He sido guionista de 'El diario de Patricia' y este es mi análisis del programa de Jorge Javier Vázquez en Telecinco

He visto El diario de Jorge, el nuevo programa de testimonios de Telecinco. Los datos de audiencia no han sido buenos, pero mi impresión (como espectador y profesional de la tele) es que solo necesita algunos ajustes para ser un gran programa.

En televisión, ningún arranque es fácil, mucho menos si pretende contar historias personales en directo y con recursos poco rodados. El programa me gusta e intuyo que hay detrás un equipo trabajando muy duro. También tengo que decir que Jorge Javier Vázquez me ha sorprendido positivamente. Se le ve implicado y entregándose con cada uno de los invitados. Sin embargo, también he visto cosas que no me han gustado.

El primer fallo que vi lo cometieron en el arranque de la promoción, ya que se anunció como el retorno de El diario de Patricia, un espacio que con los años se ha convertido en un mito y los mitos ya sabemos que son inalcanzables. Además, de esa forma le usurpaba identidad propia al nuevo programa. Semanas antes del estreno intentaron rectificar, pero el daño ya estaba hecho y, por tanto, las comparaciones son inevitables.

"Tiene la ventaja de ser un programa en directo que puede ir buscando soluciones e implementándolas día a día"

En El diario de Patricia de 2007 (por ejemplo) había muchas salas y se contaban historias complejas con facilidad, pero eso no siempre fue así, cuando empezaron en 2001 el programa contaba historias sencillas y directas. Con el tiempo fueron creciendo en recursos narrativos a los que se sumaron múltiples salas, llegando a su punto álgido en la temporada 2006-07 donde ya todas las salas estaban a pleno rendimiento y cada una tenía una función muy concreta y tanto espectadores como invitados (y el equipo) las conocían a la perfección.

El diario de Jorge es un talk-show dinámico con (al menos) dos partes en conflicto y que busca continuamente la sorpresa, la del espectador y también la de los invitados. Sin embargo, en esta primera semana también han estado sorprendiendo al presentador y al equipo de realización, pues ha habido momentos de verdadero desconcierto. El diario de Jorge es un programa muy difícil de hacer, pero que debería ser fácil ver. Ahí aún les queda tarea.

Como espectador lo que realmente me importa es que los invitados sean de verdad y cuenten lo que de verdad quieren contar y eso es algo que ya he visto en el programa, no en todos los casos, pero sí en muchos. A mi manera de ver, no se trata de hacer locuras para sorprender al espectador, porque las sorpresas deben llegar con la mayor naturalidad posible. La pasada semana tuvieron a una chica joven que iba a decirle a su pareja que quería tener un hijo. Su pareja, mayor que ella y con varios hijos, no tenía tanta prisa. El caso adquirió una especial relevancia cuando conocimos a la madre de ella, que tampoco veía la necesidad de ser abuela de forma inminente. En mi opinión, este es el paradigma de un caso ideal: tres personas normales que tienen buena relación, pero con un conflicto difícil de resolver. El programa lo planteó de forma magistral, ya que con una simple prueba de embarazo puso en tensión a los protagonistas y a todos los que estábamos viéndolo por la tele. Esa es para mí la magia que tenía El diario de Patricia, y es que no solo se contaba el problema, sino que el espectador lo podía ver y compartir con los invitados. Esa magia la he visto esta semana en El diario de Jorge.

Como ya he dicho antes, Jorge Javier está dándolo todo y esa es una buena noticia, pero no debería dar tanto, porque hay idas y venidas innecesarias. Ya en los últimos días de la semana ha habido un cambio y Jorge Javier, en vez de ir a tal o cual sala, hablaba con el invitado a través de la pantalla. Bueno, no es una solución moderna, pero al menos rebaja el trasiego. Lo que no entiendo es por qué el presentador no tiene un lugar fijo desde el que dirigir los movimientos de los invitados. En ese aspecto, también me cansa (como espectador) tantas entradas y salidas, los invitados que han contado su historia se podrían quedar, así se reducirían movimientos y no se vería el set principal tan grande y vacío. El decorado también habla del programa: un plató grande y vacío al principio es promesa de que allí van a pasar (muchas) cosas, por eso, un plató lleno de personas al final del programa es la confirmación de que allí han pasado (muchas) cosas, lo contrario es desconcertante.

A El diario de Jorge le falta rodaje, eso es normal, pero tiene la ventaja de ser un programa en directo que puede ir buscando soluciones e implementándolas día a día. En tan solo una semana la evolución ha sido buena, aunque haya ido perdiendo espectadores, pero está en pleno arranque. Para sacar conclusiones más certeras de audiencia será necesario ver la evolución a lo largo de agosto y, sobre todo, después, en septiembre, cuando ya se enfrenten a una competencia real. Aunque, si para entonces han encontrado su propia identidad, nadie podrá rivalizar con ellos.

Carlos Torres Montañez (@carlosTMzeta) es guionista de programas de televisión y fue guionista de El diario de Patricia entre 2005 y 2008. En mis años como profesional de la televisión he aprendido que los espectadores pueden ver detalles que a nosotros se nos escapan. Hacer televisión es muy difícil, mientras que verla y hablar mal de ella es fácil y destructivo. No pretendo destruir a nadie, al contrario, quiero ayudar a mejorar los programas...