Jorge Javier Vázquez desafía a los 'haters' de 'Gran Hermano': "Si nos acusan de tongo, que lo demuestren"

Uno de los formatos más queridos por los telespectadores regresa de la mano de otro de los rostros más requeridos ahora por el público anónimo. Jorge Javier Vázquez charla en exclusiva con EL CONFI TV, antes de coger las riendas de Gran Hermano 2024 y en pleno periplo de El diario de Jorge por la sobremesa de Telecinco.

No suele esquivar pensamientos, y una vez más lo demuestra compartiendo con el público el sentir por su rigurosa actualidad en la televisión. El comunicador más representativo de la cadena principal de Mediaset ya está listo para exhumar un reality show que lleva un septenio restableciéndose para brillar como siempre lo hizo.

"El diario de Jorge' creo que va a ser el proyecto de mi vida. Lo tengo claro"

Jorge Javier tuvo la valentía de canjear su infalible potencial como maestro de ceremonias del mundo del papel couché, para entregarse en cuerpo y alma a las historias de la gente de a pie. Conocedor del explosivo cambio, tanto en su profesión como en la empresa para la que lleva décadas trabajando, reflexiona sobre la ardua labor que supone introducir un nuevo proyecto en una franja de programación tan guerrera como la del access prime time.

PREGUNTA. ¿Cuáles son los puntos fuertes de esta nueva temporada de Gran Hermano 2024, el reality estrella de la televisión?

RESPUESTA. Fundamentalmente nos acompaña la expectación. He detectado muchísima expectación en el FesTVal de Vitoria, la gente recibía la propuesta con muchísimo entusiasmo y creo que ha sido muy beneficioso estar unos años descansando. Me parece que eso ha sido un acierto y que ahora llega en el momento oportuno.

P. Vuelve la marca Gran Hermano, 7 años después, ¿vamos a notar mucha diferencia desde la última edición? ¿Se han solventado las principales polémicas que llevaron al formato a su desaparición?

R. También hay un momento en el que los formatos necesitan un descanso. Creo que este tiempo de descanso, en el que la gente de la productora estaba haciendo otras cosas y otras historias, nos viene bien a todos para volver con la mente abierta, preparada, con muchísimo entusiasmo y, sobre todo, teniendo muy en cuenta lo que los espectadores quieren. Nosotros esperamos estar a la altura.

P. La últlma edición emitida con desconocidos o la de Secret Story 2 no funcionó, ¿se habrá esfumado ya esa supuesta maldición con la versión de anónimos?

R. Es que yo creo que no ha habido maldición. Nos olvidamos de que la última edición se emitía en pleno procés de Cataluña y que todas las noches había un especial de Antonio García Ferreras que arrasaba. En ese momento, la actualidad mandaba de una manera brutal y la gente estaba muy expectante de todo lo que estaba pasando allí. Era una audiencia que, durante ese trimestre, estaba mucho más preocupada por lo que estaba sucediendo en Cataluña. El reality estaba en otra parte.

P. ¿Y esa teoría de que la casa de GH funciona mejor con famosos que con personas desconocidas para el público?

R. Tradicionalmente, las audiencias nos han dicho que con el VIP arrasábamos y llegábamos a unos niveles de audiencia que en los últimos años no lo consiguió la edición con anónimos, es verdad. Pero, llegados a este punto, creo que era necesario volver a los anónimos. Hay que estar agradecidísimo de todos los concursantes que han pasado por todas las ediciones de Gran Hermano y los de los VIP, pero ha llegado un momento en el que hemos tirado tanto del mercado, que necesitamos que el mercado se regenere y vuelva a crecer. Es una inversión de cara al futuro.

En la rueda de prensa del FesTVal, vi a Suso Álvarez o Ismael Beiro y pensé, es que esos señores también fueron anónimos. Y fíjate todo lo que nos han dado. Tenemos que dar la oportunidad de que aparezcan y crezcan nuevos perfiles para que convivan con los que ya tenemos y se enriquezcan entre ellos. Ahí Mediaset siempre lo ha sabido hacer bien.

"La gente expulsa a concursantes que como programa y productora no quieres que se vayan"

P. Después de años consumiendo multitud de realities, muchos telespectadores desconfían de la transparencia de estos formatos, sobre todo, a la hora de ejecutarse las expulsiones o de nombrar al ganador, ¿qué le dirías a esta porción de audiencia que desconfía del sistema de votaciones?

R. Que si estuvieran en reuniones de escaleta, porque, hay muchas veces, y yo lo he vivido, que, en realidad, la gente expulsa a concursantes que, como programa y productora, no quieres que se vayan porque sabes, perfectamente, que si se van ellos puede dejar de fomentarse una trama.

Y hay una cosa que es incontestable, si hubiera habido tongo, ¿no hubiera salido? Entiendo que se especule con todo, pero las teorías conspiranoicas… Si nos acusan, yo digo: "Que lo demuestren". Es muy fácil acusar, pero cuando hay alguien que hace una acusación de estas características, lo que tiene que hacer es demostrarlo. Y, si dices esto y no lo demuestras, te conviertes en un propagador de bulos. No hay más.

