"¿Tú quieres ver cómo me voy?": ultimátum en plena grabación de 'Pesadilla en la cocina'

Las cosas en el restaurante La Bámbola (Málaga) no han ido nada bien. La tensión, las voces y las amenazas de abandono han protagonizado la mayoría de las grabaciones de Pesadilla en la cocina, y en una de ellas la dueña casi cumple su palabra.

Fue la segunda vez que María Jesús quiso coger la puerta e irse por la actitud de Jose ante los problemas del restaurante. A pesar de llevar la cocina y la clientela para adelante, la economía del local y la lista de la compra, la mujer tuvo que lidiar con las prisas de su marido, pero sin que él aligere en su trabajo en el salón de comidas.

"¿Quieres que me vaya y te pones tú? ¿Quieres verlo?"

Ya tuvo un primer intento de abandonar y tirar la toalla. Echó a llorar y su hermana la frenó y calmó para que continuara con el servicio, al margen de la presión que estaba suponiendo ese servicio, y sobre todo la actitud de José, que entorpecía todo el trabajo del equipo.

Hubo una tercera, aunque sin verbalizar que se marchaba, y aquí Chicote tuvo que abrazarla, mientras lloraba a lágrima viva. Nuevamente, el gerente del establecimiento volvía a ser la razón de su bajón, aunque ni siquiera se arrimó para consolarla. La tercera, ya con el restaurante completamente reformado, nueva carta de comidas y los ánimos supuestamente reconfortados, casi la cumple y deja la grabación.

A poco de finalizar el primer servicio con un restaurado local, el marido, como camarero, no dejaba de meter presión a su mujer para que sacase sus platos, ya que tuvo varios errores al realizar las comandas y muchos de ellos no salieron o se equivocaron de mesa. "Venga, venga", repetía Jose constantemente, poniendo a María Jesús de los nervios.

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Á. R

"¿Quieres que me vaya y te pones tú? ¿Quieres verlo? ¿Tú quieres ver cómo me voy?", le advirtió ella a voces, poniendo en serio peligro la continuidad del servicio, ya que era el pilar fundamental, no solo de la cocina, sino del establecimiento al completo. Finalmente, y después de calmarla su propia madre, que acudió como invitada a comer, y del chef televisivo, la dueña permaneció y pudo terminar el servicio.