobiándose. Y cuando decimos "hasta aquí" nos referimos a la salvaje lucha por la audiencia. Más que un presentador estrella, Broncano parece un surfista fumeta, ese es su encanto entre la chavalada, pero está por ver que al telespectador madurito de TVE le haga tilín. Ese, y no la cuerda ideológica de Broncano, es el gran interrogante industrial que se resolverá estos días.
¿La idea más punk del primer programa de La Revuelta? En medio del intimidante despliegue de famosos de Motos, y de los rumores sobre con qué bomba desactivarían a Victoria Federica, Broncano apostó por un campeón vasco de surf para discapacitados. Más random imposible. Quédate con tus celebrities, Pablo Motos, que el underground está de mi parte. Lo que piensen en TVE de esto ya tal, pero Broncano ha venido a hacer su programa.
El contexto
Como habrá personas que no hayan entendido una sola palabra de esta crónica, les pongo en antecedentes. 1) El Hormiguero lleva años siendo líder de audiencia. Aunque nunca ha abandonado el entretenimiento blanco/familiar, desde la pandemia subió su énfasis político, con guantazos a Pedro Sánchez a mano abierta: "Me da miedo su idea de país", dijo una noche Motos. 2) TVE decidió fichar a Broncano por 28 millones de euros por dos temporadas, mucho dinero para la pública, pero en la línea de lo que le vale El Hormiguero a Atresmedia. 3) La oposición política puso el grito en el cielo (el relato "Sánchez ficha a Broncano para acabar con su enemigo Motos" triunfó en muchos medios). 4) RTVE implosionó durante la errática gestión del fichaje del presentador (o Broncano como excusa para resolver juegos de poder: cayeron la presidenta del ente y el jefe de contenidos).
Durante las entrevistas previas a su debut, Broncano se quejó de haber sido víctima de la polarización, ese mecanismo infernal que no hace prisioneros. “Se ha agudizado el empleo de cualquier cosa que sirva para atacar al rival político. Desde los dos lados, también en la izquierda. Y esto es perfecto: “El Gobierno mete a un chaval para hacer la competencia al otro que simpatizaba con tal”. Es fácil. Y la gente está deseando tener herramientas para meterse con el Gobierno. Pues soy un regalo”, contó a El País.
Es efecto, puede que se esté exagerando la capacidad de titiriteros como Motos y Broncano para convertir el entretenimiento en política, es lícito preguntarse hasta qué punto el costumbrismo broncanista (preguntarle a un trapero si fuma porros o va mucho al baño) es un arma electoral letal, pero la realidad del año 2024 es la que es: cada vez que Motos o Broncano abren la boca, sube el pan (algunos analistas creen que la entrevista de Motos a Sánchez en las pasadas generales, con el presidente del Gobierno a la ofensiva, fue el momento más decisivo de la campaña).
Actor secundario Bob
Como suele ocurrir, esta polarización catódica ha tenido una víctima colateral, el invitado de piedra, Carlos Latre, que lanzó Babylon Show para competir con Motos y Broncano y ha sido mayormente ignorado, en parte porque no hay morbo político donde rascar, en parte porque su programa es tan atractivo como una colonoscopia (resumiendo: cacofonía de gruesas humoradas con menos estructura que una tortilla de Ferrán Adrià).
Mediaset optó por lanzar Babylon Show antes que sus rivales para que llegara rodado, y ocurrió exactamente lo contrario, se presentó al Día D extenuado y moribundo, con audiencias en picado y recortes en sus días de emisión (de cinco a tres). Todo apunta a que Babylon Show tendrá pronto nicho en el cementerio de programas que quisieron hacer la competencia a El Hormiguero y murieron en el intento.
¿Le ocurrirá lo mismo a La Revuelta? Pues este es un poco el tema a medio plazo. ¿Qué pasará si hace datos terribles de audiencia? Pues todo y nada. Todo porque los múltiples enemigos de la entente Perrosanxe/Broncano/TVE/Mayodel68/ETA/Laabuelafuma sacará los cuchillos. Nada porque Broncano firmó con TVE un contrato blindado llueva o truene. ¿Qué ocurrirá cuando si vinieran mal dadas? Con toda seguridad nos esperan meses de polémica turra y empate catastrófico (si no en audiencias, entre bloques ideológicos).
Conclusión del primer duelo Motos/Broncano: uno se pasó con el azúcar y el otro con el barullo. Borbonismo o caos. Victoria Federica o anarquía. Ustedes verán.
A un lado del ring: Pablo Motos (El Hormiguero). Al otro, David Broncano (La Revuelta). Segundos fuera.
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