P. ¿Y a aquellos otros que critican el concurso o al presentador, en este caso tú, pero lo siguen consumiendo?

R. A todos estos los tenemos que perder. Ya lo decía la legendaria Encarna Sánchez: 'Oyente cabreado no cambia de canal'. Yo es que creo que los haters son también una forma de amor. Yo he estado viendo en televisión a gente que no soporto. ¿Por qué? Porque me provocan algo. Es mucho peor la indiferencia, pero los haters tienen que saber que odiar es una forma de amar, y probablemente ellos no lo sepan.

P. Y hablando de amor, creo que te has pillado hasta las trancas de tu último proyecto, ¿puede que El diario de Jorge sea la propuesta televisiva en la que más estés disfrutando de toda tu carrera?

R. En cuanto me lo dijeron se me dibujó una sonrisa y veo que no me equivocaba. Me está produciendo momentos muy felices. Me siento contento por muchísimas razones. Primero, porque tengo la sensación de volver a empezar, a mis 54 años, que pensaba que todo estaba hecho. Eso hacía muchísimos años que no lo experimentaba. Y volver a empezar, además, en una franja horaria en la que tenemos que salir a entregarnos y a darlo absolutamente todo, a no dar nada sentado, y eso te coloca en otro lugar de aprendizaje.

Lo estoy viviendo con muchísima intensidad. Estoy muy contento con el equipo, muy contento con la directora, con la que me reúno todos los días de 13:30 a 15:00 horas. Estamos todos a una y es muy emocionante ver el nacimiento de un proyecto.

"Que nadie espere milagros con 'El diario'. Esta no es una labor de semanas, sino de años"

P. ¿Por qué le está costando al formato hacerse un hueco en la sobremesa diaria?

R. Primero, porque nos hemos tenido que enfrentar a hechos que suceden cada cierto tiempo y que nos olvidamos del impacto que tienen. Por ejemplo, los Juegos Olímpicos siempre que aparecen nos olvidamos de que son cada cuatro años y que evidentemente la gente se engancha a todos estos deportes que, probablemente, en su vida cotidiana no ven, y cuando ganan están ahí. Luego, ha aparecido La Vuelta (ciclista), que este año, además, está teniendo especialmente mucho tirón. Yo no pensaba que La Vuelta iba a tener tanto tirón y nos están pillando las finales de etapa justo de 16:00 a 17:30 horas, cuando estamos nosotros.

Además, estamos en verano y estamos ofreciendo un producto totalmente distinto del que Telecinco llevaba ofreciendo durante 15 años seguidos, como mínimo. Hablamos de información de corazón (Sálvame). Y llegamos nosotros con historias de gente anónima. Creo que quien pensara que eso iba a ser sencillo, estaba muy equivocado. Sabemos que nos espera todavía un largo recorrido. Ahora empezamos con cambio de consumo, porque se terminan las vacaciones de verano, la temporada realmente para muchos arranca la semana que viene y vamos a ver una variación de audiencia. Eso sí, que nadie se espere milagros, porque esto es una labor, no de una semana, ni de meses, sino, probablemente, de años. Esto es así y lo tenemos metido en la cabeza desde el principio.

P. La competencia parece estar coqueteando con tu contenido, ¿crees que el hecho de que Sonsoles Ónega haya incluido testimonios en su programa Y ahora, Sonsoles es señal de que le inquieta tu regreso a la sobremesa de Telecinco?

R. No tengo ni idea, pero lo que me está gustando de toda esta historia es que estamos preocupados por lo que hacemos nosotros, por que las piezas encajen y el programa sea mejor. Somos perfectamente conscientes del camino que tenemos por delante y dentro de ese camino, la verdad, no estoy pendiente de ver lo que hacen los otros. Estamos muy metidos en nuestra historia.

"La franja de las 16:00 hasta las 17:30 es tan complicada como la del access prime time"

P. Quien se mete en tu plató a diario es Ana Rosa Quintana para que le cedas el testigo de la tarde, ¿vives con miedo de que se inquiete por la herencia de audiencia que le deja El diario de Jorge a TardeAR?

R. Yo creo que no. Al menos le estamos dejando buen arrastre y algún día ya ha ganado a Sonsoles Ónega o, como mínimo, empata. De todas maneras, de 16:00 a 17:30 horas es una franja complicadísima, que yo ya la viví en Sálvame limón. Es una hora tan complicada como el access prime time. Y como ya he vivido eso, ahora estoy con tranquilidad para lucharlo y mejorar día a día. Lo que más me gusta de todo esto es que, en un momento en el que todo tiene que ser tan rápido, aquí y ahora, nacemos y salimos con la idea de que esto no se va a conseguir de hoy para mañana, sino que es un trabajo de tiempo.

P. Entonces, ¿contáis con la paciencia de la cadena?

R. A mí en ningún momento me han trasladado ningún tipo de inquietud, al contrario. Están muy contentos con el producto. Pero, vamos, nos levantamos todos los días con el trabajo de luchar y mejorar, arañando décima a décima.

P. Babylon show no termina de enmendar la franja horaria contra El Hormiguero, ¿volverías a sentarte en la mesa de Cuentos chinos si Telecinco te suplica ayuda para su access prime time?

R. Yo ahora mismo me quedo con mi Diario, porque, sinceramente, creo que va a ser el proyecto de mi vida. Lo tengo claro. Babylon lleva unos cuantos programas… En la televisión, a veces, de manera muy casual, un programa tiene tiene éxito desde el principio, pero no es lo normal. Lo normal es que el programa se vaya haciendo con el tiempo.

Programas que están ahora en antena y que llevan muchísimo éxito, me gustaría que repasáramos cómo eran sus audiencias al principio. Esto solamente se consigue con el método de pico y pala, no queda otra. Creo que hemos perdido la paciencia y queremos resultados muy rápidos, y la paciencia y la televisión no son buenos compañeros.

P. ¿Tienes 100% claro que no volverás a hacer corazón? ¿Ni aunque lo metiesen suavemente en El diario de Jorge como reclamo a la audiencia?

R. No me gustaría, porque no es el programa. Todos estamos a una en la apuesta. No quiero echar mano de lo que ya conocemos para subir la audiencia, ese camino ya lo hice. Es que llevo cerca de 28 años haciendo corazón, entonces, me producía cierto cansancio, porque, creo, que en corazón ya lo había hecho todo. El corazón es una escuela brutal, pero necesitaba descansar, porque creo que también el terreno está cada día más complicado y es muy difícil hacerlo. Cuando yo empecé a hacer corazón no existían redes sociales y los personajes querían hablar, ahora es muy difícil, porque son los propios personajes los que cuentan sus vidas a través de las redes. El efecto sorpresa ha desaparecido.

El corazón llamaba la atención cuando había escándalos de por medio, pero la sociedad también, con esa mirada hacia el otro, ha variado muchísimo. Afortunadamente, nos escandalizan cada vez menos cosas. Si no hay un corazón con conflictos, tensión, intrigas… tiene poco sentido. Está complicado de hacer, pero siempre va a existir. Yo creo que lo que necesita hacer es reformularse, aunque no sé hacia dónde puede tirar.

"En mi baja aprendí a que tenía que construir una vida aparte de la televisión"

P. ¿Qué enseñanzas adquiriste durante tu larga etapa de baja laboral y qué consejo darías a quienes estén pasando por la misma situación en esta profesión?

R. Una de las cosas más importantes que aprendí es que es inútil intentar controlarlo todo. Me ayudó a entender que lo único que puedes hacer por tu vida laboral es ir a trabajar e intentar hacerlo lo mejor posible. Hay muchas historias que, al final, no dependen de ti, y eso da muchísima tranquilidad. Ese afán de tener que tenerlo todo controlado. Aprendí que siempre tienes que estar con la maleta preparada y a tener muy claro que, cuanto antes te prepares para tu jubilación, muchísimo mejor.

Llegar un día y que por las circunstancias que sean se haya acabado tu carrera… Tienes que tener un plan B para llenar tu vida, porque, si no, sí que existen complicaciones. Lo que aprendí es a tener claro que tenía que construir una vida aparte de la televisión.

También he aprendido que a la gente de la televisión que nos suelen decir mucho: '¿Por qué no se jubila, si tiene mucho dinero?'. Al final la jubilación es una decisión personal e intransferible. Cada uno sabe en qué momento tiene que dejarlo, por mucho que te digan, es algo que debes decidir tú, porque, a lo mejor, te queda alguna esperanza que seguir y esa esperanza te mantiene con vida. El querer irse tiene que nacer de ti y cuando uno lo deja es porque ya lo tiene claro.

Yo nunca le diría a nadie que se jubilara. Yo tengo 54 años, ¿en cuánto está la esperanza de vida? ¿Me levanto mañana ya sin nada qué hacer? Yo vengo de una familia en la que siempre hemos trabajado, pero si hubiese tenido una que haya vivido siempre de rentas, pues te haces así una vida y conoces a gente que tampoco trabaja nunca. Pero, si has trabajado toda tu vida, me parece que aquella gente que dice: 'Lo dejaría todo y no trabajaría', cuidado con eso. Hay gente que le han tocado millones y mira cómo han acabado y cuántos se han suicidado.

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N. Costas

Los presentadores de televisión somos humanos como todos y tenemos los mismos miedos. Yo a los 54 años me veo capacitado para seguir trabajando. Mentalmente es muy sano, porque tienes que seguir experimentando sensaciones de estar cansado, no tener tiempo para esto o lo otro, seguir relacionado laboralmente con gente… No es solo el trabajo, sino todo lo que supone. Jubilarse es un camino de años, porque para cuando me llegue el momento, aparezca con entusiasmo y que no sea una condena.